Primero fue la exclusión de una ertzaina en las fiestas de Mutriku por su profesión. Después, la agresión a un agente de paisano en la calle Cuchillería de Gasteiz, también en fiestas, al grito de “zipaio”. Ante la expectativa de un posible verano caliente en Euskadi, Iñaki Uraga, delegado de ESAN en la Ertzaintza, engloba estos ataques en la pugna que se libra entre las juventudes de la izquierda abertzale.

A tenor de los recientes acontecimientos, ¿qué se les pasa por la cabeza cuando vuelven a escuchar la palabra “zipaio”?

—No es a tenor de los últimos acontecimientos, es una palabra que se lleva empleando muchos años y la vemos vacía de contenido. El que quiere utilizar esas expresiones con ánimo de insultar o descalificar, no nos damos por aludidos, somos una policía nacida del pueblo vasco y al servicio del pueblo vasco.

¿Se habían recuperado en los últimos años espacios que habían estado vedados para los agentes de la Ertzaintza?

—No, nosotros siempre hemos estado ahí, somos hijos e hijas de este pueblo y hemos participado de la vida activa, de las fiestas de nuestros municipios. Nuestros hijos estudian en las ikastolas y formamos parte de las cuadrillas. No somos extraterrestres, en todas las cuadrillas hay un ertzaina y si no alguien conoce a un ertzaina o el vecino es ertzaina. Siempre hemos intentado vivir con normalidad. No nos hemos arrugado antes, cuando la tensión era mucho mayor, y menos ahora.

En una nota, ESAN enmarcaba los episodios de Mutriku y Gasteiz a la actual pugna entre las juventudes de la izquierda abertzale.

—Creemos que lo que están intentando, tanto por parte de GKS como de Ernai, es capitalizar a esa minoría antisocial y totalitaria que todavía existe en Euskadi, y están poniendo a la Ertzaintza como muñeco del pimpampum. Siempre que exista un ataque contra un miembro de la Euskal Polizia, vamos a estar frente a esas actitudes totalitarias.

Denuncian, por tanto, una instrumentalización de la Ertzaintza en esa lucha interna.

—Lo que no puede ser es que, en una disputa política, la Euskal Polizia y la Ertzaintza en particular se convierta en un instrumento de debate político de una u otra opción. La Ertzaintza es una institución al servicio del pueblo y no vamos a permitir que a ningún hijo o hija de este pueblo, ni a ningún trabajador, se le utilice. Porque es bastante evidente que se convierte en una excusa para decantar la balanza política y eso nos parece inaceptable.

El Gobierno vasco ha apuntado que estos hechos pueden responder a una estrategia organizada. ¿Lo comparten?

—Tenemos claro que no es casual. Esto responde a una estrategia, nos da igual de quién, pero tenemos un compromiso con esta sociedad, tenemos que sacar un trabajo adelante en nuestro día a día y no estamos dispuestos a que se nos utilice para que la balanza de un supuesto debate político caiga hacia un lado u otro.

Según el consejero de Seguridad, los ataques se amplifican a través de las redes sociales. ¿Lo han podido comprobar?

—En el día a día se ve claramente que tras cualquiera de estos hechos se producen un montón de mensajes que lo único que provocan es que un suceso aislado se pueda reproducir en las próximas semanas en las fiestas de los diferentes pueblos de Euskadi. Nos parece preocupante que haya un efecto contagio que en muchos casos es interesado.

Todas las miradas se dirigen ahora a la izquierda abertzale.

—No tenemos que entrar en ningún tipo de debate político, pero si se nos pregunta ya trasladamos en su momento que entendemos que la izquierda abertzale está en pleno debate entre el socialismo y la acracia. Están en plena competencia por captar a los sectores de la juventud y no tenemos por qué soportar que nos metan en eso. Rendimos cuentas a la sociedad, nuestras actuaciones son cuestionadas y no tenemos ningún problema en que se nos analice, siempre para mejorar, pero no estamos dispuestos a que se nos utilice como trabajadores de esta institución en ese debate.

GKS y Ernai están totalmente enfrentados pero coinciden en denunciar un “montaje policial” y la “represión” de la Ertzaintza.

—Igual la coincidencia es interesada para que no se produzca una ruptura que es necesaria. Toda escisión es dolorosa y en esos procesos hay intentos de que no se produzcan, y ahí es donde englobamos ese discurso coincidente. Pero si verdaderamente la izquierda abertzale hace una apuesta por vías pacíficas, democráticas y políticas, esa escisión es inevitable. Por mucho que ahora lancen un mensaje conciliador donde la Ertzaintza se convierte en el enemigo común.

Estas situaciones, al igual que los ‘ongietorris’, sacan a la luz las contradicciones de Sortu.

—Seguramente sea una estrategia de GKS donde pone a la línea oficial frente al espejo para sacar a la luz sus costuras. Han estado defendiendo una serie de postulados de lucha y enfrentamiento y la realidad es que han ido al acto por el 40 aniversario de la Ertzaintza. En ese escenario llega el verano y en plena pugna con GKS porque no les dejan montar las txosnas sale el comunicado del Ayuntamiento de Mutriku, donde el alcalde es de Sortu, que dice que no están dispuestos a que se discrimine a nadie, tampoco por su profesión. Una declaración institucional que ha de tener continuidad.

ESAN ha sufrido también el acoso, con pintadas en su sede.

—Como referente sindical dentro de la Euskal Polizia en la defensa de los trabajadores y trabajadoras, que nos hemos enfrentado a todos los ataques que han sufrido los agentes, la actitud totalitaria de esta minoría les hace responder con pintadas, amenazas, agresiones... Es su forma de trasladar su proyecto político.