MADRID. De esta forma, del total de mujeres que abortó, 50.696 intentaron evitar su embarazo frente a las casi 37.668 que no utilizaron ningún método anticonceptivo.
Respecto a las 29.696 mujeres restantes que no quisieron continuar con su embarazo, "no consta" si emplearon algún método anticonceptivo, según los datos del Ministerio de Sanidad.
La alta tasa de abortos tras el uso de anticonceptivos se debe, principalmente, al "mal uso" que se hace del preservativo, según ha explicado a Efe el miembro del patronato de la Fundación Española de Contracepción (FEC), Ezequiel Pérez.
"Entre el 20 y el 30 por ciento de los usuarios de preservativos lo utiliza de forma inconsistente", es decir, que o no lo usa siempre que tiene relaciones, o no lo hace desde el principio de la relación, ha explicado.
También influyen fallos como olvidos en la píldora, o errores en el uso de parches, anillos o tratamientos hormonales.
Según la estadística de Sanidad, de las mujeres que usaron anticonceptivos, la mayoría (27.440) recurrieron a métodos barrera (espermicidas, condones, esponja, diafragma o capuchón cervical), seguidas por las 15.831 que emplearon fórmulas hormonales.
Del total de abortos practicados en 2011, el 89,58 % (106.026) fueron a petición de la mujer; el 7,30 % (8.640) por grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada; el 2,73 % (3.234) por riesgo de graves anomalías en el feto; y el 0,30 % (356) por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave o incurable.
Para reducir el número de abortos, Pérez insiste en la necesidad de fomentar la educación sexual desde el colegio.
"El conocimiento, la educación y el acceso a la anticoncepción es lo que hace disminuir las cifras de aborto", tal y como demuestra la experiencia de países como Holanda, Bélgica y Alemania donde, con leyes mucho más permisivas sobre el aborto, las tasas son muchos más bajas, debido al importante fomento de la educación sexual que existe.
En España hay un "gran camino" que recorrer en educación sexual ya que no está implantada como asignatura obligatoria en los colegios.
Ha insistido además, en que esta asignatura no sería "ni mucho menos" un acicate de las relaciones sexuales sino todo lo contrario, dado que mejoraría la capacidad de los jóvenes de decidir por si mismos con toda la información disponible.
Por todo ello, desde la FEC se defiende la actual ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción del embarazo frente a la que prepara el Ministerio de Justicia porque, ha señalado, "es más equilibrada, respeta el derecho de la mujer a decidir y establece unos plazos muy razonables", según Pérez.
Además, desde esta fundación destacan que la actual ley también fomenta la salud reproductiva y, ha destacado, "su aplicación no está generando ningún problema ni conflicto social".
Por el contrario, la portavoz de la plataforma Derecho a Vivir, Gador Joya, cree que la educación sexual "es un tema que hay que dejar en manos de las familias" y que ni el Estado ni ninguna otra institución debe interferir en ella.
En declaraciones a EFE ha asegurado que "jamás nos hemos encontrado en una situación en la que haya más acceso a la información" como ahora y que, sin embargo, "cada vez hay más abortos", se venden más píldoras poscoitales, hay más consumo de anticonceptivos y más enfermedades de transmisión sexual.
Ha insistido en que la actual ley del aborto "debe ser derogada sin ninguna duda" y ha recordado que el Gobierno se comprometió a proteger la vida humana.
En 2011, 21,34 de cada mil mujeres que interrumpieron su gestación tenía entre 20 y 24 años; 17,72 entre 25 y 29 años; 13,67 contaban con 19 años o menos; 13,36 entre 30 y 34 años; 9,23 entre 35 y 39 años, y 3,86 mujeres de cada mil que abortaron tenían 40 o más años.
En cuanto a la formación de las mujeres, más de un tercio (35,57 %) había cursado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o equivalente; el 25 % tenía Bachillerato o Formación Profesional (FP); el 22,23 % había a finalizado la Educación Primaria, y el 11,68 % contaba con estudios universitarios. Sólo el 2,30 % era analfabeta o carecía de estudios.
En lo referente a su situación laboral, la mitad eran trabajadoras por cuenta ajena, el 23,13 % estaba desempleada, el 12,33 % era estudiante y el 7,98 % ama de casa.