pamplona - Multitudinaria y con más apoyo institucional que nunca, la vigésima edición de la Korrika llegó ayer a su fin tras 11 días y 2.535 kilómetros. El ambiente no pudo ser mejor. Entre música, risas, alguna cerveza y mucho euskera, la Korrika terminó en una Iruñea repleta de miles de euskaltzales con muchas ganas de celebrar un día por el euskera y en el que reivindicar una transformación fundamental en las políticas a favor de esta lengua.

El testigo o lekuko ha pasado durante estos días de mano en mano desde que la carrera comenzara el 30 de marzo en Otxandio (Bizkaia) con un homenaje a quien fuera uno de sus fundadores en 1980, Joseba Kanpo, fallecido en 2013. Ayer fue el turno de Iruñerria y durante 94 kilómetros Pamplona y su comarca portaron el mensaje secreto desde primeras horas de la madrugada, que más tarde sería leído en el Paseo de Sarasate. La carrera pasó por el centro de la capital navarra, en concreto, por la plaza Consistorial, donde contó con la participación, por primera vez, de su alcalde, Joseba Asiron, quien sostuvo que “cualquier esfuerzo” que se haga “en favor del euskera es bienvenido”. “Este es un año especial, es el año del cambio y la Korrika viene a Pamplona, la capital histórica del euskera, por lo que es una grandísima noticia”, añadió.

Sobre las 12.30 horas, entre aplausos y gritos a favor de la Korrika y lemas como Hemen gaude, euskararen alde (Estamos aquí a favor del euskera), la carrera llegó a su fin, de la mano de Xabi Gartzia, miembro del Consejo Rector de AEK, quien señaló que “ha pasado a la historia el periodo negro” y ya se empieza a ver “el cambio”. “Seguiremos adelante, hasta que los amantes de nuestra lengua certifiquemos una transformación de carácter permanente”, anunció, y añadió que “el cambio histórico” se debe alcanzar en “el Parlamento del cambio y las administraciones del conjunto del territorio de Euskal Herria: que el euskera sea lengua oficial, sin relegar a un segundo plano, ni zonificar, los derechos de sus hablantes”.

euskera, tesoro universal Asimismo, se desveló el secreto mejor guardado durante todos estos días: el mensaje introducido en el testigo. Al de hace dos años sobre el empoderamiento de la periodista y antropóloga Lorea Aguirre siguió un mensaje grabado del escritor Joseba Sarrionandia, en el que hizo hincapié en que las lenguas son un tesoro y que es una pena que se pierda un tesoro universal como lo es el euskera. “Se dice que el movimiento en favor del euskera se ha estabilizado, tras la regeneración llevada a cabo durante los últimos cuarenta años mediante la alfabetización, la euskaldunización, las ikastolas, el euskera unificado, la literatura, la prensa escrita, la radio, la televisión y abundantes ediciones de Korrika; es decir, que tras haber dado grandes pasos en el camino hacia la normalización, el deseo colectivo de poder vivir en euskera se ha estancado en una especie de normalidad”, dijo el escritor, quien lamentó que “actuar a favor del euskera sigue siendo actuar en contra de la normalidad”. Asimismo, mencionó que “cuando un idioma desaparece, todo el mundo pierde una forma singular de ver y explicar la vida” y apuntó que “en esta época en la que todo se privatiza, nuestra lengua nos pertenece a todos y a todas”, por lo que instó a no mantenerlo oculto “como si fuera un tesoro robado”.

La actuación del bertsolari Julio Soto o la interpretación de la canción de esta edición de la Korrika dieron por concluido el acto, si bien la fiesta continuó durante toda la jornada. Según miembros de la organización, “en esta edición se ha visto más gente que nunca y más fuerza en la carrera”. “Hace diez años -recordaron- acabó en la plaza del Castillo con lluvia, a veces con cambio de recorrido por parte del Ayuntamiento y trabas del Gobierno y ahora llega la vigésima edición coincidiendo con un cambio histórico e institucional; es como para estar muy contentos”.

El miembro del Consejo Rector de AEK, Xabi Gartzia, subrayó que “se empieza a ver el cambio” aunque todavía queda una “transoformación fundamental en las políticas en favor del euskera”.

La organización valoró de forma muy positiva la jornada de ayer y recordó las trabas con las que se encontraron en ediciones anteriores en las que la Korrika también terminó en Pamplona durante las legislaturas de UPN.

94

La Korrika recorrió un total de 94 kilómetros por Iruñerria antes de la fiesta final en Pamplona. La carrera pasó por lugares como Etxarri-Aranatz, Erize, Barañaín, Mendillorri, Mendebaldea o Iturrama, entre muchos otros.