VITORIA. NO quisieran ser conocidos, pero lo cierto es que, en algunos de los grandes procesos judiciales que están en curso, el juez instructor se convierte en uno de los actores principales, y su nombre y foto trascienden a los medios de comunicación. Instruyen casos conocidos, de gran envergadura por su trascendencia social o económica o por sus protagonistas. Son los que el gran público conoce como jueces estrella. Baltasar Garzón, expulsado de la carrera judicial, abrió la senda, y tras él han ido apareciendo magistrados que congenian con los focos y las luces, en algunos casos muy a su pesar.
Pablo Ruz, José Castro, Mercedes Alaya y Mari Paz Benito. Esos son sus nombres. Gürtel y Bárcenas, Nóos, ERE y Caja Navarra. Esos son sus casos. Fieles al anonimato, eluden las entrevistas y, aunque aseguran que solo quieren ser conocidos por sus autos, un día sí y otro también acaparan titulares en la prensa y minutos en tertulias radiofónicas y televisivas. Por sus despachos han pasado personajes como Iñaki Urdangarin, Luis Bárcenas, Jaume Matas, o Yolanda Barcina. Para algunos son como Eliot Ness y los intocables, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis o la Brigada Anticorrupción. Desde José Castro, el más veterano, a María Paz Benito, la más joven, estos cuatro magistrados, dos hombres y dos mujeres, se han convertido en el ariete contra la corrupción y el dinero sucio.
Pablo Ruz
El sustituto de Garzón
Pablo Ruz Gutiérrez nació en Madrid el 28 de noviembre de 1975, pero es oriundo de la comarca cántabra de Liébana, de donde procede su familia. Estudió Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas e ingresó en la carrera judicial en 2003. Desde ese año hasta 2005 estuvo destinado en el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Navalcarnero; entre 2005 y 2006 se hizo cargo del Juzgado de Primera Instancia número 4 de esa misma localidad madrileña; y en 2008 fue el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Bilbao. Ese mismo año sustituyó a Juan del Olmo en el Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.
Sin embargo, su gran momento llegó en junio de 2010 cuando se hizo cargo del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional en sustitución de Baltasar Garzón. Su elección fue decidida por unanimidad por la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) imponiéndose a dos magistradas que, en un principio, estaban mejor situadas que él, Carmen Lamela y Carmen Rodríguez-Medel. "El mejor de los que se presentaban" o "un profesional serio y muy trabajador" fueron algunas de las opiniones que se oyeron cuando se hizo pública la decisión de la Permanente del CGPJ.
Pese a su juventud, y aunque haya saltado a la fama con los casos Gürtel y Bárcenas, Pablo Ruz ha trabajado en sumarios muy importantes. Fue el juez instructor del caso Saqueo I, que investigó las irregularidades del Ayuntamiento de Marbella, una instrucción que acabó con la orden de ingreso en prisión de uno de los principales encausados, Juan Antonio Roca. Asimismo, fue el encargado de reabrir el caso Faisán, sobre el supuesto chivatazo a la red de extorsión de ETA, en el que están procesados el exjefe superior de la Policía en la CAV, Enrique Pamiés, y el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros. Otro de los casos que instruyó se refería a las irregularidades en la SGAE, llamando como imputado al cantante Ramoncín.
Sin embargo, Ruz está ahora de plena actualidad por ser el juez instructor de la trama Gürtel y por encargarse de los tejemanejes del extesorero del PP, Luis Bárcenas, a quien ha enviado a la cárcel de Soto del Real.
Pese a la importancia mediática de estos casos, Pablo Ruz, casado y con tres hijos, es la antítesis del juez estrella. Discreto y sencillo, las personas que trabajan con él aseguran que es "encantador en el trato". Considerado un magistrado progresista, es miembro de la plataforma Otro Derecho Penal es Posible, una organización de la que forman parte jueces, fiscales y catedráticos de derecho que defienden la resocialización y humanización del sistema penal disminuyendo en la medida de lo posible el ingreso en prisión.
Preocupado por compaginar la vida privada y la actividad laboral, Pablo Ruz procura no permanecer más tiempo del necesario en su despacho. Es feliz cuando llega a casa y se dedica a una de sus grandes aficiones: tocar la guitarra, especialmente canciones de los Beatles, uno de sus grupos preferidos. También le gusta jugar al fútbol y, en cuanto a la lectura, se decanta por la novela negra.
José Castro
Azote de la Familia Real
Muy a pesar suyo, el juez José Castro, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, se ha convertido en el azote de la Familia Real española. Instructor del caso Nóos, en el que está implicado Iñaki Urdangarin, tampoco le duelen prendas a la hora de investigar las actividades de la Infanta Cristina como copropietaria de la empresa Aizoon, integrante del conglomerado Nóos.
José Castro Aragón nació en la localidad de Córdoba en 1947 y, antes de ser juez, ejerció como funcionario de prisiones. Ingresó en la carrera judicial en 1986, y pasó por diferentes destinos como Dos Hermanas (Sevilla), Arrecife (Lanzarote) o Sabadell antes de que en 1985 llegara al Juzgado de lo Social número 2 de Palma. Cinco años más tarde fue trasladado al Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, donde todavía continúa.
Su primer gran sumario fue el denominado caso Calviá en 1992. Dos concejales del PP de esta localidad mallorquina fueron procesados y posteriormente condenados por el intento fallido de comprar a un edil del PSOE, al que le ofrecieron 100 millones de pesetas. Sin embargo, el caso más sonado hasta hacerse cargo de la instrucción del entramado Nóos fue el derivado de la construcción del velódromo Palma Arena, en el que el principal encausado fue el expresidente balear Jaume Matas. Durante cuatro meses escuchó las conversaciones telefónicas del dirigente del PP. Tras un interrogatorio de más de 15 horas, el juez Castro envió a prisión a Matas, que eludió su entrada a la cárcel tras depositar una fianza de tres millones de euros. Finalmente, Jaume Matas fue condenado a seis años de prisión, si bien su condena está pendiente de ser ratificada por el Tribunal Supremo.
En sus 34 años como juez, José Castro no ha concedido ni una entrevista ni hace declaraciones. Asegura que su único medio de comunicación son sus autos y sentencias. Vive en un barrio marinero frente a la bahía de Palma, le gustan los coches deportivos, y ha sido un apasionado de las motos de gran cilindrada. Sin embargo, tras un susto al sufrir un ataque de estrés, cambió las motos por la bicicleta, medio de transporte que ha utilizado en más de una ocasión para acudir a su despacho en los juzgados.
Otra de las grandes pasiones de José Castro es el kendo, disciplina de combate que tiene su origen en Japón y en el que los practicantes portan una armadura, denominada bogu, y un sable de bambú o shinai. El magistrado cordobés está separado y sus tres hijos, dos de ellos abogados y el tercero procurador, también practican este deporte habiendo logrado importantes triunfos. A José Castro le gusta el fútbol. Es del Real Madrid, pero no le importa la victoria del Barça si juega bien, y otra de sus debilidades es la música, sobre todo de Joaquín Sabina, de quien aseguran que tiene varios discos firmados.
No obstante, una de las peculiaridades del juez Castro es su vitalidad incansable. Quienes trabajan a sus órdenes aseguran que es capaz de estar horas y horas al pie del cañón. Se arremanga y asiste a registros a deshoras o es capaz, como en el caso de Matas, de encadenar 15 horas de interrogatorio.
Mercedes Alaya
Perseverante y enigmática
Mercedes Carmen Alaya Rodríguez (Écija, 20 de junio de 1963) es el tormento del PSOE. Con su último auto, en el que imputa por el caso de los ERE a 19 altos o exaltos cargos de la Junta de Andalucía, entre ellos a la exministra de Fomento con Zapatero Magdalena Álvarez, ha hecho saltar todas las alarmas socialistas, tanto en el sevillano palacio de San Telmo como en la sede de Ferraz en Madrid.
Mercedes Alaya se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla en 1986 y dos años después ingresó en el mundo de la judicatura. Comenzó su trayectoria profesional en la localidad sevillana de Carmona y dos años después, en 1990, se trasladó a Fuengirola, donde encausó al entonces alcalde socialista por un presunto delito de malversación de fondos. En 1992 se hizo cargo del Juzgado de Primera Instancia número 20 de Sevilla, y desde 1998 es la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 6 de la capital andaluza.
Desde su juzgado instruye dos grandes sumarios, el caso Betis y el caso de los ERE, que es una ramificación del caso Mercasevilla. El caso Betis hace referencia al supuesto desfalco que realizó el club sevillano bajo la presidencia de Manuel Ruiz de Lopera. Con respecto a los ERE, la jueza investiga las presuntas irregularidades cometidas en los expedientes de regulación de empleo.
Mercedes Alaya está casada con el auditor José Castro y tiene cuatro hijos, el mayor nació cuando la jueza tenía 20 años y aún estaba estudiando en la Universidad de Sevilla. Reservada en todo lo referente a su vida privada, en el proceso de recusación del caso Mercasevilla dejó muy claro que es realmente celosa de su intimidad. "Me genera pudor hablar de mi vida privada. La intimidad familiar la dedico a otros menesteres distintos al trabajo", manifestó.
Perseverante, enigmática, distante e imparable según quienes la conocen, Mercedes Alaya tiene miles de seguidores en Facebook. A lo largo de seis meses, desde septiembre de 2012 a marzo de 2013, dejó su puesto en los juzgados sevillanos debido a que sufría fuertes neuralgias. Desde que llegó de nuevo al juzgado se ha afanado por dar un impulso al caso de los ERE. Es capaz de saltarse las comidas para permanecer trabajando en su despacho. Eso sí, siempre sale impolutamente vestida acompañada de sus gafas de sol y su inseparable maleta de documentación.
Mari paz Benito
Jueza gracias a la novela negra
Mari Paz Benito Osés es la más joven de estos cuatro jueces estrella. La magistrada instructora del caso de las dietas en Caja Navarra nació en Pamplona el 23 de marzo de 1975. Con 22 años se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra logrando el Premio Aranzadi Fin de Carrera y mostrando un perfil académico impoluto con 41 matrículas de honor.
Su primer destino fue el Juzgado de Instrucción número 2 de Tafalla, localidad de donde es originaria su madre. Desde 2003 es la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona. En 2010 fue elegida juez decana de Pamplona logrando el voto favorable de 16 de los 18 órganos unipersonales (juzgados con un solo juez titular). Su gran sumario es el correspondiente a las dietas en la entidad crediticia navarra, por el que ha imputado al expresidente del Gobierno foral Miguel Sanz, al exconsejero Álvaro Miranda y al alcalde de Pamplona, Enrique Maya, al tiempo que ha solicitado al Tribunal Supremo la imputación de la actual presidenta del Gobierno de Navarra y líder de UPN Yolanda Barcina.
Sin vínculo familiar alguno con el Derecho, Mari Paz Benito se aficionó muy joven a leer novelas de intriga, en televisión le gustaba la serie Ley de los Ángeles, y después quiso conocer de primera mano si era cierto aquello de que, a menudo, la realidad supera la ficción. Lo suyo era vocación pura y dura. Quería instruir e investigar, profundizar en el Derecho Penal desde que comenzó su carrera universitaria, y se preparó a conciencia en Huesca para unas oposiciones para ser fiscal. Sin embargo, "tuve la enorme suerte", reconoce, de que se convocaron primero las pruebas de acceso a plazas de juez, así que, como no es una mujer que deje las cosas en la sala de espera, se decantó por esa opción.
La describen como una trabajadora minuciosa, jueza garantista, comprometida y accesible que basa su relación habitual con periodistas y abogados en la cordialidad y cercanía. Sin embargo, se muestra incorruptible cuando los informadores o las partes buscan más allá de la línea roja. Casada y con dos hijos, la discreción preside su vida personal, lo que le permite pasar desapercibida en un concierto de Bon Jovi en San Sebastián o en un partido del equipo de balonmano Anaitasuna, del que es una fiel aficionada.
Pero Hay más
Garzón, Pedraz, Murillo...
Son cuatro, pero hay muchos más que, aunque en este momento no estén en la primera plana de los periódicos, han gozado de sus minutos de gloria. Sin duda alguna, al frente de todos ellos se sitúa el ahora exmagistrado Baltasar Garzón. Fue el primer juez estrella. Coqueteó con la política al presentarse en las listas del PSOE de Felipe González y continúa ahora con esos devaneos con su acercamiento a Izquierda Abierta. Hasta su expulsión de la judicatura estuvo rodeada de todo el bombo y boato de los grandes acontecimientos.
Javier Gómez-Bermúdez es otro de los jueces más conocidos. Fue el magistrado del juicio del 11-M y no duda en aportar sus opiniones. La lista se puede completar con jueces como Santiago Pedraz, a quien el portavoz adjunto del PP Rafael Hernando tildó de "pijo ácrata" después de que el magistrado cargara contra la decadencia de los políticos. La jueza Ángela Murillo es famosa por sus comentarios, sobre todo en los juicios contra miembros de ETA o la izquierda abertzale. "Por mí como si quiere beber vino", le espetó a la abogada de Arnaldo Otegi cuando le preguntó si su defendido, en huelga de hambre, podía tomar un vaso de agua.