127%

Los datos sobre envejecimiento hechos públicos por el INE apuntan a que el Territorio Histórico con una menor proporción de personas con una edad superior a los 64 años es Araba. En concreto, 127 por cada 100 menores de 16. Gipuzkoa se queda en 139 y Bizkaia sería la más vieja con 154. La media del índice de envejecimiento en el Estado español es del 118%. Entre las zonas más envejecidas, más incluso que la CAV, están Asturias (210%), Galicia (192%), Castilla y León (190%) y Cantabria (146%). Y entre las sociedades más jóvenes, Melilla (40%), Ceuta (51%), Murcia (83%), y Baleares y Andalucía (ambas con una tasa del 96%).

Año e índice de envejecimiento (Fuente INE)

198032,1%

198541,7%

199061,5%

199595,5%

2000131,4%

2005139,5%

2010136,1%

2011136,3%

2012136,4%

2013137,3%

2014140%

2015141,9%

2016143,4%

2017145%

La tendencia es imparable. Fue a finales del siglo pasado cuando la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) empezó a presentar los primeros síntomas: una mayor proporción de personas mayores que de jóvenes y, por lo tanto, a hacerse merecedora del calificativo de sociedad envejecida. El último conteo estadístico del INE ya habla de 145 personas mayores de 64 por cada 100 con menos de 16. O lo que es lo mismo: el índice de envejecimiento (145%) alcanza su valor máximo.

Estas cifras contrastan con las registradas hace apenas cuatro décadas cuando el País Vasco presumía de juventud y, como coinciden las voces expertas en demografía, eran sinónimo de una comunidad humana en expansión y con potencial de crecimiento. En 1980, por ejemplo, el colectivo de personas senior representaba el 32,1% de la sociedad, muy lejos del actual 145%.

Estos índices son muy similares a los aportados por Orkestra -Instituto Vasco de Competitividad impulsado por la Universidad de Deusto- en su último informe: el 29% de la población vasca tendrá más de 65 años en 2031. Y lo que es más importante para el futuro de una sociedad: el porcentaje de las personas en edad de trabajar bajará del 70% registrado en el año 2000 al 58%. De este modo, habrá una persona mayor de 65 años por cada dos personas en edad de trabajar, según las previsiones del Informe de Competitividad del País Vasco 2017 elaborado por Orkestra. El estudio, presentado recientemente, señala que a 1 de enero de 2000 la CAV contaba con una población de 2.079.000 habitantes de las que el porcentaje de personas potencialmente activas (entre los 16 y 64 años) era del 70%; la población menor de 16 años conformaba el 13%; y el restante 17% eran personas mayores de 65 años.

Desde entonces la población ha experimentado un ligero crecimiento, estabilizado en los últimos años. El aumento más significativo se ha producido “principalmente” entre las personas mayores de 65 años que actualmente suponen el 21% de la población vasca; mientras que por el contrario, se ha observado una “considerable disminución” de la población en edad de trabajar, “lo cual tiene importantes consecuencias para la actividad económica”.

Esta tendencia “va a aumentar aún más en el futuro”, vaticina el documento elaborado por Orkestra. Se estima que para ese año 2031, el porcentaje de personas mayores de 65 años en Euskadi representará el 29% de la población, mientras que el de las personas en edad de trabajar descenderá al 58%. “Porcentajes que son aún más acentuados cuando se considera la población activa; es decir, la que realmente tiene un empleo”, incidían desde Orkestra.

Competitividad Además, otra de las cuestiones sobre las que llama la atención el informe es que la población en edad de trabajar “también va envejeciendo”. En la actualidad, la mayor parte de este segmento poblacional tiene entre 35 y 59 años, mientras que dentro de poco más de diez años la mayoría se situará entre los 50 y 64 años. “Algunos estudios señalan que los trabajadores mayores son altamente productivos en posiciones que requieren experiencia, pero tienen más dificultades que los jóvenes para adaptarse a nuevas tareas, lo que es importante en un entorno con rápidos cambios tecnológicos. Por lo tanto, estos cambios demográficos pueden tener un impacto decisivo en la capacidad competitiva del País Vasco”, se subraya en el informe del Instituto Vasco de la Competitividad.

Esta circunstancia “se aliviará ligeramente” a través del aumento de la edad de jubilación, concluyen desde Orkestra. No obstante, los propios autores del análisis indican que esta medida “no parece que vaya a ser suficiente. Así lo indicaban las simulaciones realizadas en el Informe de Competitividad de 2011: el aumento combinado de la edad de jubilación a los 67 años y de las tasas de actividad no era suficiente para compensar la caída de la población activa. Y, con las nuevas previsiones, sigue sin serlo”, razonaban.

El estudio también llama a favorecer que las personas jubiladas “tengan la posibilidad de seguir haciendo contribuciones a la sociedad una vez salen del mercado de trabajo” con actividades de voluntariado y de programas intergeneracionales. Asimismo, recuerda que la población envejecida tiene patrones de consumo y necesidades diferentes, “lo que se puede transformar en oportunidades de negocio a las que se puede dar respuesta”.

Flujos migratorios Las medidas para incentivar la natalidad pueden favorecer que aumente la base de la pirámide demográfica, pero los efectos tardarán en sentirse. Por otra parte, agregaban desde Orkestra, la pérdida de población se puede compensar “en parte” mediante los flujos migratorios. “El impacto de la población inmigrante en la competitividad dependerá, en gran medida, de su nivel de capacitación”, sostiene el estudio.

La Encuesta de Población Inmigrante Extranjera (EPIE) -elaborada cada cuatro años- indica que el nivel de instrucción de la población inmigrante extranjera disminuyó de forma ligera entre los años 2010 y 2014, “y es significativamente inferior que el de la población total”. Por eso, desde Orkestra se afirma que “uno de los retos consiste en atraer población inmigrante más cualificada, y el otro, en conseguir que la población que llega a Euskadi continúe formándose”.

También se puntualiza en el documento que el potencial para la competitividad “depende, además, de la tasa de ocupación de la población inmigrante”, una tasa que era del 48,4% en el año 2014, “inferior al 52,1% en 2011. En el caso de la población total, los datos eran del 49,3% en 2014 y del 50,1% en 2011”, recuerda este último Informe de Competitividad del País Vasco.