- El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer ante el Parlamento que emprenderá cambios en el funcionamiento interno del Gobierno, porque “pedir perdón no es suficiente”, tras conocer el informe parcial de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Street durante la pandemia. Johnson aseguró que lo principal ahora es “aprender” de los errores cometidos con la celebración de las fiestas, y dijo que enmendará los problemas de estructuras y de rendición de cuentas que hicieron posible esos “fallos de liderazgo” que critica el informe
El documento elaborado por la alta funcionaria asegura que hubo “fallos de liderazgo y de juicio” en Downing Street y añade que “no se debería haber permitido” que algunos de esos eventos tuviesen lugar.
“Primero quiero pedir perdón por las cosas que no hicimos bien, y también por la forma en que este asunto se ha gestionado. Pero no es suficiente con pedir perdón. Es un momento para mirarse en el espejo y debemos aprender”, señaló el primer ministro en la Cámara de los Comunes. Tras afirmar que “acepta los hallazgos del informe de Gray”, Johnson dijo que no esperará al final de la investigación policial y que hará cambios en las “estructuras fragmentadas y complicadas” de Downing Street y del Ministerio del Gabinete.
Entre esas reformas, adelantó que creará la función de un “secretario permanente” que supervise el funcionamiento de las oficinas del primer ministro, aunque no ofreció más detalles. Asimismo, aseguró que revisará los códigos de conducta que rigen para el Gobierno y sus asesores, así como mejorará la “conexión” entre el Ejecutivo y el Parlamento. “Lo entiendo y lo arreglaré. Quiero decirle a la gente que sé cuál es el problema. Y se puede confiar en que el Gobierno lo resuelva. Dijimos que completaríamos el brexit y lo hicimos”, agregó.
El líder de la oposición, el laborista Keir Stamer, animó a los diputados del Partido Conservador a que den pasos para destituir al primer ministro con una moción de confianza interna. Los ciudadanos británicos “piensan que el primer ministro debería hacer lo más honrado y dimitir, pero no lo hará, porque es un hombre sin pudor”, dijo en la Cámara de los Comunes Starmer, que recalcó que el informe confirma que Johnson está bajo “investigación criminal”. “Las miradas de este país están sobre ellos”, dijo Stamer, en referencia a los diputados conservadores, que pueden convocar un voto de censura contra el liderazgo de Johnson si 54 miembros del grupo parlamentario lo piden por escrito.
El diputado tory Andrew Mitchell afirmó que si bien Johnson ha contado con su “total respaldo” durante los últimos 30 años, ha decidido retirarle su apoyo a la luz de las revelaciones sobre el escándalo de las fiestas. Igualmente, la ex primera ministra Theresa May, lanzó también duras críticas contra jefe de Gobierno.
El presidente de los Comunes, Lindsay Hoyle, expulsó al líder en Westminster del Partido Nacional Escocés (SNP), Ian Blackford, por reiterar en repetidas ocasiones que Johnson ha mentido al Parlamento y negarse a retirar esa acusación.
Por su parte, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, censuró a Johnson. “Muchos se vieron obligados a enterrar a sus hijos en soledad, muchos no pudieron estar con ellos en los últimos momentos. Entretanto, en el número 10 (de Downing Street) estaban de fiesta”, declaró.
Johnson implicado. Entre las supuestas fiestas se encuentra un evento en el jardín de Downing Street al que acudió Johnson (20 de mayo de 2020); una reunión en la sala del consejo de ministros por el cumpleaños de Johnson (19 de junio de 2020), así como un encuentro social en la residencia del número 10 de Downing Street (13 de noviembre de 2020).
Inacción del Gobierno. Dice que “no se hubiera debido permitir que diversas de esas reuniones tuvieran lugar, o bien se desarrollaran como lo hicieron”.
Liderazgo cuestionado. “Fallos de liderazgo y de juicio” tanto de Downing Street, el despacho oficial de Johnson y el Ministerio del Gabinete.
Doble rasero. Gray concluye que algunos de los eventos bajo su lupa no cumplieron los “estándares” que se esperan de aquellos que trabajan para el Gobierno ni tampoco aquellos que estaban obligados a observar los ciudadanos británicos en general.
Análisis ético, no legal. Gray subraya que no le corresponde a ella determinar si alguien violó las leyes que establecían esas restricciones.
Clima hostil a la discrepancia. La cultura que rodeaba al Gobierno desincentivó que el personal que no estaba de acuerdo con esas reuniones pudiera elevar sus quejas.