La Enfermería ha sido siempre una de las profesiones mejor valoradas por la población y en esta crisis han visto especialmente reconocido su esfuerzo y su humanidad. "Sin embargo, nos gustaría que no pasase desapercibida la faceta de la profesionalización del cuidado. Es una profesión feminizada y ligada al cuidado que, tradicionalmente, se asocia a la vocación y no a la formación universitaria que tienen; sigue considerándose una continuación profesionalizada del cuidado doméstico, eminentemente femenino. De ahí que estén menos prestigiadas que otras profesiones del mismo nivel formativo", explica Nuria Rivada, abogada y técnica de Igualdad del Sindicato de Enfermería Satse.

Estaba decidido que el año 2020 fuera el Año Internacional de la Enfermería y la covid-19 ha servido para constatar "porqué son merecedoras de esta conmemoración". Han demostrado su capacidad de trabajo, de gestión y la adaptación, con mucho esfuerzo y en ocasiones con escaso reconocimiento. Han estado en "primera fila", donde lo han dado todo y han demostrado su valor como profesionales", recalca.

Y lo han hecho con todas aquellas personas que sostienen nuestra sanidad pública, donde las mujeres representan el 70% (en el caso de la enfermería el 80%) y son quienes han soportado mayoritariamente en Euskadi el peso de la pandemia.

La sobrecarga asistencial y emocional, el acompañamiento a los pacientes en todos sus momentos, también en la muerte, la ira y la frustración, con miedo continuo a contagiarse y a contagiar a sus familias "esta siendo duro", dice la técnica de Igualdad de Satse.

Siete de cada diez enfermeras sufren el "síndrome del profesional quemado. Casi 9 de cada 10 sienten angustia. Ellas nos cuidan, pero no están siendo cuidadas", explica la abogada.

"Hay bajas por cansancio, por contagio, pero me gustaría poner el foco en lo psicológico; las depresiones e insomnios. Esto se quedará tiempo con ellas".

Pero, sobre todo, se pregunta ¿Qué ha sido de la conciliación? ¿Del derecho de niñas y niños a ser cuidados? "Estas profesionales cuando llegan a casa tan cansadas tienen que seguir trabajando. Por ello, en plena alerta sanitaria, cobra un nuevo sentido poner encima de la mesa la percepción de la profesión de enfermería, tanto por la ciudadanía, como de las autoridades", recalca.

Desde Satse sostienen que la falta de reconocimiento se repite históricamente con las autoridades. "Estas se resisten a reconocer su liderazgo, sus nuevas competencias, a incluirlas en los foros de toma de decisiones, etc".

Rivada considera que en este momento más que nunca el reconocimiento para las enfermeras no es cuestionable.

"En nuestra sanidad pública, las mujeres son el 70% y quienes han soportado de forma mayoritaria el peso de la pandemia"