Las máquinas de peluches son el sueño de muchos niños, que ven cómo un montón de entrañables animalitos (generalmente) esperan hacinados en un cubículo y son susceptibles de ser cazados a cambio de una moneda. Pero habitualmente el sueño se torna decepción cuando las pinzas sueltan en el último momento la cabeza del osito que ya imaginaban en sus manos.

Ese disgusto fue el motivo por el que Poppy, una niña de cuatro años, se introdujo por el agujero por el que caen los peluches con la intención de llevarse varios para ella y para sus hermanas al margen de las normas, y cuando se encontró dentro la alegría de poder tocar todos los juguetes pronto se transformó en angustia al ver que no era capaz de salir, que se había quedado encerrada.

Sucedió en Queensland, Australia. Los gritos de Poppy, que lloraba y golpeaba el cristal, alertaron a sus hermanas, que corrieron a buscar a sus padres, que se encontraban muy cerca. Mientras su padre le pedía que se tranquilizara y que se sentara para poder salir por la abertura por la que se había metido, su madre, Melanie Pike, no podía evitar echarse a reír y grabar el momento con su teléfono móvil. Después lo subió a Facebook, donde se ha hecho viral.

La niña pudo escapar de esa prisión de peluches, y en el vídeo se ve a ella y a su madre más tarde en casa. Pike pregunta a su hija: “¿Has aprendido la lección?”. Y ella le responde: “Sí”. “¿Vas a volver a robar?", añade su madre. Y Poppy le dice: “No”.