La familia y los compañeros de Fernando Buesa y Jorge Díez volvieron ayer al fatídico lugar donde su memoria quedó anclada hace catorce años. Desde entonces, un monolito recuerda sobre el césped el asesinato del que fuera diputado general de Álava y su escolta. Y cada 22 de febrero las rosas rojas rememoran a dos de las víctimas que la organización terrorista que ahora inicia su desarme sumó a su macabra estadística. La tercera muestra en recuerdo del dirigente socialista de esta semana -el Museo Artium acogió el miércoles un acto y el Parlamento Vasco le homenajeó el jueves- resultó la más emotiva, probablemente por el carácter íntimo de la entrega floral organizada por los familiares; sin discursos ni reflexiones políticas, tal y como sucede desde que el año pasado las familias de Buesa y Elorza tomarán el relevo al PSE en la organización este evento.
Acompañadas por la voz de Imanol entonando Ausencia, la viuda del dirigente socialista, Natividad Rodríguez, y la madre del ertzaina, Begoña Elorza, iniciaron la ofrenda floral a la que dieron continuidad las decenas de personas que se acercaron hasta los jardines próximos al campus universitario de Álava. Como no podía ser de otra manera, las presencia socialista -con Patxi López al frente-fue la más numerosa en la nutrida representación política que incluyó a la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, y a varios diputados alaveses. Tampoco se quisieron perder el acto el asesor de la Dirección de Víctimas del Gobierno Vasco, Txema Urkijo, y la asesora de la Secretaría General de Paz y Convivencia, Aintzane Ezenarro.
Entre los representantes locales, los portavoces del PNV en el Ayuntamiento de Vitoria y las Juntas Generales de Álava, Gorka Urtaran y Ramiro González, respectivamente. Amaiur estuvo presente a través del diputado Rafa Larreina, y el senador Alberto Unamunzaga, ambos de EA, al igual que Antxon Belakortu, miembro de la coalición soberanista Bildu en el Consistorio gasteiztarra. La izquierda abertzale tradicional no estuvo presente en el homenaje de ayer, a diferencia del recordatorio institucional.