Washington. La gobernadora de Arizona, la republicana Jane Brewer, desafió ayer las protestas y las críticas, incluida la del presidente de EEUU, Barack Obama, y promulgó una ley que convierte en delito la inmigración ilegal en su estado. La ley permite que la policía detenga a cualquier persona si tiene alguna "sospecha razonable" de que es inmigrante ilegal, lo que, en opinión de sus críticos, allana el camino para la discriminación racial. Para sus partidarios, no obstante, ello hará más posible controlar la inmigración ilegal en un estado donde hay más de 460.000 indocumentados, en su mayoría inmigrantes mexicanos.
Hasta ahora, la detención de un sospechoso de ser inmigrante ilegal, sólo era posible en el caso de que se hubiese cometido un delito.
Además, la ley que podría abrir la puerta a un choque con el gobierno demócrata de Obama, obliga a que los residentes legales en el estado porten sus documentos para demostrar su legalidad ante las autoridades estatales.
La iniciativa, que entrará en vigor a finales de este año, también establece sanciones contra quienes empleen a inmigrantes ilegales o les faciliten la vida en el estado. "Es un arma más para atajar un problema que el Gobierno federal se ha negado resolver", dijo la gobernadora al firmar la medida. La gobernadora manifestó que la ley servirá para proteger a todos los residentes del estado, no sólo de la inmigración ilegal sino también de la actividad de los cárteles de la droga que operan a través de la frontera con México. Prometió que, cuando entre en vigor, los encargados de aplicarla no centrarán su atención en los inmigrantes que residen legalmente. "No habrá medidas de la policía dirigidas contra ciertos sectores étnicos". Sin embargo, los críticos han refutado sus aseveraciones y han advertido de que la ley permitirá discriminar a ciertos grupos étnicos. También han señalado que convierte a los agentes del orden en funcionarios de los servicios de inmigración sin haber recibido entrenamiento.
Brewer firmó la ley mientras frente a la sede del Capitolio estatal centenares de manifestantes protestaban por la iniciativa que pocas horas antes Obama había calificado de "mal encaminada". En una ceremonia de naturalización en la Casa Blanca donde se manifestó partidario de reformar el sistema de inmigración de EEUU, Obama criticó la ley de Arizona. "No actuar de manera responsable a nivel federal sólo abrirá la puerta a la irresponsabilidad de otros", dijo en alusión a su apoyo a una reforma migratoria. Dos grupos hispanos anunciaron ayer que preparan querellas contra una ley, mientras el Gobierno federal revisa si dicha norma conculca los derechos civiles.