A esta primavera apenas le que un mes y el calor del verano ya está, como quien dice, a la vuelta de la esquina. El de este año anuncian que va a ser tórrido y por ello conviene ir preparándose para proteger a nuestras mascotas, y a nuestros perros en particular contra los peligros que las altas temperaturas pueden suponer. Hidratación abundante, ambientes frescos, paseos a horas tempranas o ya de tarde avanzada si no con la noche recién caída, buscar sombras... Estas suelen ser las recomendaciones usuales y normales. Las mismas que seguimos para nosotros

Pero hay una que tiende a escapársenos y que para los canes pueden resultar muy problemática. Nosotros, por lo general y en la mayoría de los casos usamos calzado y este nos protege de posibles daños. Los perros y la mayoría de los animales va descalzos, por que que la planta de sus pies va desprotegida. Y esto durante el verano puede ser un riesgo para ellos.

El asfalto que de normal es abrasivo, con el calor se convierte en una trampa para sus almohadillas. Freepik

La planta de las patas de los perros la forman unas almohadillas cubiertas de una gruesa y resistente piel protectora y en su interior cuenta con unos depósitos de grasa que amortiguan sus pisadas y las mantiene elásticas. Pero también cuenta con muchas terminaciones nerviosas que las vuelven muy sensibles. Además, sus glándulas sudoríparas se encuentran en esta zona y a traves de ellas no solo regulan su temperatura corporal, sino que además mantiene las almohadillas hidratadas para que no se resequen y se llaguen.

Por este motivo es especialmente importante que en verano las vigilemos y las cuidemos. Esto pasa por estar atentos a las superficies por las que vamos con nuestros perros de paseo. Alfalto, hormigos, cemento o hierba artificial se calientan mucho y pueden llegar a quemar las patas de los perros. Además algunas de estas superficies cuentan con un agravante, pueden almacenar el calor y cuando la temperatura ambiente comience a descender, el asfalto, el hormigón irradian calor, muco calor por lo que el riesgo de daños plantares se mantiene en el tiempo.

¿Qué podemos hacer?

Lo primero que tenemos que hacer es fijarnos y conocer las rutas habituales de paseo con nuestro perro. Las zonas de sombra según las horas, dónde están los jardines y los parterres con hierba o tierra, la manera de evitas zonas asfaltadas, pavimentadas con cemento u hormigón, dónde hay fuentes y charcas en las que se pueda refrescar... En resumen controlar lo que le beneficia y lo que le perjudica en momentos de mucho calor.

A la hora del paseo, tener en cuenta la norma de los cinco segundos: poner la palma de la mano (alguno dicen que el dorso, que es más sensible) sobre el suelo durante cinco segundos. Si no se puede aguantar el calor, las patas de tu perro tampoco deberían exponerse.

Con esto claro, planificar el recorrido antes de salir eligiendo calles y aceras con sombra, evitar las horas de máxima exposición de sol y alternar distintas superficies procurando que las de cemento sean cortas, buscando zonas ajardinadas y parques en las que se refresque y alivie el calor de las almohadillas.

La arena de la playa también pude ser un riesgo para sus patas y llegar hasta el agua puede ser una tortura. Freepik

Las fuentes, charcas y otras zonas húmedas sirven de refugio y alivio para las patas de un perro. Trotar y correr por zonas mojadas, o en su defecto ir humedeciendo las almohadillas varias veces del perro varias veces durante el paseo creando charquitos en un plato o haciendo que pise una toalla mojada preparada. Esto le ayudará a mantenerlas y mantenerse fresco. Esto puede repetirse en casa al llegar.

Utilizar cremas protectoras puede ser de gran ayuda. Existen cremas específicas para perros (las humanas no sirven) que hidratan y cuidan las almohadillas caninas. Así lograremos mantener la piel de esa zona hidratada, lo que evitará grietas por sequedad. Algunas además parecen curtir un poco la piel haciéndola más resistente. estas cremas suelen endurecer un poco la piel de la pisada del can, por lo que también la hacen más resistente.

Una vez producida la herida, lavar las patas con agua y jabón y curarlas inmediatamente. Puede que sólo estén inflamadas, por lo que un poco de hielo puede aliviar la lesión. No hay que olvidar que el hielo también puede quemar, por lo que no debe aplicarse directamente sobre la piel. En caso de duda, acudir al veterinario para que trate a nuestra mascota.

Plantearse la posibilidad de que lleve unos botines especiales. Si los humanos llevan zapatos, no es de extrañar extender esta solución a los canes. No es tan extraña, algunos perros de trineo suele usarlos para protegerse de la nieve y el hielo. Para las aceras calientes también sirven. Eso sí, se necesita un periodo de adaptación en casa con mucha paciencia y muchos premios.