Madrid - España es el segundo país de la UE más perjudicado por la venta de falsificaciones, que causan una pérdida anual de 8.800 millones de euros y una sangría de casi 100.000 puestos de trabajo, pero más allá de la “estafa económica”, estos productos suponen un serio problema para la salud y la seguridad.

Con las Navidades a la vuelta de la esquina, el periodo del año del consumo por antonomasia, la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) ha puesto en marcha el proyecto Verdadero o falso. Elige lo original para tratar de alertar a la población sobre los riesgos de comprar falsificaciones. “Hablamos de problemas económicos y laborales, pero también medioambientales y de seguridad: muchas se hacen con componentes ilegales, en unas condiciones higiénicas nada saludables, por lo que suponen una estafa no solo desde el punto de vista económico”, alertó el presidente de la CECU, Fernando Móner desde el madrileño mercado de Ventas, donde se inició la campaña.

Por ejemplo, un perfume no original puede provocar dermatitis, alergias o incluso cáncer, dado que algunos suelen incluir metales pesados en su composición; un juguete falso puede romperse con facilidad y provocar cortes o asfixia en el niño.

Sin embargo, entre un 15% y un 20% de los españoles es consumidor habitual de falsificaciones, explica Móner, que lamenta que cada vez es más complejo diferenciarlas de los originales, por lo que recomienda acudir a establecimientos seguros, fijarse bien en el etiquetado y huir de los grandes chollos que tengan un precio mucho menor respecto al de mercado. Y la cosa se complica en Internet, y aunque el trabajo de Policía y Guardia Civil contra las ventas de productos ilegales da cada vez más frutos, hay que apelar a la responsabilidad de los ciudadanos, avisa en declaraciones a Efe la responsable de la Oficina Española de Patentes y Marcas, Mónica Castillo.

millones en pérdidas Según los últimos datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (Euipo), la falsificación y la piratería causan unas pérdidas de más de 8.800 millones de euros de ventas y de 98.500 empleos cada año en España.

De ellos, 7.100 millones y 67.200 puestos corresponden a los nueve sectores más afectados: cosmética y cuidado personal; vestimenta, calzado y accesorios; artículos de deporte; juguetes y juegos; joyería y relojes; bolsos; industria discográfica; bebidas alcohólicas y vino, e industria farmacéutica. Solo el año pasado, las fuerzas y cuerpos de seguridad y la Agencia Tributaria intervinieron más de cuatro millones de productos falsificados que en el mercado habrían alcanzado un valor de casi 800 millones de euros.

Desde la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), su director general, José Antonio Moreno, insiste en que estos productos “no pasan por ningún control de calidad, se fabrican en países donde no se hace ningún seguimiento ni hay requisitos industriales y ponen en peligro la salud y la seguridad del consumidor”.

Esto lo tiene claro Rosa, que dice rotunda que no se fía de los productos falsos aunque sean más baratos, más aún cuando su hijo es diabético y podría acarrearle problemas.

Pero otras consumidoras como María afirma que ella no entiende ni le interesan las marcas. “Si veo un bolso que me gusta me lo compro, desde luego no me gasto ni 2.000 ni 3.000 euros porque no me lo puedo permitir y me parece abusivo. Yo me cojo uno de éstos de diez euros y voy tan chula porque puedo variar”, señala.

Natalia cree que es fácil darse cuenta de si un producto no es original, sobre todo con las zapatillas de deporte, que “no duran lo mismo”. - Efe