tánger - Varios cameruneses miran la televisión en un apartamento en el barrio de Bujalef en Tánger y se recuperan de las heridas causadas el martes cuando intentaron cruzar la frontera de Ceuta, en el que supuso el mayor asalto en los últimos meses a esa ciudad.
Ninguno quiere dar su verdadera identidad. David tiene el brazo escayolado, Thomas lleva un parche en la oreja y André se apoya con dificultad en unas muletas para poder caminar, mientras un compañero va haciendo zapping entre los deportes, las telenovelas y las noticias. En este apartamento de Bujalef la decena de hombres revive el momento del asalto del martes y su conversación se intensifica cuando recuerdan los golpes y las heridas.
Alrededor de 600 personas que intentaron cruzar ese día la valla de Ceuta fueron detenidas e introducidas en autobuses que les trasladaron hasta Rabat o, en el peor de los casos, les dejaron en grupos de diez -perdidos, sin dinero y sin teléfonos- en la carretera que conduce a la capital marroquí. Desde entonces, algunas asociaciones como la Asociación de Luz sobre la Emigración Clandestina en el Magreb (ALECMA) se esfuerzan sin éxito en localizar a estos grupos desperdigados por el país.
esperar la ocasión Los sin papeles, no solo tienen que hacer frente a las vicisitudes diarias con la sociedad marroquí, por lo general bastante racista, y con las autoridades; también deben lidiar los problemas entre ellos, ya que cada comunidad cuenta con sus reglas y en muchas ocasiones mira por sus propios intereses.
Después de la muerte de un ciudadano de Costa de Marfil el pasado 6 de febrero en el suceso ocurrido en la frontera de Ceuta en el que fallecieron 15 personas, los marfileños, con el cansancio añadido debido a los constantes engaños que sufren por parte de falsas mafias, han decidido organizarse de la misma forma que otras comunidades. - Marta Miera