- De tanto exprimir Pedro Sánchez su Manual de resistencia, el libro que publicó en 2019 está cerca de convertirse en pulpa de papel. Y es que el presidente español, cómodo en el rol de superviviente nato, afronta uno de los momentos más procelosos de su mandato, acorralado por un lado por sus socios naturales, incluyendo su compañero de coalición, Unidas Podemos; y por otro, por los grupos de la oposición, PP, Vox y C’s. Se da la paradoja de que, cuando la pandemia que surgió con virulencia a principios de 2020 afronta una etapa valle, la situación general vuelve a ser convulsa por la crisis generada por la guerra en Ucrania.
En primera instancia, la reacción planeada por Moncloa, incluyendo un aumento de la inversión en Defensa, le ha acercado al principal partido de la oposición, el PP, liderado de forma todavía no oficial por Alberto Núñez Feijóo, y le ha alejado de Unidas Podemos -sonada fue la referencia, posteriormente negada, de Ione Belarra al PSOE como “partido de la guerra”-. Pero el sorpresivo anuncio del pasado viernes sobre el cambio de postura del Gobierno español acerca del Sáhara Occidental, por el que asume la hoja de ruta de Marruecos, ha acabado por dinamitar el tablero de juego, dejando al líder socialista más solo que nunca.
Se trata de dos cuestiones de Estado que han tensado exponencialmente la relación ya complicada que mantenían el PSOE y Unidas Podemos. La aprobación in extremis de la reforma laboral el pasado 3 de febrero, en una votación en la que Sánchez cambió a sus socios tradicionales, entre ellos el PNV y ERC, por Ciudadanos dio una primera pista sobre la posibilidad de que el actual inquilino de Moncloa tratara de afrontar la recta final de la legislatura con otros aliados.
La portavoz de Podemos, Isa Serra, puso ayer voz a este malestar reprochando al PSOE que pretenda defender los Derechos Humanos de los ucranianos mientras “entrega” los de los saharauis. Serra calificó de “injustificable” este giro de Sánchez en declaraciones realizadas en el marco de una manifestación en Madrid por la paz en Ucrania, donde se unieron por tanto los dos principales motivos de fricción entre el PSOE y la formación morada.
De este modo, la coyuntura internacional ha tensado sobremanera la situación actual, y el PNV advirtió el pasado viernes de que la legislatura está “sometida a incertidumbres” nunca vistas antes debido a la “fragilidad de la mayoría de la investidura” y a las “tensiones y frialdades internas” de Unidas Podemos. El diputado jeltzale Mikel Legarda aseguró que, dado el precario juego de mayorías en el Congreso, “hay que enhebrar acuerdos ley a ley y situación a situación, con lo cual ya no hay ese fondo de armario de la mayoría de investidura que jugaba como un empaste”.
Pese a que Pedro Sánchez se ha afanado en negar una y otra vez que se plantee adelantar las elecciones generales, sigue planeando la posibilidad de hacerlas coincidir con los comicios autonómicos previstos en otoño en Andalucía. Sería una forma además de evitar que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tenga un rodaje como líder de la oposición. Tras la hecatombe interna que ha sufrido el PP por el enfrentamiento entre su todavía presidente, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, Feijóo tendrá que esperar para ser proclamado líder de la formación en el congreso extraordinario previsto los próximos días 2 y 3 de abril en Sevilla.
En el reposicionamiento del PP también tiene un gran peso el hecho de que, por primera vez, ha abierto las puertas a pactar un gobierno autonómico con Vox, en este caso en Castilla y León tras decretar un adelanto electoral a la postre infructuoso para sus intereses. Respecto al partido que lidera Santiago Abascal, está patrimonializando como ninguno el descontento social provocado por el aumento del precio de los carburantes y la electricidad, derivado a su vez de la invasión rusa en Ucrania, y que ha desembocado en una huelga de los transportistas.
Este fin de semana ha sido un buen ejemplo de ello, con las concentraciones que convocó la ultraderecha el sábado frente a los ayuntamientos de distintas ciudades para exigir la dimisión del Gobierno español, la convocatoria de elecciones generales y el abaratamiento del coste de la energía y el combustible. Ayer, la oposición en pleno, PP, Vox y Ciudadanos, se volcó con la protesta de miles de agricultores, ganaderos y cazadores, que exigieron medidas urgentes ante la huelga de los transportes y el aumento generalizado de los costes derivado de la carestía de las materias primas.
En el caso del PSOE, este fin de semana ha culminado su renovación autonómica con la celebración de su congreso en Asturias. Al mismo no asistió Pedro Sánchez, que en su gira europea sobre la situación energética se reunirá hoy con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la sede del Elíseo. Los efectos económicos de la guerra en Ucrania centrarán este miércoles el Pleno de control en el Congreso, con una batería de preguntas de la oposición.