Las mediciones son cada vez más fiables, pero no exactas. Cinco muestras de sangre, analizadas por cinco laboratorios diferentes, darán resultados distintos. Si las cinco muestras las analiza el mismo laboratorio tampoco serán idénticos los resultados. Habrá muy poca diferencia, pero la habrá. Los errores en los análisis están ocasionados, en el 90 % de los casos, por una mala toma de la muestra de sangre. No se debe tener el brazo anudado más de 30 segundos y la extracción se debe hacer con un solo intento de punción.

Cuando el resultado del colesterol es 265 y en un análisis anterior era 262 o 270 no se puede decir que ha bajado ni que ha subido. Hay un margen de variación en las mediciones, y además los niveles en el cuerpo no son siempre constantes. Las cifras hay que valorarlas e interpretarlas. El análisis tiene que ayudar a hacer un diagnóstico, no a hacerlo más complicado.

Falsos positivos

Todas las personas, si se piden muchos datos, tienen algún asterisco en el análisis, sin que eso suponga ninguna enfermedad.

Los valores considerados normales, de referencia, están determinados haciendo análisis a personas sanas que han pasado un reconocimiento médico a fondo y se ha certificado su buena salud. De los resultados obtenidos se rechazan el 5 % más alto y el 5 % más bajo. Ya tenemos a un 10 % de la población sana, con un asterisco en esa prueba. Estos son los falsos positivos.

También hay falsos negativos, resultados que están dentro de los valores de referencia y son anormales para ese paciente. Una persona que tenga habitualmente 4.500 leucocitos, el día que tenga 9.500 no aparecerá el asterisco, a pesar de tener una buena infección, porque está dentro de los valores de referencia, entre 4.000 y 10.000.

Médico y paciente

Ante un resultado anormal, asterisco, los médicos reaccionan de diferentes maneras. Alguno no hace caso. Otros se dedican a hacer círculos de color rojo, lo subrayan o hacen flechas hacia arriba o hacia abajo. Eso sí, le dicen al paciente que la cifra está alta o baja, con lo cual ya han cumplido. Eso lo ve el paciente sin ser médico, hay que dar una explicación razonada.

Otros sacan conclusiones precipitadas y erróneas, haciendo un diagnóstico basado sólo en el análisis, y además en un sólo análisis, alarmando y creando una ansiedad en el paciente, que cuesta corregir y el daño ocasionado es irreparable.

El médico solicita los análisis de acuerdo con su preparación clínica y los datos que obtiene de la consulta con el paciente. Eso no quiere decir que siempre que pida análisis sea por criterio propio. Muchas veces tiene que soportar la presión del paciente o familiares.

Frases como: “Hágamelo completito y también de orina”, “Hágame un análisis, que todos los años me lo hacían en la empresa, cuando trabajaba”. “Estoy cansado, mándeme unos análisis”.

El médico debe pedir los análisis que crea necesarios, no tirar de impreso con todas las peticiones ya marcadas. Y luego interpretarlos, y, si es necesario, escribir su opinión de manera que el paciente se acuerde de lo dicho y pueda, si lo estima oportuno, pedir otra opinión.

En las enfermedades crónicas, por ejemplo la artritis reumatoide, los valores de los análisis se normalizan por temporadas, lo cual no quiere decir que la enfermedad esté curada.

Los continuos cambios de los valores de referencia, cada vez más estrictos, confunden a los pacientes. Más todavía cuando no todos los laboratorios adoptan las nuevas medidas al mismo tiempo. Esto se debe a que la medicina ya no se limita a que la gente esté sana sino que va más allá y quiere poner los medios adecuados para que no enferme en un futuro. Ya no se busca el hombre sano sino el hombre perfecto. Por eso también, los valores de referencia, en muchos casos no son únicos, sino que hay varios niveles dependiendo de qué tipo de paciente se trata.

No se pide el mismo nivel de colesterol a una persona sana que a otra que ya ha tenido algún problema cardiovascular o que tenga añadidos otros factores de riesgo.

Las expresiones: “Tiene usted el hígado destrozado”, con una pequeña desviación en los valores de alguna transaminasa, “Cualquier día le va a dar a usted un infarto”, con una elevación discreta del colesterol e índices de riesgo bajos, “Tiene que dejar la bebida”, cuando nunca ha bebido, y otras por el estilo, están de sobra.

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