El Papa, en la misa de Navidad: "¿Cómo no pensar en las tiendas de Gaza expuestas a las lluvias, al viento y al frío?"
En su homilía en la Basílica de San Pedro ha afirmado que "la Navidad da un nuevo impulso a la Iglesia misionera"
El Papa León XIV ha recordado este jueves el sufrimiento de los habitantes de Gaza, en especial de los niños, y el de los desplazados y refugiados en cada continente, durante la homilía de la misa de Navidad.
"¿Y cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío, y en las de tantos otros desplazados y refugiados en cada continente, o en los refugios improvisados de miles de personas sin hogar en nuestras ciudades?", ha preguntado el pontífice.
León XIV celebró la misa matutina de Navidad en la Basílica de San Pedro, convirtiéndose en el primer Papa en hacerlo desde el Papa Juan Pablo II hace más de treinta años.
En su homilía, el Santo Padre insistió en que "ha amanecido un nuevo día" y "también nosotros formamos parte de este nuevo comienzo, aunque pocos todavía lo crean: la paz es real y ya está entre vosotros".
El Pontífice recordó también la "fragilidad" de la carne humana en todos aquellos que sufren la guerra y en los jóvenes obligados a tomar las armas, "que en el frente sienten la insensatez de lo que se les pide y las falsedades que llenan los discursos pomposos de quienes los envían a la muerte".
"Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, pobladas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas", añadió.
Es cuando la fragilidad de los demás "penetra en nuestros corazones, cuando su dolor destroza nuestras rígidas certezas", que la paz "ya ha comenzado".
IGLESIA MISIONERA
Así, afirmó, la Navidad da un nuevo impulso a la Iglesia misionera, impulsándola a recorrer "los caminos trazados para ella por la Palabra de Dios".
"Este es el camino de la misión", dijo el Papa: "Un camino hacia los demás. En Dios, cada palabra es una palabra dirigida; una invitación a la conversación, una palabra nunca cerrada en sí misma. Esta es la renovación que promovió el Concilio Vaticano II, que solo dará fruto si caminamos juntos con toda la humanidad".
"El movimiento de la Encarnación es una dinámica de conversación", concluyó el Papa León. "Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan y cuando, enriquecidos por la escucha, nos arrodillemos ante la humanidad del otro".
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