Logroño es una ciudad abierta, diversa y hospitalaria, que aúna tradición con modernidad; identidad y patrimonio, con diferentes espacios, edificios históricos y centros para el arte y la divulgación científica.
Logroño es gastronomía, de la de siempre, pero también sofisticada. Con estrella Michelín o con espíritu popular, con un planteamiento cosmopolita o centrados en enaltecer la tradición, los restaurantes logroñeses proponen sabores enraizados en el producto de calidad y en la cultura del vino. Porque no todo van a ser tapas si lo que apetece es alargar las horas apurando un buen vino durante la sobremesa. La elección es siempre complicada, aunque la garantía de acierto se da por descontada.
Logroño es cruce de caminos, donde se encuentran el Camino de Santiago francés, el del Ebro y el Ignaciano. Aquí la dificultad sólo está en elegir qué ruta seguir. Tan solo hace falta llenar la mochila, porque como reza el dicho popular, "con pan y vino se anda el camino".
Logroño también es una ciudad verde, que invita a recorrer sus espacios naturales en cualquier época del año; es una de las urbes de España con más zonas verdes por habitante, un dato motivo de orgullo y fuente de bienestar a partes iguales. Cruzar sus puentes centenarios, caminar por sus parques y disfrutarla en bicicleta son experiencias que nos regala la ciudad, distinta y hermosa en las distintas estaciones.
El Espacio Lagares y el Calado de San Gregorio, del siglo XVII, abiertos al público en contadas ocasiones, acogen ahora la exposición permanente 'El Camino del Vino'
Y es que, por su entorno, naturaleza, historia, accesibilidad y, por qué no, también por su tamaño, Logroño y sus alrededores son el destino perfecto para pasar unos días en familia. Porque la capital de La Rioja ofrece multitud de planes para que pequeños y mayores la disfruten a su aire o a través de propuestas guiadas, con lo que podrán conocer más de cerca una tierra llena de historia, cultura, paisajes naturales y buena gastronomía.
Historia vitivinícola
Enclavada junto al río Ebro, rodeada por cuatro hectáreas de viñedo, salpicada de bodegas, algunas de ellas centenarias, llena de calados y lagares en su centro histórico, Logroño cuenta con múltiples atractivos turísticos donde la cultura del vino se respira en cada calle, en cada rincón y se convierte en el eje fundamental de su oferta turística.
Porque la historia vitivinícola de Logroño nace y se esconde en sus múltiples rincones, como el Espacio Lagares y el Calado de San Gregorio, del siglo XVII, abiertos al público en contadas ocasiones, y que ahora acogen la exposición permanente El Camino del Vino, que muestra la historia del vino en la calle Ruavieja y que finaliza en otro espacio referente de la ciudad, el Cubo del Revellín, emblema de la resistencia al asedio francés sufrido en 1521 que marca el espíritu del pueblo logroñés.
Visitas guiadas, narradas y teatralizadas son otras fórmulas que el visitante puede encontrar para para conocer el patrimonio monumental, histórico y artístico de la ciudad, así como su oferta cultural, gastronómica y de ocio.
Más información en la siguiente dirección: www.visitalogrono.com.