La estatua Alma del Ebro y Parque José Antonio Labordeta. Son dos puntos que reflejan la esencia de Zaragoza: una escultura que invita a mirar hacia dentro, y un pulmón verde en el que evadirse del ajetreo de la ciudad. Una ciudad que sorprenderá a cada paso por sus contrates. Desde su historia milenaria a sus edificios más vanguardistas. Señas de identidad como la Basílica del Pilar e imprescindibles como La Seo o el Palacio de la Aljafería, conviven con edificios contemporáneos como el Pabellón Puente, la Torre del Agua, el Palacio de Congresos, el IAACC o CaixaForum.
Destacan obras de grandes genios, como Goya o los escultores aragoneses Pablo Gargallo y Pablo Serrano, además de jóvenes artistas contemporáneos y de los murales que han llenado las calles de Zaragoza de arte urbano, color y alegría. Folklore tradicional y festivales internacionales de danza o arte urbano y una gran oferta de proyectos culturales y espectáculos para todos los públicos.
Disfrutar de agradables paseos por la ribera del Ebro o por los grandes parques con los que cuenta la ciudad.
Descubrir las zonas verdes o la flora y la fauna de los galachos. Nuestra gastronomía y los productos de nuestra tierra al igual que la cultura del tapeo, instaurada en toda la ciudad, cautivarán a los paladares más exigentes.
Calatayud, historia milenaria
Es la cuarta ciudad de Aragón, centro de una rica huerta, posee una situación privilegiada a camino entre Zaragoza y Madrid, mostrando orgullosa su dinamismo y pujanza económica. Fue fundada por Ayyub ibn Habib al Lajmi, emir de Al-Ándalus. Más allá de recibir a quienes se dirigen al Monasterio de Piedra, Calatayud guarda tesoros heredados de varias culturas. Es el caso de la Parroquia de San Juan el Real, que contiene los primeros trabajos de Goya estampados en paredes y puertas de las reliquias. O la Colegiata del Santo Sepulcro, principal templo en España de la Orden homónima y recreación estructural del templo en Jerusalén. Tampoco se quedan atrás las ruinas romanas de Bílbilis y la Sinagoga mayor (actual ermita de La Consolación).
Judería de Tarazona
Única judería aragonesa integrada en la Red de Juderías estatal. En el pasado ocupó las actuales calles de la Judería, Aires, Rúa Alta y Rúa Baja. El núcleo primitivo mantiene el entramado urbanístico medieval, con callejuelas empedradas y pasadizos estrechos. Allí se alzan las peculiares casas colgadas en las que vivió la nobleza turiasonense. Originalmente se entraba por la Puerta de la plaza Nueva, por la Porticiella o por la puerta de la Zuda. En el siglo XV, el crecimiento demográfico y la preocupación por la salubridad propiciaron la aparición de la Judería Nueva, a la que se podía acceder a través de la Puerta de Santa Ana y la de Barrio Nuevo.