La izquierda vasca está en plena efervescencia. En un contexto como el actual, marcado por la crisis de la economía y de los pilares que han sostenido el actual modelo, y por la esperanza de un horizonte de paz, los muchos partidos que viven al otro lado de la frontera que dibuja el PSE se agitan como burbujas en una copa. Chocan entre sí para volver a acercarse y coquetean con la posibilidad de fundirse para llegar a la superficie formando parte de una burbuja mayor conscientes de que éste puede ser su momento; el momento de articular un proyecto de suma que plante cara al tradicional reparto de fuerzas y avance hacia un cambio de ciclo político y un cambio de modelo económico y social.

EA y la izquierda abertzale representada por Batasuna dan hoy un paso al frente en el acto con el que ambos escenificarán la suma de sus fuerzas (quienes estén interesados en no perder detalle de la cita podrán seguirlo desde las 12.00 horas a través de www.euskoalkartasuna.org y www.ezkerabertzalea.info). Pero los invitados a este proyecto son muchos más, desde Aralar hasta Ezker Batua, pasando por Alternatiba y el conjunto de formaciones minoritarias que se reparten en torno a 10.000 votos en la CAV. Y hoy mismo, del Euskalduna podría salir una invitación pública y formal a quienes quieran ensanchar los horizontes de este proyecto, remitida especialmente al partido que lidera Patxi Zabaleta.

Todos estos grupos coinciden en que la acumulación de fuerzas es el principal desafío que pende ahora sobre un universo infectado por la atomización que dispersa su fuerza subrayando sus discrepancias puntuales y ensordeciendo sus muchas coincidencias. Hasta ahora, el factor ETA -y la postura que Batasuna ha tomado históricamente ante él- ha producido un inevitable efecto desaglutinador atando las manos de las distintas formaciones. Ahora, los pasos dados por este sector político hacia la asunción definitiva del papel de vanguardia dentro del MLNV y su apuesta por el uso de vías exclusivamente políticas y democráticas, acompañados por la esperanza de que ETA dé el que puede ser el paso definitivo, convulsionan el panorama abriendo la puerta a una inédita suma de fuerzas que podría sacudir la configuración del mapa político vasco.

los tiempos y los pasos Iniciativas como la Mesa de Malzaga o el Foro de Debate Nacional han labrado un campo que ahora debe simplificar su parcelación al tiempo que da sus primeros frutos. Las redes sociales que están creciendo al amparo de Independentistak, Herria Abian o Adierazi Euskal Herria dan fe de que está siendo así; de que la masa social que hasta ahora ha nutrido a las fuerzas que comparten la defensa del derecho de autodeterminación desde postulados económicos y sociales de izquierda está tomando conciencia de sí misma y quiere presentar a la sociedad un proyecto sólido que refleje el potencial que esta parte de la sociedad puede llegar a tener para aplicar sus recetas sobre el estancado día a día de la política vasca.

En ese camino, una de las claves que han marcado los tiempos de este avance ha sido la recuperación de la confianza mutua. Declaraciones como la que hoy se hace en el Palacio Euskalduna, pero también como las que ha hecho la cúpula de Aralar reconociendo avances en su hasta ahora tensa relación con Batasuna, o incluso las que ha repetido la dirección de Alternatiba al subrayar que "hay masa crítica suficiente para articular ese gran espacio de una izquierda soberanista y de confrontación con el sistema capitalista actual", apuntan el estado de la cuestión y abren la puerta a lo que puede ser el futuro inmediato.

Hoy, con parte del camino recorrido, el objetivo es explicar desde el Euskalduna los avances logrados gracias al trabajo de los "diversos foros" y trasladar una apuesta estratégica que no sólo reitere la asunción de los Principios Mitchell planteados por los impulsores de la Declaración de Bruselas sino que apunte más allá incluyendo "cosas más concretas", como dijo hace una semana en Vitoria el secretario general de EA, Pello Urizar.

Fuentes conocedoras de la cocina con la que se ha preparado este acto esperan que hoy se haga pública la apuesta conjunta de EA y Batasuna por desarrollar una estrategia basada en la confrontación cívica, pacífica y democrática que logre sumar apoyos de la sociedad para levantar esa "ola democrática" que avance hacia la superación de las actuales estructuras jurídico políticas.

Para lograr esa movilización social, y también para ir desactivando las conexiones argumentales entre ETA y su legitimación, la declaración de hoy apelará también a la defensa clara de "todos los derechos humanos de todas las personas", con lo que se pretende ahondar en la brecha entre lo político y la violencia.

Ya en una segunda fase, esta alianza estratégica tiene previsto proyectar su fuerza en las calles, y para hacerlo, una buena ocasión será la huelga general convocada por los sindicatos abertzales el próximo día 29 y en la que la izquierda abertzale pondrá toda la carne en el asador.

En base a estas muestras reales de la fuerza que puede generar un movimiento que avance unido, el tercer paso debería corresponder a ETA que deberá colocarse bajo el paraguas de la Declaración de Bruselas desactivando así su amenaza violenta, lo que a su vez franquearía casi definitivamente la ampliación de esta suma de fuerzas a través del cuerpo de la izquierda vasca.

invitaciones y respuestas Aralar y Alternatiba son los principales invitados a sumarse a esta estrategia conjunta dado que son las otras dos fuerzas que defienden sin ambages el derecho a decidir de la sociedad vasca desde parámetros claramente de izquierdas; si no de cara a las próximas elecciones, que se acercan vertiginosamente, sí para construir este proyecto a medio o largo plazo.

La formación que lidera Patxi Zabaleta ha mantenido una relación más que tensa con Batasuna desde que este sector no entendiera su escisión y algunos de sus miembros atacaran con furia a los que consideraba disidentes. Sin embargo, en los últimos meses, de forma paralela al proceso de reflexión que ha dado forma a Zutik Euskal Herria, las dos partes han dado fe de que ha comenzado su particular deshielo y sus relaciones se normalizan en la medida en que ambas formaciones comienzan a respetarse.

Según ha podido saber este diario, las bases están mayoritariamente a favor de implicarse en la recomposición de la izquierda nacional vasca, pero aún existen dos obstáculos que se deben salvar para emprender este camino. Uno, el fundamental, es de nuevo el factor ETA. En la presentación de la nueva ejecutiva del partido en Álava, su ya ex coordinador, Iñaki Aldekoa, definía claramente el escenario cuando, para abordar las posibilidades que existen de que Aralar forme parte de este proyecto, explicaba que se están produciendo avances y que "sólo falta que ETA despeje ese balón". Más claro, agua. El otro, que tampoco tiene un peso menor dada la relación que ha existido durante esta década entre las dos sensibilidades de la izquierda abertzale -y la que existía ya cuando Aralar decidió abandonar el proceso Batasuna- es la del respeto a la democracia interna.

El MLNV siempre ha funcionado a nivel interno con un sistema excesivamente vertical en el que la cúpula decide y ordena, y las bases acatan y cumplen. Ahora, esto podría volver a ser un problema, ya que, de conformarse, uno de los principales retos que esta apuesta común debería superar sería el de construirse en base a un sistema participativo que recoja las inquietudes de todas las sensibilidades que la conformen. Y a eso hay que sumar la cuestión del liderazgo. Ya en la convocatoria que Independistak cursó para el Aberri Eguna conjunto, Aralar lamentó haber sido invitado "a mesa puesta" y cuando EA y Batasuna habían tomado la bandera del acto. Ahora, en el acto que hoy protagonizan ambas formaciones, la querencia se reproduce despertando de nuevo la denuncia de Aralar, que ve cómo, por mucho que estén mejorando las formas, a la hora de dar pasos concretos como el de hoy EA y Batasuna se autoproclaman "cabezas tractoras" de un convoy al que permiten sumarse al resto pero no en pie de igualdad.

En cualquier caso, habrá que ver cómo cursan estos dos partidos su invitación a Aralar y cómo responde esta formación que, a la espera de ver lo que hoy se plantea en el Euskalduna, ha convocado una Ejecutiva nacional que lo analizará mañana mismo.

Otras de las formaciones escindidas en los últimos tiempos de un tronco mayor es Alternatiba. El partido que lidera Oskar Matute no engaña. Nació con el objetivo de luchar por la unidad de la izquierda vasca "sin ningún tipo de excepción" y actualmente cree que "hay masa suficiente para articular ese gran espacio de una izquierda soberanista" que además plante cara "al sistema capitalista". Se esperaba que hubiera fijado su posición en primavera, pero el pesado ritmo que está llevando un proceso que camina con pies de plomo para no dejar a nadie en el camino ha hecho que deje su probable sí en el congelador hasta octubre, cuando analizará en una trascendental asamblea el escenario que tenga ante sí.

Harina de otro costal es lo que sucede actualmente en Ezker Batua. El pasado mes de febrero, la coalición celebró una convención política de la que salió un documento que aboga por buscar la "colaboración" con otras fuerzas de izquierdas, pero no por convertirla en ninguna coalición como hizo hace cuatro años cuando acudió ante las urnas de la mano de Aralar. Esto, sumado a la crisis interna que vive en estos días, la elimina de la segunda línea de suma dejando su futuro muy a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos.

Y un caso parecido viven las demás formaciones minoritarias de izquierda que subsisten en Euskadi. La más importante, Los Verdes, está siendo rondada por algunas formaciones mayores que se relamen ante la posibilidad de hacerse con la golosa etiqueta verde y con sus más de 5.000 fieles votantes. El problema es que es una formación que sigue demasiado de cerca el dictado de su central europea, lo que le dificultaría suscribir pactos de izquierdas y soberanistas.

el futuro El objetivo está fijado y preside la agenda de la mayoría de los partidos que comparten este espacio y que tratan de no obsesionarse con la calculadora para no dejarse marear por una suma de votos que les convertiría, como mínimo, en la tercera fuerza política de la CAV.

El trabajo que se ha hecho desde los prolegómenos del frustrado diálogo de Loiola ansía fructificar abonado por una atmósfera de ilusión y contactos que recuerda mucho a la que inspiró el tiempo de Lizarra-Garazi, aunque desde otros parámetros y enriquecida por las enseñanzas que dejan los fracasos. Ahora, el reto de esta parte de la izquierda vasca es clarificar el escenario y hacer posible un proyecto común, inclusivo y democrático que dé cauce a la ilusión de sus votantes. "El fin último del proceso es lograr un acuerdo amplio, que reúna los diferentes puntos de vista y las diferentes sensibilidades", se afirmó en el discurso que en 2006 puso fin a la multitudinaria manifestación convocada por este espacio para defender soluciones democráticas. "Por encima de las diferencias tenemos que poner lo que nos une", subrayaba Urizar hace una semana. Dos formas de plasmar un solo proyecto que, un lustro después, está mucho más cerca.