BERRIZ - Con un acto íntimo y de agradecimiento. Así despidió ayer el municipio de Berriz a Jon Barcena, joven de 20 años que fue encontrado sin vida el domingo junto al pantano de Urrunaga, en Legutio, tras desaparecer el 30 de diciembre en el monte Gorbea.
El frontón Olakueta de su Berriz natal se quedó pequeño para acoger el homenaje civil que organizaron sus familiares y amigos. Minutos antes de las siete de la tarde, hora en la que dio inicio el homenaje, 700 personas completaban el aforo que habían limitado los impulsores del acto e incluso cientos de personas se congregaban con paraguas en mano a las puertas de la instalación municipal.
Pocos minutos antes de las 19.00 horas, acompañados por un grupo de dantzaris, llegaban al recinto deportivo Karmen, ama de Jon, en compañía de su marido e hija. El dolor y la tristeza eran palpables en sus rostros y era la madre quien portaba en sus manos la urna con las cenizas del joven. Fue en el instante que entraron en el frontón municipal cuando el silencio sepulcral se vio roto por los insistentes aplausos de los presentes que quisieron arropar a la familia en el duro trago.
Con el objetivo de que el acto transcurriera dentro de la más estricta intimidad, los familiares solicitaron el día anterior a la prensa que no accediera al recinto. Por este motivo, fue Gorka Cámara, portavoz de la familia, quien ofreció declaraciones media antes de que diera inicio la despedida. “Estamos aquí para despedir a Jon como se merece y el acto va a ser un claro reflejo de la solidaridad de muchísima gente que se ha volcado en su búsqueda”, explicó Cámara, quien añadió con la voz entrecortada que “lo que toca en este momento es apoyar y dar cobijo a la familia que lo necesita”.
El homenaje civil comenzó con una ofrende floral en las que numerosas personas quisieron depositar sus ramos, incluida la corporación municipal, con el alcalde Orlan Isoird a la cabeza. Fue la bertsolari berriztarra Miren Amuriza la encargada de dirigir un acto en el que no faltaron un amplio número de amigos y compañeros del joven. Entre ellos estuvieron presentes dantzaris que compartían con Jon la pasión por las dantzas y quienes les costaba contener las lagrimas.
Otro de los momentos emotivos del homenaje vino con el bertsolari Txaber, amigo del fallecido, que emocionó a los presentes con un bertso en el que ensalzaba y recordaba con cariño la sonrisa del joven.
Ante la atenta mirada también de las cientos de personas que se congregaron fuera del frontón siguió el acto. Y es que los altavoces exteriores permitieron seguir desde fuera todo lo que ocurría en el interior del frontón. “Dolor es lo que hemos sentido; decir adiós es doloroso y más aún, sabiendo que no volverá. Encontrar la herida y pensar que con el tiempo cicatrizará es lo que nos queda”, narraba Miren Amuriza con tono esperanzador.
para siempre El homenaje, expreso deseo de la familia para agradecer la colaboración prestada por tantísima gente, fue grabado íntegramente con el objetivo de que los más allegados pudieran guardar para siempre el último adiós de Jon. “Es muy duro todo lo que hemos vivido estas semanas. El domingo la familia empezó a vivir el luto y pudo dejar atrás la incertidumbre del paradero de Jon”, apuntó una berriztarra cercana a la familia del joven.
A medida que se acercaba el final del homenaje, la tristeza y el dolor se extendían progresivamente entre los centenares de personas que no pudieron entrar en el recinto deportivo. Por lo menos, hubo momentos en los que el agua dio tregua en la fría tarde de ayer en Berriz. “Con estas desagracias es cuando uno realmente se da cuenta de lo que son problemas en la vida. Te intentas poner por un momento en el lado de la familia y te horroriza pensar en su dolor”, lamentó un jubilado del municipio con lagrimas en los ojos.