BARCELONA - El PP sigue azuzando el miedo a que un escenario violento se apodere de Catalunya tras las elecciones del 21 de diciembre. La aparición de siete muñecos colgados boca abajo en un puente sobre una carretera en Malla (Barcelona), algunos de ellos con logos de C’s, PSC y PP, resultó ayer la excusa perfecta para que los populares llamara a acudir en masa al 21-D para que los constitucionalistas frenen a los “radicales independentistas”. La acción, cuya autoría investigan los Mossos d’ Esquadra, fue rápidamente denunciada por la totalidad de los partidos políticos. Pero ello no fue óbice para que el vicesecretario de Comunicación de la formación de Génova, Pablo Casado, afirmara que Catalunya necesita “un cambio histórico que evite escenas terribles”. Más contundente que Casado fue el líder del PPC, Xavier García Albiol. La formación que comanda denunciará “el simulacro de asesinato de votantes” de los partidos constitucionalistas -que fue desvelado por la plataforma Societat Civil Catalana-, si bien su líder acusó directamente y sin ambages al expresident Carles Puigdemont y al exvicepresident Oriol Junqueras por ser los instigadores del “fanatismo” que imperaría en tierras catalanas. Albiol, quien durante la última semana viene denunciando un incremento de coacciones y amenazas a destacados representantes populares, equiparó el “odio de algunos independentistas” con “las maneras mafiosas del cártel de Medellín”.
Revertir la “fractura social” es el objetivo, tal y como ayer planteó el delegado del Gobierno español en Catalunya, Enric Millo, quién calificó la aparición de los muñecos amenazantes de “comportamientos antidemocráticos” que no aportan nada a la convivencia ni a la concordia, y una falta de respeto a la diversidad y el pluralismo político. En similares términos se explayó el portavoz del Ejecutivo de Rajoy, Iñigo Méndez de Vigo. Aun y asegurando que la “normalidad” se ha instalado en Catalunya tras la aplicación del artículo 155, hechos como el de ayer serían una prueba de la “ruptura de la convivencia”.
Si bien el PP parece liderar la campaña de denuncia de los hechos violentos, Ciudadanos tampoco se ha quedado atrás . Aunque en este caso, el partido presidido por Albert Rivera lanzó su mensaje en dirección a un PSC al que los radicales meten en el mismo saco del PP o C’s. “Los adversarios son los radicales, los que no respetan la democracia, y tenemos que estar juntos”, remarcó.
Además del ruido mediático, la aparición de los muñecos amenazantes también generó una disculpa de la Guardia Civil a los Mossos d’Esquadra. La cuenta de Twitter del instituto armado colgó un comentario en el que se cuestionaba la profesionalidad de la policía catalana, que precisamente fue la que acudió al lugar sobre las 09.00 de ayer a retirar los monigotes. “Pues si son los Mossos los que investigan, vamos a ponernos cómodos”, escribieron en un mensaje que fue posteriormente borrado. “Un componente de nuestro equipo de redes sociales ha cometido un terrible error referente a la noticia aparecida en varios medios sobre unos muñecos colgados de un puente con los logos de PP, Cs y PSC. Queremos pedir disculpas a los compañeros de @mossos y vamos a depurar responsabilidades”, señalaron. Los Mossos aceptaron la disculpa.
“inquisitorial” A pocas horas de que arranque de la campaña electoral, las formaciones nacionalistas censuraron una nueva injerencia de la Junta Electoral. En este caso, por el veto impuesto a la colocación de luces amarillas en edificios municipales de Barcelona. La número 10 de la lista de Junts per Catalunya (JxCat) y directora de la campaña, Elsa Artadi, denunció el “delirio inquisitorial” del organismo -que actuó por petición del PP- al no permitir instalar elemento de ese color, que se ha convertido en el distintivo de las reclamaciones para exigir la liberación de los exmiembros del Govern encarcelados y los presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.