madrid. El consumo de cocaína entre los adultos españoles ha descendido por primera vez en quince años y se ha situado en niveles similares a los de 2001, mientras que ha aumentado el consumo abusivo de alcohol, especialmente entre los más jóvenes.

Así se refleja en la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 2009-2010, que fue presentada ayer en rueda de prensa por la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, junto a la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Nuria Espí.

Según la encuesta, que recoge entrevistas a 20.109 personas entre 15 y 64 años, el consumo de cocaína desciende por primera vez, tras un crecimiento continuado entre 1995 (primer año que se realiza) y 2005 y una posterior etapa de estabilización.

Así, el 1,2% de la población ha consumido cocaína el último mes, frente al 1,6 de 2007 y el 1,3% de 2001.

La ministra de Sanidad, Leire Pajín, puso de relieve que estos datos corroboran la eficacia del Plan de Actuación frente a la cocaína, puesto en marcha en 2007, y demuestran que "estamos en el camino correcto".

No obstante, insistió en que "no hay que bajar la guardia ni tenemos que sentirnos satisfechos", ya que España sigue a la cabeza en el ránking europeo, sólo por detrás del Reino Unido.

El 14,9% de los encuestados reconoce que ha consumido alcohol en forma de "atracón" (cinco o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión) en el último mes y un 18,4% se ha emborrachado "hasta diez veces" durante el último año, explicó Leire Pajín.

Este consumo abusivo de alcohol se concentra cada vez más durante los fines de semana y afecta especialmente a los jóvenes, una cuestión que "el Gobierno va a abordar de forma especial", según señaló Pajín.

Aunque el Plan Nacional sobre Drogas ya contempla el consumo de alcohol, Pajín señaló que el ministerio va a reforzar las campañas enfocadas a la relación entre jóvenes y esta sustancia psicoactiva.

En cuanto a las causas del incremento, la titular de Sanidad lo ha achacado a la percepción de un menor riesgo y un menor daño para la salud que tienen los jóvenes respecto al alcohol.