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Álava encadena 20 años de aumento en los casos de cáncer de mama

La tendencia al alza se mantiene en todo Euskadi, y los programas de cribado siguen siendo clave para detectarlo

Álava encadena 20 años de aumento en los casos de cáncer de mamaE.P.

En Álava, cada año más de 150 mujeres por cada 100.000 reciben un diagnóstico de cáncer de mama. La cifra refleja un aumento sostenido que la detección precoz no logra frenar por completo. La tendencia ascendente no se limita a Álava.

Los tres territorios históricos presentan cifras similares, lo que refleja una realidad homogénea en Euskadi. Este patrón coincide con lo que se registra en gran parte de Europa, en parte gracias a los programas de cribado que permiten detectar más casos de forma precoz, aunque la enfermedad sigue siendo una amenaza constante, según explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Isabel Portillo, coordinadora de cribados de Osakidetza con motivo del Día Mundial contra el cáncer de mama que se celebra esta semana. 

Los programas de cribado de Osakidetza invitan cada semana a miles de mujeres a realizar mamografías, lo que permite identificar tumores en fases tempranas. “La participación es superior al 80% de las mujeres invitadas, lo cual es una cifra muy satisfactoria y que nos pone en el ranking más alto de todas las CCAA y de Europa. Esto teniendo en cuenta que hay un porcentaje de mujeres que no participan en el programa por realizarse la prueba en el sector privado, por lo que podemos asumir que el porcentaje cribado es mayor”, explica Isabel Portillo. La mayoría de los diagnósticos se concentran entre los 48 y los 69 años, aunque algunos casos aparecen antes. La investigación europea en la que participa Euskadi estudia cómo factores genéticos y hábitos de vida -como el tabaco, la alimentación y la terapia hormonal- pueden influir en la aparición temprana de la enfermedad.

Los programas de cribado de Osakidetza invitan cada semana a miles de mujeres a realizar mamografías, lo que permite identificar tumores en fases tempranas

EL PROGRAMA

El programa de detección precoz de Osakidetza, activo desde 1995, es hoy una de las herramientas más eficaces en la lucha contra el cáncer de mama. “Cuando detectamos el cáncer en fases iniciales mediante el cribado, la supervivencia a cinco años alcanza el 95%”, subraya Portillo. La estrategia no se limita a la invitación a las mamografías: detrás hay un entramado complejo de seguimiento, coordinación hospitalaria y control de calidad para garantizar una atención homogénea en toda Euskadi. Cabe destacar que, durante la pandemia, el programa sufrió un parón temporal, pero se recuperó finalmente.

“Nuestro objetivo es mejorar la supervivencia, pero también la calidad de vida. Participamos en ensayos clínicos y aplicamos tratamientos de quimioterapia, hormonales o de radioterapia con efectos secundarios menores”

Se incrementaron los recursos y logramos volver a los plazos habituales sin superar los 30 meses de invitación, que es el estándar europeo de calidad”, recuerda la coordinadora. Esa agilidad evitó que los retrasos diagnósticos afectaran de forma grave a las pacientes, según puntualiza. En cuanto a los tratamientos, Euskadi ha incorporado en los últimos años tecnologías avanzadas en todas las unidades de detección. La tomosíntesis -una técnica que permite obtener imágenes mamográficas en 3D- se ha convertido en una herramienta habitual, al igual que las terapias más precisas y menos invasivas. “Nuestro objetivo es mejorar la supervivencia, pero también la calidad de vida. Participamos en ensayos clínicos y aplicamos tratamientos de quimioterapia, hormonales o de radioterapia con efectos secundarios menores”, explica Portillo. El apoyo psicológico es otro pilar del proceso. Las pacientes cuentan con atención especializada desde Osakidetza y con la colaboración constante de la Asociación Contra el Cáncer en Euskadi (AECC). “Se ofrece un soporte psicológico y social muy pautado y personalizado, que tiene un impacto muy positivo tanto en las mujeres como en sus familias”, añade.

EL FUTURO

El futuro pasa por afinar aún más la detección. En el horizonte inmediato se encuentra la incorporación de la inteligencia artificial a la lectura de mamografías y la adaptación del cribado según el riesgo individual de cada mujer.

“Estamos trabajando de acuerdo a la Guía Europea, actualmente publicada (2025) en las recomendaciones que analizamos y que nos va a permitir adaptarnos tanto a la edad como al riesgo personal según algoritmos que están desarrollándose que incluyen la Inteligencia Artificial, actualmente la estamos validando en las Unidades de Detección con los profesionales expertos en cribado de mama y como en la Unión Europea vamos a establecer protocolos de su puesta en marcha en toda la red de Osakidetza a medio plazo”, adelanta Portillo. Más allá de la tecnología, el reto sigue siendo social.

"Todavía no hemos llegado al techo de participación. Hay diferencias entre niveles socioculturales y tenemos que lograr que el cribado llegue a todas las mujeres, independientemente de su nivel educativo o económico”

"Todavía no hemos llegado al techo de participación. Hay diferencias entre niveles socioculturales y tenemos que lograr que el cribado llegue a todas las mujeres, independientemente de su nivel educativo o económico”, advierte. 

En este sentido, el Día Mundial del Cáncer de Mama sigue siendo necesario: visibiliza la enfermedad, impulsa la prevención y recuerda que, con diagnóstico precoz, la curación es posible. Antes el cáncer era sinónimo de muerte. Hoy, dice Portillo, “se vive de otra manera”. Se habla abiertamente, se comparte, se afronta con más esperanza. “Estamos ante un nuevo paradigma: el cáncer de mama se ha convertido en una enfermedad crónica con la que se puede vivir y mantener una buena calidad de vida”, concluye la profesional.