vitoria
hace tiempo que la certeza se divorció del PSOE. La incógnita sobre la continuidad del presidente español José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la reelección fue despejada hace meses, pero no hizo sino abrir la espita de toda una cascada de hipótesis que aún retumba en las paredes de Ferraz. Alfredo Pérez Rubalcaba se encargaría de recoger el testigo como aspirante a la presidencia estatal y, con ello, abriría el filón de las elucubraciones sobre su pervivencia en Interior al mismo tiempo en que obraba como candidato. Tras semanas de incertidumbre, el socialista despejó la semana pasada la ecuación al asegurar que abandonaría inmediatamente sus cargos. Pero este anuncio trajo consigo otra duda mayúscula. Para un partido acostumbrado a contar con un único líder, ahora que Rubalcaba ha soltado lastre para hacerse fuerte como candidato, la posición de Zapatero en la Secretaría General del PSOE podría pender de un hilo.
El partido confía en salir airoso de su coqueteo con la bicefalia, si bien aún resuenan propuestas como la de Patxi López, a favor de celebrar un congreso que sustituya a la cúpula del socialismo. Fuentes de Madrid especularon con la posibilidad de que la formación pusiera fin a la era del mandatario como secretario general haciendo público durante el Comité Federal el nombre de su sucesor al frente del PSOE, que debería coincidir con el del aspirante a Moncloa. Los honores debían recaer en Rubalcaba que, además, fue presentado oficialmente como candidato en ese mismo foro. Pero había un temor en la mente de los dirigentes socialistas. La inmediata consecuencia tras oficializar la decisión podría haber pasado por convocar elecciones generales anticipadas, ya que el ascenso de su sucesor devaluaría la imagen de Zapatero y dejaría ver que el PSOE da por amortizado al mandatario. No resultaría descabellado que su relevo pudiera verse acompañado por una invitación a convocar las urnas.
conferencia de septiembre Culminado el Comité Federal, estas mismas fuentes consideran ahora más probable que el partido remita a la Conferencia Política de septiembre, donde se podría materializar la defenestración de Zapatero de la Secretaría General. Un supuesto en el que vuelve a asomar la posibilidad de un adelanto electoral, frente a la convocatoria oficial de marzo. El propio Gobierno se encontraría dividido a la hora de valorar la conveniencia de una cita prematura que, además, arrojaría por la borda los Presupuestos -el Gabinete de Madrid se limitaría a prorrogar las Cuentas de 2011 ante la disolución de las Cámaras pareja a la convocatoria- y que, por tanto, abortaría los restantes traspasos a la CAV y privaría al actual mandatario de tiempo para avanzar en materia de paz y normalización.
El PSOE perdería ese tren, pero podría verse seducido por las expectativas que le depararía un repunte de la actividad económica en las cifras de otoño. En tres meses "puede pasar de todo", si bien la postura de La Moncloa a día de hoy pasaría por agotar la legislatura, en buena medida para justificar la apuesta de Zapatero por afrontar las reformas económicas pendientes. En ese escenario, el PNV apuesta por "jugar el partido hasta el final" y por negociar los traspasos pendientes. Pero tiene que haber partido. Si Zapatero abandona la formación en septiembre y convoca elecciones, no lo habrá. Si el presidente español sigue al mando, las siglas de Sabin Etxea podrán seguir negociando. La pelota se encuentra en tejado socialista.
A pesar de las dudas, el socialismo se ve con apoyos parlamentarios suficientes para acabar su mandato. De momento, ha acertado. El Debate sobre el estado de la Nación celebrado en el Congreso asistió a la aprobación de todas sus propuestas de resolución. Un gesto que puso en relieve la apuesta por la estabilidad y por agotar la legislatura de buena parte de la oposición.
Sin embargo, su respaldo no se promete gratuito, y la votación sobre el techo de gasto volvió a poner a prueba la capacidad de llegar a acuerdos del Gobierno. La medida, requisito indispensable para presentar los Presupuestos, es clave para garantizar la continuidad del Ejecutivo, y para ello logró granjearse las abstenciones del PNV, CiU y CC, logrando así aparcar de nuevo la amenaza de un adelanto electoral.
Después de que el Congreso haya dado el primer paso en favor de la norma, el previsible veto del Senado -dado el peso del PP- alumbrará una segunda vuelta en la Cámara Baja que haría necesario disponer de dos semanas para culminar el trámite parlamentario.
Las negociaciones con el PNV permanecen abiertas tras la abstención de los jeltzales, y el Gobierno español ya ha mostrado su interés llamando a la bancada liderada por Josu Erkoreka. El partido no votará a favor sin antes encauzar los compromisos pendientes y, particularmente, sin cerrar el traspaso de las infraestructuras de líneas ferroviarias, condiciones supuestamente acordadas tras conocer la abstención de los jeltzales.
En el Debate sobre el estado de la Nación, el PSOE se comprometió a presentar una ley que desbloqueara el camino en el plazo de un mes -traspasando no sólo el servicio, sino también las infraestructuras, al contrario de lo que sucediera en Cataluña-, por lo que ambas partes tendrían que emprender un sprint para cerrar el compromiso en los próximos días.