E l miedo y la sensación de inseguridad se han asentado en Vitoria a lo largo de los últimos años y, a pesar de que la delincuencia ha aumentado significativamente en la capital alavesa en el último lustro, la percepción del riesgo que tienen los ciudadanos es mayor que la amenaza real. Al menos esa es la conclusión a la que llegan los sindicatos de la Policía Local y de la Ertzaintza, que consideran que, aunque cada vez menos, Vitoria sigue siendo una ciudad segura. ELA, CCOO y SIPLA por parte de la Policía Local y ERNE y SIPE por la de la Ertzaintza, creen, no obstante, que la capital ha crecido por encima de las posibilidades de ambos cuerpos y que toca reforzar la plantilla para poder garantizar la seguridad de todos los barrios. Abogan por ampliar los efectivos humanos y por cambiar la actual planificación. Más agentes en la calle -al menos dos por cada 1.000 habitantes- y, sobre todo, mejor organizados. "No es la primera vez que denunciamos que la gestión es nefasta, pero es necesario insistir en ello. Disponemos de buenos profesionales en la Policía Local, pero están desmotivados", reconocen en los sindicatos de la Guardia Urbana.
El paro, la crisis, la siempre polémica cuestión de la inmigración... Todos estos factores han contribuido a instalar en el imaginario colectivo la idea de que Vitoria ya no es la ciudad segura de la década pasada. Todo el mundo ha sido víctima directa o conoce a alguien que ha sufrido un robo en su garaje, trastero o vehículo y el boca a boca ha ejercido de catalizador para hacer correr la incertidumbre por todo Vitoria. A ello hay que sumar el aumento de los robos a pie de calle, los daños a los coches en la vía pública y el creciente vandalismo para obtener un cóctel en el que la crispación y el negativismo son las notas dominantes. Sin embargo, los representantes laborales de la Policía Local advierten de que "por un lado, está la inseguridad real, la que se sustenta en los datos y luego la percibida, que es mucho mayor". Sin embargo, la memoria anual de la Policía Local, que según indicó este lunes el concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully, estará lista en breve -ya que aún están "trabajando en ello"-, podría contener más datos sobre delincuencia de los que finalmente reflejará. Esto sucedería si, como advierten ELA, CCOO y SIPLA, cada uno de los robos en garajes, trasteros y vehículos contaran como denuncias independientes y no, como sucede en la actualidad, se tramitan denuncias conjuntas por cada grupo de robos, siempre que estos se hayan cometido en el mismo recinto.
También engordarían las cifras de delincuencia si, como señalan los portavoces sindicales, se agregara la denominada "cifra negra", referida a aquellos delitos cuyas víctimas no denuncian por desconfiar del sistema o, simplemente, por pereza. "Hay gente que piensa que la Policía no va a hacer nada por ellos", afirman. Afortunadamente, hay muchos que denuncian aunque sólo sea por el hecho de que necesitan cumplir con este trámite para reclamar ante el seguro.
miedo a pasar por el parque Los parques y grandes jardines de la ciudad se han convertido últimamente en focos de recelo para gran parte de los vecinos de Vitoria. "Cuando oscurece, muchos se lo piensan dos veces y prefieren rodearlos antes que cruzar por ello, sobre todo las mujeres. Cuando aparecen noticias de que se producen agresiones o de que hay exhibicionistas, es normal que ocurra esto", señalan los representantes sindicales.
Para poner freno a tanto descontrol, los sindicatos de la Policía Local y de la Ertzaintza defienden que hay que incrementar la presencia policial en las calles. En la Guardia Urbana, reclaman la ampliación de los actuales 360 agentes a 500 para cumplir con el deseado ratio de dos policías por cada 1.000 habitantes. Una proporción que haría posible vigilar toda la ciudad y no sólo una parte de la misma. "Los nuevos barrios tienen menos cobertura que los consolidados. Y esto es así por la sencilla razón de que son áreas muy grandes y no hay personal suficiente para cubrirlo todo", afirman.
ertzaintza La insatisfacción con el volumen de medios humanos y con la gestión del cuerpo también es compartida por la Ertzaintza. Aitor Rabanal, representante de ERNE, el sindicato mayoritario de la Policía autonómica y que también está presente en la Policía Local de Vitoria a través de una alianza con SIPLA, lo sabe bien. "El número actual de ertzainas en Vitoria es muy inferior al de 1996, cuando la ciudad tenía 35.000 personas menos que ahora. En el año 2001 se recortó la plantilla en 400 efectivos y a día de hoy hemos perdido 90 más. Para llegar a las cifras de 1996 necesitaríamos recuperar 490 agentes y para cubrir adecuadamente el servicio muchos más. Ahora mismo hay unos 550 ertzainas en total en Vitoria, de los cuales muchos nunca salen a la calle porque cumplen tareas administrativas. Para cubrir el ratio que se marcó para la ciudad en 2001, harían falta 722", explica.
La preparación de los agentes también es un tema candente. "Tanto en la Policía Local como en la Ertzaintza falta formación continua, es una carencia que sufrimos en ambos cuerpos. Ello hace que no estés al día. Cuando accedes a un puesto definitivo, la formación que deriva de ese puesto no se vuelve a actualizar más", sostiene.
El apartado material merece los mismos o más reproches. Cuenta el responsable de ERNE que a los agentes recién llegados a la comisaría de Vitoria "ni siquiera se les facilita un plano de la ciudad". Y eso que más del 60% de la plantilla reside fuera. Si optan por ayudarse de un GPS, los ertzainas lo pagan de su bolsillo, al igual que abonan la funda del talkie, que no viene con el uniforme. En cuanto a la flota de vehículos, la más antigua de toda la CAV, destacan la escasez de prestaciones de los Renault 19, con más de 400.000 kilómetros en sus chasis.
Juan Carlos Sainz, responsable en el territorio del sindicato SIPE de la Ertzaintza, también responsabiliza del actual clima de inseguridad a la falta de agentes en las calles, si bien no olvida "que una gran parte de ese problema es la nefasta gestión realizada por este gobierno". "Hay infinidad de puestos de seguridad ciudadana de la comisaría de Vitoria que no están cubiertos en su totalidad, ya que el personal se envía en comisiones de servicio a otras unidades para realizar funciones administrativas de dudosa efectividad policial, lo que conlleva una precariedad en el servicio que se da al ciudadano", señala al evaluar el día a día en la capital alavesa.
Y también hay críticas para los recursos disponibles. "Los materiales de trabajo no se ajustan a las necesidades de una Policía moderna como la que quiere vender el consejero Ares. Los vehículos, día si y día también, han de pasar por el taller. Se ha trabajado muchos inviernos a varios grados bajo cero sin materiales térmicos y así es imposible prestar un servicio adecuado", denuncia.
Otra de las valoraciones del SIPE que coincide al 100% con ERNE es que "se patrulla por la ciudad siguiendo un sistema de trabajo que solo sirve para inflar las estadísticas que luego venden en el Parlamento Vasco". "En función de la inquietud ciudadana del momento se dedican esfuerzos que no son efectivos. En violencia doméstica, en controles de alcoholemia... En lo que sea. Se meten un montón de horas para cubrir las estadísticas, no para resolver los delitos. Los agentes van de un sitio a otro pero su función no es investigar, sino alimentar de datos un ordenador", aseguran en ERNE.
Tampoco el compromiso adquirido en el Parlamento por Interior, consistente en activar la Subcomisaria de Agurain ha llegado a buen puerto. "Lo único que se ha hecho es ampliar el horario de recogida de denuncias en el citado lugar, pero sin aumento de personal, lo que supondría retirarlos de otros servicios", señalan.
"Este gobierno trata a esta ciudad como si fuera de tercera división", resumen desde SIPE.