En su valoración del discurso de fin de año del lehendakari, Iñigo Urkullu, aseguraba que hay una “desigualdad creciente en Euskadi”. ¿En qué se basa?

Tenemos unos datos de cronificación de la pobreza que desde 2008 han ido aumentando, aunque en parte está paliada por la RGI. Como consecuencia de la pandemia y de la crisis inflaccionaria ahora mismo ya no es relativa sino que trabajadores con sueldos de 1.000, 1.200 o 1.400 euros están notando dificultades muy grandes para pagar las facturas. Ello hace que el bienestar se haya visto reducido y que ya no baste con tener un trabajo sino que esos salarios no llegan para poder hacer frente al coste de la vida.

Citaba la RGI, y justo antes de acabar el año pasado se aprobó su reforma con la participación activa de Elkarrekin Podemos-IU.

Muchas de nuestras propuestas se han tenido en cuenta como la subida de la cuantía, la rebaja de 23 a los 18 años y la rebaja de la burocracia. Pero hay que seguir peleando para que la RGI sea una verdadera herramienta de inclusión social.

Los grupos de la derecha criticaron esta reforma, aseguran que la juventud se puede acomodar con la concesión de ayudas...

Es totalmente demagógico decir que el problema de la juventud es que se vaya a producir un efecto llamada con la RGI, lo que tiene que haber son programas públicos de empleo, condiciones de empleo dignas, empleos que se convierten en indefinidos... Para eso hace falta que los aliados de la derecha, que son las grandes empresas, se comprometan con el país en el que están haciendo su actividad económica.

¿Hay posibilidades de que el grupo Elkarrekin Podemos-IU vuelva al acuerdo sobre las bases de la Ley Educativa vasca?

Siempre y cuando el Gobierno Vasco cumpla con el pacto educativo y sus propuestas sobre la ley vayan a favor del crecimiento de la escuela pública y en contra de la segregación escolar, podremos estar ahí. Con los decretos que aprobaron en verano y con la incorporación en la negociación presupuestaria de la concertación de las aulas de 0 a 2 años, que ofrecieron al PP en una especie de engañifa, por supuesto que no estaremos en ese acuerdo.

¿Están manteniendo contactos con los agentes educativos y con el Gobierno Vasco de cara a reconducir la situación?

En especial con los agentes educativos de la pública tenemos una interlocución constante, semanal. Por poner un ejemplo, hay un tercer anteproyecto de ley circulando que nos hicieron llegar desde una organización sindical y no desde el Gobierno. Somos firmantes de ese pacto y hemos tenido que conocer por terceros sus contenidos. No hay una interlocución del Gobierno Vasco que esté buscando allanar el camino para volver a un escenario de acuerdo, todo lo contrario.

Los Presupuestos vascos se aprobaron sin el apoyo de la oposición, y el consejero Azpiazu dijo que nunca hubo intención de acordar por parte de los grupos. ¿Es así?

Nosotros planteamos una propuesta de negociación importante, de más de 400 millones de euros, que también reflejaba el escenario presupuestario de récord. Ni una sola propuesta en educación, sanidad, medio ambiente, empleo y juventud fue tenida en cuenta y nos ofrecieron programas que ya se habían aprobado en el Parlamento Vasco, como en materia de vivienda. Pedíamos cambios en las políticas que no se estaban reflejando pero ni siquiera había partidas concretas nuevas que pudieran hacer cambiar nuestro voto.

En la recámara está también la futura Ley de Salud. ¿Será posible un acuerdo con su grupo?

Se ha ampliado el periodo de enmiendas y hasta el momento no hay negociación con el Gobierno. Vuelvo a decir lo mismo, si la ley va a fortalecer el carácter público y de calidad de Osakidetza podremos encontrarnos con el Gobierno. Si va en la línea de las decisiones de los últimos meses, seguramente no.

Precisamente, la gestión de Osakidetza ha centrado el debate con protestas focalizadas sobre todo en Gipuzkoa. ¿Cómo lo ha visto?

Yo lo veo como una enfermedad con muchos síntomas. La enfermedad es el adelgazamiento del sistema sanitario y el modelo que apuesta por la subcontratación masiva, y los síntomas son la crisis de las vacunas y de las OPE dopadas, el traslado de la cirugía cardiaca de Basurto a Cruces, la situación de la OSI de Donostialdea, la crisis en la atención primaria con el cierre de PAC en los tres herrialdes... Y sobre todo el gravísimo alargamiento de las listas de espera, especialmente en traumatología y oftalmología. Muchísima gente que paga impuestos tiene que hacerse un seguro o pagar consultas privadas, lo que no es de recibo en un estado social como en el que decimos que vivimos.

En mayo tocan elecciones municipales y forales en Euskadi. ¿Se presentará Ezker Anitza en coalición con Podemos y otras fuerzas?

Sí, estamos negociando estas semanas con Podemos y con Equo Berdeak para poder reeditar la coalición. La izquierda vasquista federal en Euskadi es plural, es verdad que han sido años de mucho movimiento y estamos intentando ajustar todas las piezas para presentar las candidaturas más potentes. Esa coalición a tres representa un espacio nada desdeñable en Euskadi que aspira a crecer y a aumentar los gobiernos de izquierdas en los municipios de Euskadi o nuestra influencia desde la oposición.

¿Qué papel desempeña Ezker Anitza respecto a la marca Sumar?

El proceso que está liderando Yolanda Díaz es la propuesta estratégica de Ezker Anitza y de IU en el conjunto del Estado, pensamos que puede ser la herramienta para recuperar a muchísima gente que en algún momento confió en nuestro espacio político. También para ampliar ese espacio a través de la construcción de una plataforma muchísimo más grande de lo que ha sido Unidas Podemos. Pensamos que el trabajo que nuestro espacio político está realizando en el Gobierno de coalición es muy importante, ha conseguido muchísimas mejoras para la ciudadanía y creemos que este mes se va a resolver por ejemplo el tema de la ley mordaza. Todo eso se tiene que canalizar y Sumar puede llegar a jugar un papel muy importante en Euskadi en los próximos meses y años.

¿Habría sido deseable que Sumar concurriera en mayo, en lugar de reservarse para las generales?

Fue una propuesta que desde IU realizamos y que no llegó a fructificar. Pero todas las partes del puzle que va a ser Sumar, que en Euskadi tiene que ir mucho más allá de Podemos, IU y Equo, estamos trabajando para tener la mejor representación posible en las elecciones de mayo. Y al mismo tiempo para que en las generales y después las autonómicas el espacio se presente con mucha más fuerza y voluntad de transformar Euskadi desde la izquierda.

¿Contempla una confluencia de izquierdas más amplia en Euskadi que incluya a Bildu o el PSE?

Los resultados electorales de todas las fuerzas de izquierdas suman para poder gobernar, pero hasta ahora no ha sido una prioridad para el PSE ni para EH Bildu a nivel general. Sí lo ha sido en municipios como Irun, donde gobernamos con el PSE, Errenteria y Durango, donde gobernamos con EH Bildu, o Elorrio y Ordizia, donde desde la oposición apoyamos a EH Bildu. Por regeneración democrática y por poner en marcha políticas progresistas, ecologistas y feministas esa alternativa, más pronto que tarde, se va a dar. Seguimos apostando por una alternativa de izquierdas muy plural.

El Tribunal Supremo falló por fin sobre el ‘caso De Miguel’ y el Gobierno Vasco procedió al despido inmediato de los dos funcionarios públicos condenados.

El Gobierno Vasco debería haber tomado esa decisión cuando se conoció la sentencia de la Audiencia de Araba. El lehendakari debería explicar por qué durante este tiempo De Miguel ha ejercido tareas de representación de entidades gubernamentales antes ministerios o en reuniones con organismos de la UE. No parece muy ejemplar.

El Tribunal Constitucional se ha renovado después de una crisis sin precedentes entre el poder legislativo y el judicial. ¿Qué conclusión ha sacado de este conflicto?

La crisis del régimen del 78 sigue abierta. La mayoría reaccionaria o conservadora no concede legitimidad al Gobierno de coalición y ya vemos a lo que llevan ese tipo de declaraciones en EEUU o Brasil. Tienen un concepto patrimonial del Estado, les pertenece el Congreso, el Gobierno y los jueces. Afortunadamente el TC se ha renovado, sigue pendiente el CGPJ y las estructuras judiciales necesitan mucho aire fresco porque no fueron del todo reestructuradas después de la dictadura. Este tiempo necesita que las fuerzas progresistas sean valientes a la hora de hacer una reforma del sistema judicial para democratizar ese poder del Estado, que ha estado demasiado tiempo en manos de la derecha y la extrema derecha.

La revisión a la baja de condenas en aplicación de la ley del ‘solo sí es sí’, ¿la achaca solo a la actuación de los jueces? ¿Aboga por introducir modificaciones a la norma?

Esta ley por primera vez pone el foco en la protección de la víctima y busca transformar la sociedad a través de la educación, la prevención y la puesta en valor de las políticas feministas. No busca el punitivismo sino que la violencia machista sea cosa del pasado. Es una buena ley que ha tenido efectos posiblemente no deseados, pero estamos seguros de que a medio y largo plazo va a ser muy efectiva y va a ayudar a transformar nuestra sociedad, que tiene un fuerte componente machista.

La reivindicación por parte del rey Felipe VI de una mayor inversión militar ha generado críticas.

Hace su papel, está educado en ideologías caducas sobre la unidad de España y la grandeza de los ejércitos. Más allá de apoyar la represión en Catalunya, ha tenido ocasión de preocuparse por el bienestar de la ciudadanía y no lo hace. Seguiremos trabajando por ser un Estado moderno sin reyes y para que la ciudadanía elija a sus representantes.