Los jóvenes vascos siguen sin poder irse de la casa familiar y emanciparse se convierte en una odisea.

El 83% de la población entre 16 y 29 años, algo más de 250.000 personas de los 300.000 que componen ese colectivo, continuaba viviendo con sus padres a finales del año pasado, y solo el 16,7% había abandonado el nido. Así lo muestra el último informe del Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud de España publicado ayer. 

En concreto, la tasa de emancipación de Euskadi era a finales de 2023 del 16,7%, 0,3 puntos porcentuales menos que en el conjunto del Estado. Sin embargo, el número de jóvenes que ya vuelan solos ha subido porque este porcentaje suponía un alza de 2,3 puntos porcentuales con respecto al año precedente. 

La mejoría para poder salir de la casa paterna estuvo acompañada de una bajada en la tasa de paro durante el último año, y también obedece al aumento de su poder adquisitivo ya que Euskadi registra la segunda media más alta de salario juvenil.

Pero la ecuación parece imposible. El alto coste de los alquileres y los bajos sueldos convierte en prácticamente inviable irse de casa de aita y ama.

Y eso que el Gobierno vasco ha puesto más dinero sobre la mesa para frenar el declive demográfico y favorecer la emancipación juvenil, incentivando así que nazcan más niños. Por ello, tiene en marcha el programa Emanzipa, un significativo paquete de ayudas de 300 euros al mes para intentar adelantar la edad a la que los jóvenes abandonan la casa paterna que ahora se sitúa en los 30,2 años, cinco más que la media europea.

EL 70% TRABAJA PERO SIGUE VIVIENDO CON SUS PADRES

Los datos del Observatorio subrayan que más del 70% de los jóvenes que trabajan sigue viviendo con sus padres, y aunque las tasas de emancipación juvenil están subiendo en todas las regiones, las cifras se encuentran todavía lejos de las que había antes de la pandemia (con el 18,6 % independizado) y del pico que se alcanzó en 2007 (con el 26%).

Solo en cinco comunidades no subió la tasa de emancipación; fue en Baleares, Extremadura, Región de Murcia, Navarra y La Rioja. Es decir, en 2023 había un menor porcentaje de personas jóvenes emancipadas que un año antes en esas regiones. El informe muestra, de hecho, grandes diferencias entre las tasas de emancipación de las distintas regiones. Los dígitos más altos están en Cataluña (21%), Canarias (20%) y Madrid (18%), frente a Extremadura (13,6%), Cantabria (13,9 %) y Castilla-La Mancha (14%) con menos jóvenes viviendo fuera del hogar familiar.

EN PEORES CONDICIONES

Pese a que un mayor número de jóvenes se hayan marchado del hogar familiar, bien a través del alquiler o de la compra de un piso, lo han hecho en peores condiciones por los precios históricos del coste de la vivienda y de sus suministros. Los precios están tan altos que una persona joven, si quisiera vivir en solitario, pagando un alquiler, tendría que dedicar el 93% de su salario a los gastos.

Según los datos, el alquiler de una vivienda para un piso estándar se sitúa en 968 euros al mes, 88 euros más que un año antes. Los precios de los arrendamientos subieron 2,5 veces más que los salarios de los jóvenes; el de los suministros subió un 17,3%, situándose en 163,61 euros.

“Por eso, si el salario mediano de una persona joven era en el cuarto trimestre de 2023 de 1.050,77 euros netos en 12 pagas, ni siquiera con todo su sueldo podría permitirse alquilar él solo una vivienda”, lamenta la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea Henry.

“No podemos acceder a una vivienda en solitario, solo a compartir y eso supone endeudarnos. Los problemas de vivienda pueden convertirse en la próxima pandemia; necesitamos soluciones urgentes ya”, añade.

“Si la clase política continúa sin resolver ese problema y la precariedad, seguirá siendo responsable del aumento de los problemas de salud mental, del aumento de la desigualdad y de que ser joven en la actualidad sea un factor de riesgo para la vida”, asevera.

Y es que el observatorio alerta además de que tres de cada diez jóvenes en el Estado español está en riesgo de pobreza, un punto más que en 2022.

En el caso de los trabajadores jóvenes, lo están el 22,8%.