El bilbaino Mariano Gómez Arana, a sus 23 años, cursa un máster de ingeniería medioambiental en el Imperial College de Londres, por donde pasaron Alexander Flemming, H.G. Wells, Bryan May y más de una docena de premios Nobel. En esa institución se descubrió la penicilina o se desarrolló la fibra óptica. Mariano acaba de superar los primeros exámenes con “muy buenas sensaciones”. Es lo normal para él.

Se trata uno de los números uno entre los licenciados en la Universidad de Deusto de este año: premio fin de carrera en Administración y Dirección de Empresas +Ingeniería en Tecnologías Industriales; y número uno del grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales. Todo a la vez. Todo en la Universidad de Deusto. “Hace falta constancia, trabajo y suerte”, confiesa.

Es día libre en el Imperial College de Londres. Así que Mariano Gómez ha aprovechado para desplazarse en tren hasta Oxford para buscar libros en la fabulosa Biblioteca Bodleiana. Le ha costado romper la frialdad en las relaciones sociales que pueden establecerse en un aula con un 60% de estudiantes originarios de China, una proporción relevante de estudiantes llegados de otras zonas de oriente y una surtida representación de todos los continentes. Hay una chica canaria de padre americano. 

Transcurridas las primeras semanas ya forma parte de una cuadrilla. “Todos ingleses; vamos a un estadio a un concierto de un grupo indie este fin de semana”, revela Gómez Arana. Presenta su complicación matricularse en el Imperial College; es preciso remitir las notas de la universidad y el bachillerato y una carta de motivación que incluya “qué puedes aportar al Máster”. Y, por último, una entrevista personal. 

Premios fin de carrera

El recorrido de Mariano por la Universidad de Deusto, donde estudió un doble grado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) e Ingeniería en Tecnologías Industriales resulta ejemplar. Guarda un diploma que reza que el rector magnífico le concede la distinción Honors Program en ADE. Otro que certifica el premio de la Fundación Vicente de Mendieta y Lambarri al “número 1 del grado de Ingeniería en Tecnologías Industriales”. Y un tercer diploma de la Universidad de Deusto que da fe de que le corresponde el premio fin de carrera en el doble grado.

“Los premios han supuesto una motivación extra”, asegura Gómez Arana. “Me considero una persona comprometida y trabajadora, doy de mi hasta la extenuación. Y, además, cuento con un entorno familiar que me ha apoyado muchísimo, que es fundamental cuando surgen las dificultades”, explica Mariano. 

El joven estudiante bilbaino afirma que se desenvolvió con más comodidad durante los dos últimos años de carrera a pesar de que las materias se fueron complicando. La experiencia y el autoconocimiento cuentan mucho cuando se juntan la misma semana los exámenes de las asignaturas de ADE e Ingenieros, algunas en inglés. “Cada año ha habido momentos duros, pero en cuarto y quinto pude optimizar mi rendimiento. El peor momento de todos fue tras un examen de los de primero de ingenieros donde equivoqué los signos al resolver un problema matemático; no pude encontrar el error porque me quedé sin tiempo. Aquello me afectó, aunque después resultó no ser relevante”. A Gómez Arana le obsesiona la idea de que un error de ese tipo de un ingeniero pueda ser origen de un accidente con consecuencias en terceras personas. “Mi madre me insufló ánimo y moral: los puentes no se caen ni de broma, me insistió”, recuerda Mariano con cariño.

El trabajo de fin de grado en ADE fue sobre una acción de mejora para un supermercado cooperativo. “Un proyecto muy enfocado al márketing, pero también con reordenación de finanzas”, detalla. El de ingeniería, un trabajo que requirió sistemas de cálculo avanzado, era un “modelo para aprovechar el sistema de frenado de las turbinas eólicas a través de modelaje térmico”. Gómez Arana lo defendió en inglés.

No solo estudiar

Durante los veranos, hizo prácticas en distintas empresas. “Por ver qué tipo de actividades me interesaban y cuáles menos”. Y, a lo largo de varios años, dedicó tiempo como voluntario a la asociación de integración social Bakuva en Bilbao La Vieja, entre otras organizaciones.  

Confiesa que en el trayecto académico han resultado fundamentales los compañeros. “He podido hacer amigos para toda la vida, con los que he viajado y me he divertido”. El esquí es una de esas aficiones compartidas. Lamenta que en el Reino Unido “no haya una sola estación para practicarlo”.

Lo que sí le espera en Inglaterra, tras once meses de Máster ininterrumpido, es la defensa de su proyecto final ante panel de expertos, uno de los cuales viene de fuera del Imperial College. En esas se encuentra el número uno de la promoción 2022 de la Universidad de Deusto. Debe hacer buen tiempo en Oxford, se escuchan risas a su alrededor. A Mariano Gómez Arana le atrae la idea del concierto de indie-pop en Londres. Y que su familia le visite cuando juegue el Chelsea en su estadio, para “ir a ver el partido juntos, aunque no sea el Athletic, que es mi equipo”. 

Como la mayoría de los jóvenes de 23 años, busca empleo. “En una empresa de gestión medioambiental o de energías renovables”. Cree que su perfil resultará interesante.