Inmaculada Saratxaga (Amurrio, 1972), conocida mundialmente como Inma Shara, probó la música a los cuatro años, eligió la batuta a los 16 y dirigió su primera orquesta a los 27. Desde entonces, su batuta ha volado ante los 150 maestros y maestras de orquestas como la London Philharmonic, la Filarmónica de Israel y las sinfónicas Checa, Rusa, de Roma, Taiwán, Milán o Lituania, además de las más importantes del Estado. En 2008, fue la primera mujer que dirigió un concierto en el Vaticano. Fue con motivo del LX aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 

Le entregó su premio Hitz la vicelehendakari del Gobierno vasco, Ibone Bengoetxea. “La música transforma el mundo. La música tiene la capacidad de emocionarnos. La música es el lenguaje, el corazón, es el alimento para el espíritu”, definió. Y adelantó que, aunque lo que le apasiona es dirigir, se encuentra creando su propia obra “porque me gusta tener un conocimiento integral y quiero saber cómo funciona una partitura desde sus propias entrañas”.

Profesional de relevancia global, verdaderamente universal, Inma Shara presumió de su origen en Aiaraldea. “Noto que es ahí donde me inspiro en mi vida. Me siento absolutamente orgullosa de tener una cultura de prudencia, una cultura de responsabilidad, que es lo que aprendí en casa”, aseguró.

Vertical, de aspecto delicado pero gestualidad enérgica, la directora  reconoció que no resulta sencillo subir al podio ante más de un centenar de expertos profesionales de cada instrumento, la mayoría hombres, e indicarles las pautas para interpretar una obra que conoces desde hace años. “La vulnerabilidad no compite con la determinación. Tienes que entender el liderazgo proyectándote en los demás y potenciar las actitudes de todas y cada una de las personas que conforman la orquesta, así es como termina resultando sencillo”, reveló. 

Explicó que es complejo “detectar las sinergias y fortalecer las debilidades, pero si creas ecosistemas donde no rivalizas con nadie, cada cual porta y suma” todo el mundo se da cuenta de que es feliz con la complicidad y cada cual trabaja incansablemente para desarrollar tus habilidades.

Shara es consciente de que ha abierto camino a muchas niñas que ya se imaginan a sí mismas en pie ante una gran orquesta. Es complicado alcanzar la élite en la dirección musical. Y más cuando se trata de una mujer. Nunca han abundado las directoras. Incluso hoy en día cuesta citar nombres añadidos al de la premiada. “No hay que competir más que con uno mismo, tener pasión por la existencia. Nada es fácil en la vida y es verdad que existen los egos”, sentenció.

“Demasiadas veces pensamos en la apariencia de las cosas; vivimos con los focos y olvidamos la esencia. Pero tenemos que ser, ante todo, personas y dar gracias a la vida por tener la oportunidad de ser transmisores de sentimientos”, apuntó. 

“La razón nos guía, pero nos movilizan los sentimientos”, concluyó.