La detección de una cuarta fuga en los gasoductos rusos Nord Stream parece disipar cualquier otra opción que no sea el sabotaje para explicar esos escapes, cuyo origen investigan las autoridades danesas y suecas, mientras Alemania evalúa los daños medioambientales en el Báltico. Las fugas provocarán emisiones tóxicas por el equivalente de 7,5 millones de toneladas de CO2, según un comunicado emitido ayer por la Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA) y basado en estimaciones sobre el volumen de gas acumulado en esas tuberías.

Aunque ni el Nord Stream 1 ni el 2 estaban en servicio, la condensación de gas en su interior permite estimar, según ese organismo, que en total se liberarán a la atmósfera 0,3 millones de toneladas de metano, considerado mucho más dañino que el CO2, recuerda la UBA. Una tonelada de metano provoca un calentamiento igual al de 25 toneladas de CO2, por un periodo calculado de 100 años.

La ministra alemana de Medioambiente, la verde Steffi Lemke, había avanzado ya el miércoles que la fugas no entrañan a peligros graves para el ecosistema marítimo, pero sí para la atmósfera.

Búsqueda de autorías

Al Nord Stream, nacido en 2005 de una alianza de intereses entre el entonces canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente ruso, Vladímir Putin, se le identificaba como pieza fundamental en la dependencia energética de Alemania respecto a Rusia.

La aparición ahora de las fugas ha desatado las acusaciones de sabotaje, desde los países afectados –Dinamarca y Suecia–, desde Alemania y resto de la Unión Europea, así como Estados Unidos. Incluso Moscú utiliza ese término, aunque la búsqueda de autorías va en direcciones opuestas.

La cuarta fuga se suma a las tres detectadas entre el domingo y el lunes y está localizada en el segundo gasoducto, con lo que en total existen dos fugas en cada tubería, dos en la zona danesa y dos en la sueca, todas en aguas internacionales.

Dinamarca y Suecia han abierto sendas investigaciones, que avanzan no obstante con lentitud debido a que sigue saliendo gas de las tuberías. La Dirección General de Energía danesa informó de que ha salido más de la mitad del gas y que el flujo podría detenerse este domingo, lo que permitiría una inspección submarina. Los sectores eléctricos y gasísticos de Dinamarca y Suecia han elevado el nivel de alarma sobre sus instalaciones con motivo de las fugas, y lo mismo ha hecho la vecina Noruega, a pesar de que no tiene costa en el Báltico, incluyendo presencia militar.

Petición de rusia

El Kremlin llamó ayer a iniciar una investigación internacional urgente de las fugas detectadas en los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en el mar Báltico, una situación que calificó de “extremadamente peligrosa”. “Se trata de una situación extremadamente peligrosa que demanda una investigación urgente. Todo dependerá de la situación. Naturalmente será necesaria la interacción de varios países”, afirmó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.

No obstante, el representante del Kremlin evitó definir categóricamente como un “atentado terrorista” la rotura de los gasoductos.

Advertencia de la otan

Por otro lado, la OTAN aseguró ayer que responderá “unida” y con “determinación” a ataques deliberados contra infraestructuras críticas de los aliados, como cree que ha sido el caso de los gasoductos Nord Stream, objeto de “actos de sabotaje deliberados, imprudentes e irresponsables”.

“Nosotros, como aliados, nos hemos comprometido a prepararnos, disuadir y defendernos contra el uso coercitivo de la energía y otras tácticas híbridas por parte de actores estatales y no estatales”, indicó en una declaración el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la OTAN.

Además, señalaron que los daños sufridos por los gasoductos Nordstream 1 y Nordstream 2 son “muy preocupantes”.