Esta historia comienza con un diálogo en un juicio celebrado en la Audiencia Nacional entre uno de los acusados y la presidenta del tribunal:
- ¿Usted condena rotundamente la violencia? -pregunta la juez-.
- No voy a contestar.
- Muy bien, ya lo sabía.
- Yo también sabía que lo iba a preguntar.
Aquella magistrada era Ángela Murillo y el acusado, Arnaldo Otegi. La escenita fue la base sobre la que el Tribunal Supremo anuló el pasado febrero la sentencia de dos años de prisión dictada por aquel tribunal contra Otegi y ordenó repetir el juicio por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo durante su participación en un homenaje al hoy ya expreso de ETA José María Sagarduy, Gatza, porque la juez, según la resolución del Supremo, expresó un "prejuicio acerca de la culpabilidad" del encausado al formularle la mencionada pregunta.
Pues bien, aquel episodio ha tenido continuación. La decisión del Tribunal Supremo fue la percha sobre la defensa de Arnaldo Otegi planteó la recusación contra el tribunal que debe juzgarle en la Audiencia Nacional el próximo julio por el presunto intento de reconstruir Batasuna a través del denominado proyecto Bateragune, única causa por la que Otegi permanece a día de hoy en la cárcel -en prisión preventiva- y en la que aparecían nuevamente como integrantes del tribunal la juez Murillo, así como sus compañeros Juan Francisco Martel y Teresa Palacios, también cuestionados por la sentencia del Supremo.
Y ayer se reunió la conocida como Sala del 69 -compuesta por el presidente de la Audiencia Nacional, los presidentes de las salas y el magistrado más antiguo y más moderno de cada una de ellas- en una vista a puerta cerrada para analizar si apartaba de este procedimiento a la juez Murillo y a sus compañeros de tribunal Teresa Palacios y Juan Francisco Martel.
Y no hubo suerte para Otegi, que volverá a verse las caras con la magistrada más castiza de la Audiencia Nacional. Por siete votos a dos, la Sala del 69 decidió rechazar la recusación al estimar que el "ya lo sabía" espetado por Murillo a Otegi en el ya famoso interrogatorio no implica una animadversión de carácter genérico, por lo que no se puede extrapolar al resto de los procedimientos.
un voto particular discrepante Los dos jueces que votaron a favor de la recusación fueron los magistrados de lo Contencioso-Administrativo Jesús Cudero y el de la sección primera de la Sala de lo Penal Javier Martínez Lázaro, que anunció que emitirá un voto particular discrepante cuando se notifique la resolución, de la que ayer sólo se conoció el fallo y cuya ponencia corresponde a la magistrada Manuela Fernández Prado.
La mayoría de los magistrados consideraron que las expresiones de Murillo durante el juicio a Otegi, que el Supremo ha ordenado repetir por falta de imparcialidad, "no suponen una vulneración del derecho al juez imparcial, al no haberse anticipado un pronunciamiento que prejuzgara la resolución del litigio".
Según el comunicado hecho público por el gabinete de prensa de la Audiencia Nacional, "la decisión de la Sala se ha acordado de conformidad con la reiterada doctrina del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos".