donostia - Ni los históricos resultados de 2011 ni los escasos de 2015 y 2016. EH Bildu consiguió anoche rebasar la cifra de 250.000 votos al Congreso y llegar a los cuatro escaños en la Carrera de San Jerónimo. Dos representantes más que hasta ahora y que, a la espera del resultado del voto extranjero y según cómo vaya la legislatura, en la coalición confían que puedan ser decisivos en las votaciones.

La fuerza que lidera Arnaldo Otegi había prometido pelea hasta el final y la dio hasta el punto de que el hipotético quinto escaño, el de Bel Pozueta por Nafarroa, aún está a expensas de lo que dictamine el recuento del voto exterior el próximo miércoles. De momento y con el 0,6% de los votos por recontar pasado mañana, el PSN lleva una ventaja inferior a 400 apoyos.

Más allá del número de diputados, la coalición, que actuará de la mano de los 15 representantes de ERC en el Congreso de los Diputados, recupera aire respecto a las últimas citas con las urnas de las Cortes Generales.

El punto de comparación hay que situarlo en 2015. Fueron las primeras elecciones generales de Podemos, que entonces aspiraba al cambio en el Estado. Ser la palanca de una revolución que no llegó ni de momento ha llegado. Aquel discurso, no obstante, tuvo atractivo para una parte del electorado soberanista de izquierdas, que al comienzo de una nueva fase en Euskadi, se decantó por el voto útil de la formación morada.

De los más de 330.000 votos de Amaiur entre la CAV y Nafarroa, EH Bildu cayó en 2015 a 218.000 votos; de siete a dos escaños. Meses después, en las generales que se celebraron por culpa del bloqueo en Madrid, los diputados se mantuvieron en dos, pero los votos cayeron a 185.000.

Esta vez, y descontada la subida que protagoniza el PSOE por el desplome de Unidas Podemos, parte de esos votos de la izquierda soberanista que se tiñeron de morado en 2015 y 2016 vuelven a EH Bildu, que en la CAV vuelve a hacer pie en los 200.000 votos y recupera dos escaños -el segundo por Gipuzkoa y el de Araba-, mientras que la noticia más positiva de la noche le llegó a EH Bildu desde Nafarroa, donde en número de votos creció un 50%, al pasar de 31.000 sufragios a más de 46.000.

No le ha servido de momento para conseguir un quinto representante en Madrid, pero sí para recuperar ayer parte del terreno que en las últimas citas a las Cortes Generales había perdido. Lo hizo en unas elecciones de marcado carácter estatal por la polarización de las derechas, pero que sobre todo en la CAV terminaron por tener un marcado debate sobre el autogobierno.

En el caso concreto de EH Bildu, ha recuperado aire en un contexto en el que tenía otra dificultad añadida. La izquierda soberanista vasca, sobre todo la más radical, ha variado en las últimas décadas su posición respecto a los comicios generales. Desde convocatorias a las que respondían con una participación circunscrita solo a los temas vascos que tratara el Congreso hasta una abstención activa sin presentar sigla.

En esta ocasión, EH Bildu ha refrendado su apuesta por el marco institucional también para el Congreso, con lo que supone este cambio en determinados sectores de la izquierda independentista vasca, que en algunos municipios y en las redes sociales habían llamado a la abstención ante esta cita electoral.

El horizonte de partida apuntaba a una mejoría de EH Bildu. La propia coalición, confiando en que en Gipuzkoa tenía opciones de mejorar, situó al senador Jon Iñarritu como segundo por la plaza guipuzcoana, donde se daba por seguro el escaño de Mertxe Aizpurua. La fortaleza de la coalición soberanista en el territorio -donde recuperó parte del voto que se marchó a Podemos en 2015 y 2016- le permitió subir ayer de la tercera posición de entonces a la segunda, por detrás del PNV y casi 20.000 votos por encima del PSE. El único senador de EH Bildu también será por Gipuzkoa: Gorka Elejabarrieta.

Atado el billete de Oskar Matute por Bizkaia, donde EH Bildu repitió el cuarto puesto de los anteriores comicios, dos eran los puntos de atención: Araba y Nafarroa. A la vista de los resultados finales de anoche, una de cal y otra de arena.

El primer golpe llegó en Araba, donde pasadas las 21.30 horas y con apenas el 30% escrutado, la coalición soberanista veía cómo se convertía en real su principal elemento movilizador de la recta final de campaña: el asiento que en las encuestas lograba el PP estaba al alcance de la mano. Con el 100% escrutado, Iñaki Ruiz de Pinedo formará parte de la bancada de EH Bildu en el Congreso de los Diputados.

EH Bildu logró dar el segundo golpe hacia las 22.10 horas. Había que mirar entonces a Nafarroa, donde el escrutinio estaba muy avanzado. Con el 85%, el segundo escaño con el que contaba el PSN cambiaba de color: de rojo a verde. Aun así, este cambio duró poco, ya que en 20 minutos los socialistas recuperaron un escaño que puede ser clave en la bancada del PSOE en el Congreso.

A partir de ahí, ese escaño volvió a girar de mano en mano entre PSN y EH Bildu, como si de la txanpa final de una regata de La Concha se tratara, siempre por rentas mínimas de 200 votos salvo la final: en este momento los socialistas aventajan en 390 votos a EH Bildu.

Lejos quedan, eso sí, los 333.628 votos al Congreso con los que EH Bildu -bajo la denominación de Amaiur- debutó en 2011 como gran coalición de Sortu, Eusko Alkartasuna, Aralar y Alternatiba. A diferencia de ayer, aquel resultado permitió a la sigla conseguir representación en todos los territorios, aunque con Mariano Rajoy en La Moncloa gracias a la mayoría absoluta. El contexto ahora es diferente y la propia coalición, que pretende influir en Madrid, también.