La resolución, auspiciada por Francia y EEUU, tuvo el respaldo unánime de los 15 miembros del máximo órgano de seguridad de Naciones Unidas, después de que se superaran algunas discrepancias sobre la redacción del texto que impidieron su adopción el martes.

El documento aprobado hoy también exige a los medios de información partidarios de Gbagbo que pongan fin a la "propagación de información falsa" para incitar a la violencia contra los "cascos azules".

Asimismo, da el visto bueno para el despliegue de tres helicópteros artillados de la misión de la ONU en la vecina Liberia (UNMIL) y amplía cuatro semanas más la estancia de los 500 efectivos de refuerzos de UNIML que ya se habían enviado a finales del año pasado.

La cifra de 2.000 nuevos combatientes corresponde a los refuerzos que pidió la semana pasada el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para de esta manera aumentar las fuerzas de UNOCI hasta cerca de 11.500 militares y policías.

Ban indicó que necesitaba incrementar las tropas de la UNOCI para hacer frente a una situación cada vez más hostil y garantizar la protección de los civiles, particularmente en los barrios de seguidores de Alassane Ouattara, a quien la comunidad internacional considera ganador de las elecciones del pasado noviembre.

Los convoyes de Naciones Unidas han sido blanco de disparos de partidarios de Gbagbo y sus camiones con suministros han sido saqueados por turbas de jóvenes instigadas por los seguidores del actual mandatario marfileño, según la UNOCI.

Los responsables de la misión también han alertado del deterioro de la situación en el Hotel Golf, sede del Gobierno de Ouattara, que permanece cercado por las fuerzas de Gbagbo desde hace mes y medio.

La autorización de los nuevos refuerzos en el Consejo de Seguridad coincide con el fracaso del segundo intento del enviado de la Unión Africana (UA) y primer ministro de Kenia, Raila Odinga, de solucionar la crisis política que amenaza reanudar la guerra civil en el país africano.

Odinga, que llegó el pasado lunes a Abiyán para intentar convencer a Gbagbo de que ceda el poder, partió esta mañana de la capital marfileña tras reconocer a la prensa que "el avance esperado no ha ocurrido".

Por otra parte, y tras una reunión el martes de líderes militares de los países que conforman la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO), el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, afirmó a través de un comunicado que la organización sigue considerando derrocar a Gbagbo por la fuerza.

La crisis de Costa de Marfil se desató tras la segunda vuelta de los comicios presidenciales en el país del pasado 28 de noviembre, cuando la Comisión Electoral Independiente (CEI) dio la victoria con una amplia ventaja a Ouattara, resultado que fue certificado por la ONUCI y reconocido por la comunidad internacional.

Sin embargo, Gbagbo no admitió ese resultado y recurrió al Consejo Constitucional, controlado por sus seguidores, que anuló la votaciones en siete departamentos ampliamente favorables a Ouattara y le otorgó la victoria, lo que ha rechazado la comunidad internacional, que le ha exigido que deje el poder.

Los enfrentamientos que se han producido desde entonces han costado la vida de al menos 247 personas, aunque los defensores de los derechos humanos sospechan que la cifra real de víctimas es mucho mayor.