"Que beba un coñac de vez en cuando y puntualmente fume un par de caladas de marihuana no impide que pueda correr mis 10 kilómetros los fines de semana, ni que desarrolle mi trabajo perfectamente. Deberían de educar a la sociedad con la marihuana como lo hacen con el alcohol, como un buen vino, un asado... Todo eso es placer y no adicción. No veo por qué no poder disfrutar de ello y regularlo". Asier no tiene derecho a votar en la ciudad de San Francisco, donde reside desde hace años, pero de poder depositar su papeleta en las urnas en el referéndum que se celebrará hoy en California, apoyaría sin dudar la legalización del cannabis. "La marihuana debería ser libre y controlada. Lo que deberían prohibir definitivamente serían los cigarrillos y el resto de drogas adictivas", señala.

Habrá que esperar para saber si la mayoría de los californianos refrendan la postura de este vasco, aunque los últimos sondeos vaticinan que no darán luz verde a la despenalización del cannabis. Los opositores a la llamada Propuesta 19 -que autorizaría el cultivo, consumo y venta de marihuana a los mayores de 21 años- advierten de que incrementará el riesgo de accidentes y repercutirá negativamente en el entorno laboral. Razones que no convencen al contrario. "Lo mismo que no bebo trabajando, ni conduciendo, tampoco fumaría marihuana. Siempre hay tiempo para el placer", replica Asier.

Además de colisionar con las leyes federales, que consideran el cannabis como una sustancia prohibida, su legalización en California podría poner a Barack Obama en aprietos de cara al exterior. De hecho, países duramente castigados por la violencia que genera el narcotráfico, como México y Colombia, ya han acusado a EEUU de "incongruente" por invertir miles de millones de dólares en la erradicación de esa droga dentro y fuera de sus fronteras.

Quienes no parecen tener motivo de preocupación ante el inminente referéndum son los cárteles mexicanos, ya que mientras se mantenga la diferencia de precios -un cigarrillo de maría costaría 15 dólares en Estados Unidos y uno en México- seguirán traficando. Al menos así lo consideran algunos expertos, quienes subrayan que, aun legalizándose el cannabis en California, seguirían teniendo como potenciales clientes a los menores de edad.

California, donde el uso terapéutico del cannabis está autorizado desde 1996, produce la mayor parte de la marihuana que se consume en EEUU, un negocio que genera más de 15.000 millones de dólares anuales. La legalización de esta sustancia supondría un balón de oxígeno para la agónica economía del Estado, ya que las arcas públicas pasarían a ingresar en torno a 1.300 millones de dólares cada año en concepto de impuestos. Este empujón económico, en plena crisis, es uno de los principales argumentos que esgrimen quienes defienden su consumo libre.

Martín Barriuso > Pannagh

"Corremos el riesgo de que si sale que no, se deje de discutir"

Tras solicitar en el Parlamento Vasco que se regule la actividad de las asociaciones que cultivan marihuana para consumo propio, Martín Barriuso espera el referéndum de California con cautela. "Puede ayudar, pero también corremos el riesgo de que todo el mundo esté mirando tanto a California que si se pierde el referéndum, se deje de discutir sobre si es conveniente o no", teme el presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas, para quien "el asunto no es si los californianos están a favor o en contra de legalizar el cannabis, sino si a nosotros nos interesa que funcione el actual sistema, pero como aquí todo el mundo está esperando a que se muevan los demás...", critica.

Un vistazo al panorama internacional, dice, confirma su teoría. "En las convenciones de la ONU hay un montón de gente que dice que esto de la prohibición de drogas no da resultado, pero luego llega la reunión de las Naciones Unidas y nadie dice ni mu", explica Barriuso, convencido de que "la mayoría de gobiernos admiten que no funciona, pero no tienen arrestos políticos de asumir el coste que supone decir: Esto hay que cambiarlo, porque toda la vida poniendo cuernos y rabo a este tema, ahora no puedes decir que los que consumen cannabis son normales y esto tiene que aceptarse.

Iker Val > Ganjazz

"Puede provocar una reflexión al resto de estados"

"Aprobar aplicaciones comerciales de la marihuana sin uso terapéutico, sino reconociendo el derecho a usarla, es bastante novedoso a nivel internacional y nos parece interesante". Partiendo de esta premisa, a falta de que los californianos se pronuncien, el presidente de la asociación de usuarios de cannabis Ganjazz, de Donostia, Iker Val, considera que el referéndum de hoy "puede provocar una reflexión al resto de estados, aunque entendemos que las políticas se desarrollan sobre todo a nivel estatal, regional e incluso local".

Al igual que su colega, Val defiende regular el consumo de maría a través de asociaciones porque "el debate de la legalización es un debate social complejo que necesita tiempo". Se requeriría, además, cambiar los convenios internacionales que impiden su despenalización.

Tras reconocer que la marihuana "no es inocua", por lo que plantean no fumar en espacios públicos ni delante de menores, el presidente de Ganjazz considera "bastante sintomático" que sea EEUU, "donde se originó la prohibición hace casi 100 años, quien ahora lo empiece a regular". A su juicio, "este cambio político viene derivado también de toda la influencia del narcotráfico de México. Esto mueve a la reflexión a los políticos en la medida en que ven que es incontrolable, que no se reduce ni la demanda ni la oferta y que la realidad es que la gente va a seguir consumiendo cannabis".

Ricardo Caparrós > Ai Laket!!

"El dinero destinado al control se invertiría en prevención"

Independientemente del resultado que depare el referendo, Ricardo Caparrós, miembro de la asociación de usuarios de drogas por la reducción de riesgos Ai Laket!!, califica de "muy interesante este tipo de propuestas porque ya se van sucediendo declaraciones de gente con más o menos tolerancia a este discurso y a trabajar para ver cómo se soluciona el tema legal".

Caparrós considera "positivo el debate de la legalización porque los consumidores no tendrían que acudir al mercado negro, con los problemas añadidos de comprar ilegalmente una sustancia, que puede estar adulterada". Además, añade, "todo el dinero que se invierte en el control de la oferta, para recursos policiales y demás, se podría destinar a la prevención y fiscalización de estas actividades".