Ir a disfrutar del mar en la ciudad de Valencia ofrece numerosas posibilidades. A lo largo de su litoral de casi 30 kilómetros es posible encontrar playas para todos los gustos. Desde playas urbanas en la misma ciudad hasta internarse en la Albufera en busca de lugares tranquilos en los que largo arenales permiten una cierta soledad en medio de la temporada veraniega.
De hecho, el municipio cuenta con siete playas, una para cada día de la semana y así poder ir cambiando de paisaje y disfrutar de muchas posibilidades de ocio.
De norte a sur, estas son los siete pequeños paraísos del Mediterráneo que no hay que dejar de conocer.
El lunes, playa de la Malvarrosa
Casi es la playa de Valencia por definición. Un paseo marítimo la recorre en toda su longitud, lo que permite elegir dónde colocar la toalla y la sombrilla sin necesidad de pisar la arena hasta localizar el lugar deseado. De arena dorada y fina, es una de las áreas costeras más concurridas y populares de Valencia, limita la norte con la playa de Patacona, que pertenece al vecino municipio de Alboraya, y al sur, a un kilómetro, con la de El Cabañal-Arenas, junto al barrio del mismo nombre. Sus aguas son aptas para todos los públicos, por lo que es perfecta para darse un baño en familia. Cuenta con todos los servicios: socorristas, baños públicos, duchas, vestuarios, todo ello también adaptado. Incluye un programa de ayuda al baño al discapacitado. Sus 135 m de ancho hacen que encontrar hueco resulte razonablemente sencillo. Para los que quieran descansar un rato del sol pueden volver al paseo marítimo para disfrutar de los muchos locales de hostelería donde encontrar estupendas opciones para saciar sed y hambre.
El martes, playa El Cabañal-Arenas
A la atura del antiguo barro de pescadores de El Cabañal, se encuentra la preciosa playa de Las Arenas. De carácter más local que la de la Malvarrosa, a pesar de su vecindad, es pequeño paraíso terrestre de arena dorada, agua cálida y poca profundidad. Entre sus características más diferenciales destaca la de contar con áreas deportivas y de juegos para niños, así cono una escuela náutica que se añaden a los servicios habituales de cualquier playa del entorno. La música callejera acompaña los paseos para conocer este típico barrio de fachadas coloridas y cubiertas de azulejos de cerámica. El arenal termina junto al puerto de la ciudad.
El miércoles, playa de Pinedo
Al sur del puerto valenciano se abre la playa de Pinedo, otro largo arenal que empieza en la orilla derecha de la desembocadura del río Turia y bordea los arrozales y la tradicional huerta valenciana que se cultivan en esta parte de la Albufera valenciana. Mucho más estrecha que las anteriores, no pasa de los 32 m a lo largo de su kilómetro y medio de longitud. Como sus hermanas, cuenta con una arena fina que hace muy agradable pasear por ella mientras se acerca hasta la orilla para disfruta de un agradable baño en sus aguas calmadas, aptas para todo tipo de bañistas. Cuenta con baños públicos, duchas y de todo lo necesario para una estancia sin problemas. Como punto extra, es una playa pet friendly a la que acudir con perros. También cuenta con una zona para amantes del naturismo. A pesar de ir abandonando poco a poco su carácter urbano, se pueden encontrar numerosos locales de restauración donde disfrutar de la cocina típica de la huerta valenciana, especialmente a las paellas valencianas de verdad.
El jueves, la playa de L'Arbre del Gos
A partir de aquí las playas se vuelven más naturales. La de L’Arbre del Gos es rústica, salvaje y virgen muy cercana a las dunas del Parque Natural de La Albufera. De unos 2,6 kilómetros, llega hasta Creu del Saler. En este punto el Mediterráneo ofrece su mejor versión con agua muy clara y limpia adecuada para el baño de adultos y niños. Se abrió al público en 2007 dotándolo de un paseo marítimo peatonal y ciclista. También cuenta con instalaciones balnearias de alta calidad, donde alquilar sombrillas y tumbonas. A ello se añade servicio de socorristas, baños públicos, duchas y la accesibilidad para personas con problemas de movilidad. Para los que no dispongan de coche o no les guste conducir, las líneas 14 y 15 de autobús llega hasta aquí en 40 minutos.
El viernes, la playa El Saler
El Saler, probablemente una de las playas más bonitas y emocionantes de Valencia. Largos arenales de arena blanca, fina y suave, sus dunas ofrecen rincones privados en el centro de un área con instalaciones. Este cordón de dunas tiene un gran valor ecológico, por lo que hay que evitar dejar rastro de nuestra presencia, y así conservar su aspecto natural y salvaje. Pese a ser una playa concurrida en época estival el ambiente que se respira es de tranquilidad y quietud, no en cva o son más de dos kilómetros y medio de longitud. Es una playa vigilada por socorristas y equipada con un acceso para los visitantes con movilidad limitada. Al iguala que a Pinedo, se puede llegar en autobús, en este caso en las líneas 24 y 25 que llevan hasta el Palmar y Perellonet.
El sábado, playas de La Devesa
Esta lengua de costa, también conocida como la Malladeta, se encuentra dentro del Parque Natural Saler, y algunos la consideran una de las más hermosas y tranquilas de España. En esta playa, se puede practicar el naturismo. Este arenal, de casi cinco kilómetros de longitud, tiene su mayor atractivo en entorno natural, ya que se encuentra en el límite del Parque Natural de La Albufera, un rico ecosistema en el que junto a lagunas y depresiones interdunales se entremezcla todo tipo de vegetación como pinos, palmitos, coscojas, lentisco y madreselva y que da cobijo a numerosas aves. La costa está vigilada por socorristas y el área cuenta con numerosos baños y duchas públicos. Esta playa también está adaptada para visitantes con movilidad limitada.
El domingo, la playa Recatì-Perellonet
Recatì se encuentra al sur de la gola de La Albufera. Es una playa tranquila y de arena fina delimitada por una pequeña urbanización tras la que se extiende una enorme extensión de cultivos de arroz. Es el punto donde el Parque Natural de la Albufera se encuentra con el Mar Mediterráneo, una linea de costa de casi 3 kilómetros en la que no hay hay instalaciones balnearias organizadas, pero sí baños públicos y duchas, además de pasarelas de madera para personas con movilidad reducida. Se pueden practicar deportes acuáticos, en especial el kitesurf. Cuenta también con restaurantes desde cuyas terrazas se puede disfrutar del magnífico paisaje.