bilbao - Elena Irureta, Ane Gabarain y José Ramón Soroiz son los actores que darán vida a tres de los personajes principales de Patria, que HBO comenzará a grabar en Euskadi en febrero. Para ellos es un reencuentro porque hace 27 años protagonizaron la comedia de ETB-1 Bi eta bat. Es la primera producción española de ficción de la plataforma que cuenta entre sus creaciones con series como Juego de Tronos o Los Soprano. La adaptación televisiva la ha hecho el guionista vasco Aitor Gabilondo y estará dirigida por Pablo Trapero y Félix Viscarret. La actriz de Zumaia ha contado a DNA cómo se siente al estar en el elenco de uno de los proyectos que más expectación ha levantado.

El año 2019 va a comenzar muy bien para usted.

-Estupendamente. Con lo de Patria estoy encantada.

Me imagino que trabajar de nuevo con Ane Gabarain es un plus.

-No lo puedes ni imaginar. Es una amiga de siempre. La primera serie que hicimos juntas fue Bi eta bat, hace muchísimo tiempo (27 años). Estábamos Ane, José Ramón (Soroiz) y yo.

¿Cómo ve a su personaje?

-Es un papel muy interesante. Soy Bittori, la mujer de la víctima del atentado. José Ramón es mi marido en la serie y el que muere. Ane da vida a Miren, la madre del etarra.

¿Le sorprendió que le dieran el papel de Bittori?

-No lo sé, al principio pensé que sería difícil. No se sabía si los personajes iban a ser interpretados por actores vascos. Había mucha expectación. Pensé que tenía pocas posibilidades, somos tanta gente la que nos dedicamos a esto...

Así que ha sorprendido que los actores sean vascos...

-Parece que era una idea que ya tenían, querían sí o sí que los actores fueran vascos. Es mejor así, mejor para la historia y para todo. Creo que no se entendería ver a actores españoles conocidos dando vida a estos personajes, resultaría menos creíble el relato.

¿Cuándo empieza la grabación?

-En febrero. Hemos hecho ya pruebas de maquillaje y de peluquería. Los personajes están en dos edades distintas, antes del atentado y muchos años después. Hay que contar cómo han cambiado las cosas. Para que un actor o actriz haga dos edades diferentes hace falta mucho trabajo de caracterización. Tenemos muy buena gente de maquillaje y peluquería a cargo de Karmele Soler.

¿Sigue en las nuevas grabaciones de ‘Allí abajo’?

-Este año no. Ane Gabarain sí, pero yo lo dejé. Mi representante estaba enterado antes que yo del proyecto de Patria y pensaba que las grabaciones comenzarían en enero y creyó que tenía que ser una cosa u otra.

¿No podía hacer las dos series?

-Él apostó por Patria. Cuando estás en una serie tienes cierta exclusividad. De hecho, el año pasado estaba en Allí abajo y se tuvo que atrasar la película Agur Etxebeste! porque no podía compaginarla, aunque en la serie era un personaje pequeño, pero había firmado esa exclusividad y yo no contaba que se iban a sumar los dos trabajos. Además, tampoco Ramón Agirre podía porque le pillaba la película con la serie que estaba haciendo para ETB-1, Go!Azen.

Hablemos de la película, de ‘Agur Etxebeste!’...

-Mi personaje es el mismo que en la primera parte, soy la mujer de Etxebeste. En la película anterior, él quería ser alcalde y ésta empieza cuando lleva ya catorce años en el cargo. Es la misma familia, pero la historia es distinta. Mi personaje es el que es, una etxekoandre muy aburguesadita. Ella ya andaba enredando en el Ayuntamiento cuando su marido era alcalde.

¿Y en ésta?

-Llega a ser alcaldesa del pueblo.

¡Vaya!

-Se hace con el mando. La película es muy divertida y pasan muchas cosas. Cuando me dijeron lo de una segunda parte pensé: ¡Qué difícil! Además, era una historia que había gustado mucho y me dije: ¡Qué marrón para los guionistas! Y eso que se suele decir: Segunda partes nunca fueron buenas. Pero cuando cogí el guión me di cuenta de que no tenía nada que ver, tiene guiños a la primera, pero es totalmente diferente y es muy buena, te lo aseguro yo que sé de qué hablo?

Me imagino, porque estaba allí, haciendo la película ¿no?

-Ja, ja, ja? Los guiños te recuerdan a la primera película, pero no tiene nada que ver una historia con otra. Leyendo en la cama el guión cuando lo pillé soltaba unas carcajadas en algunos momentos? Es muy divertida, os lo vais a pasar muy bien.

¿Tiene algún otro proyecto?

-No, no. Qué va, esta serie se alargará, pienso yo, hasta junio.

Una suerte para cualquiera trabajar en casa, supongo.

-No lo sabes bien. Es mucha suerte, voy a tocar madera para que no se vaya esta suerte. En 2014 pasé un año durillo en Madrid, era trabajar allí todos los días, me levantaba prontísimo?

¿Habla de ‘Ciega a citas’?

-Sí, y al día siguiente de terminar Ciega a citas empecé otra, Algo que celebrar. Fue muy duro todo, me pilló invierno, todo eran exteriores. Tenía ganas de volver para acá por una temporada. Tenía libre sábado y domingo, pero entre pitos y flautas se pasaba rápido. No tenía tiempo de venir y marchar, cinco horas de autobús o seis de tren para subir aquí y luego para bajar. Vaya año que me casqué, no por el trabajo, es por el tipo de vida; solo trabajo, trabajo, trabajo y trabajo. La vida no es así, no es lo que a mí me gusta.

Sin embargo, cambió todo, ¿no?

-Sí, a partir de esos trabajos en Madrid, todo me empezó a surgir de otra manera. Salió lo de El florido pensil con las chicas, Eskamak kentzen en Euskal Telebista, la peli de Etxebeste? Estoy teniendo trabajo aquí y no me lo creo. ¡Qué suerte, por favor!

Tener cerrado un proyecto para el próximo año supondrá que va a pasar las navidades más tranquila...

-La verdad es que sí. Mira, como hemos empezado tan jóvenes en esto y sabemos cómo funciona, siempre estás en la cuerda floja y tienes que aprender a vivir en la incertidumbre, así vivo. No estoy preocupada y pienso: Si no hago una cosa, haré otra, y si no, otra.

No es usted de las que se agobian fácilmente...

-Para nada, no sale una serie o una película, pues hago camas en la casa rural que tengo. Algo siempre sale por algún lado, nunca he estado pendiente del teléfono. Soy tranquila, no sale trabajo, no pasa nada, ya me inventaré algo para vivir. Tampoco soy de grandes expectativas y cuando suena la flauta digo: Jo, qué suerte tengo.