Los años 80 en el mundo del rock fueron unos años de desfase. No todos los grupos se dieron a la vida loca, pero sí hubo muchas bandas, de esas que llenaban estadios, que a la par destrozaban habitaciones de hotel, llegaban ebrias o drogadas a los conciertos, insultaban a los periodistas o a los propios espectadores y protagonizaban todo tipo de sucesos día sí, día también, que desembocaban en problemas con la ley.
Y una de ellas fue Guns N’ Roses, principalmente por Axl Rose, su líder, vocalista y único miembro de la banda que ha permanecido desde su formación, allá por 1985, hasta la actualidad. Un grupo estadounidense de hard rock por el que han pasado decenas de músicos que iban y venían debido a sus problemas con el líder, quien siempre encontraba reemplazo.
Los abusos de su padrastro
La personalidad de Axl Rose a buen seguro quedó marcada por una infancia convulsa. De sangre escocesa y alemana, nació en 1962 en la localidad de Lafayette, en Indiana, con una madre que apenas contaba con 16 años y un padre de 20 que los abandonó cuando Axl, que se llamaba William Bruce Rose, tenía 3 años.
Él no fue consciente de quién era su padre hasta los 17 años, revisando papeles en casa, y de hecho hasta entonces se llamó William Bruce Bailey, adoptando el apellido del reverendo y miembro de la Iglesia Pentecostal con el que se casó su madre.
Un hombre que según el cantante le dio una infancia pobre y llena de episodios de violencia, opresión (la televisión para él era satánica) e incluso abusos sexuales, que lo convirtieron en un joven violento capaz incluso de devolverle los golpes cuando su padrastro le pegaba a él, a su madre o a sus hermanos, los que tuvo su madre con el reverendo.
Todo ello hizo que William se marchara de casa a los 15 años. Lo único bueno que sacó de su infancia fue su contacto con la música, ya que tocaba el piano y cantaba en el coro de la Iglesia Pentecostal desde los 5 años.
Delincuencia y primera banda
Su precariedad económica le llevó a vivir en casas de amigos e incluso ocasionalmente en la calle, porque los trabajos que encontraba apenas le daban para pagar la marihuana y el alcohol que consumía, y terminó en la delincuencia. Así, antes de la mayoría de edad acumuló 15 detenciones por consumo de drogas y alcohol en la calle, hurtos y robos en tiendas, peleas e incluso por golpear a un policía.
Axl Rose se crió en una familia humilde, su padre lo abandonó con 3 años y su padrastro abusó de él.
Entre la fama de problemático y delincuente que adquirió en su localidad (los cuatro meses que pasó en la cárcel tampoco ayudaron) y que no destacaba en los estudios, decidió abandonar Lafayette, aunque antes, en Secundaria, conoció a un joven, conocido como Izzy Stradlin, que se convirtió en una figura clave en su vida, porque con él en 1978 montó una banda llamada A.X.L., de la que saldría su nombre artístico.
Con él también se escapaba de clase para fumar marihuana aunque Rose (lo dice él y diversos compañeros de banda) nunca ha sido un adicto a las drogas duras; sólo consumía marihuana ocasionalmente. Los líos en los que se metía no se debían a las drogas, sino a un carácter volátil y violento. Un psiquiatra le diagnosticó trastorno bipolar y trastorno explosivo intermitente, y reflejó su alto cociente intelectual.
Unos desequilibrios que en 1989 lo llevaron a tomarse un bote de analgésicos con la intención de quitarse en medio. “Colapsé en ese momento, ya no podía soportarlo más. Y simplemente agarré un frasco de píldoras, me las tragué y desperté en el hospital el día siguiente”, afirmó tiempo después.
Nacen los Guns N’ Roses
Su amigo Stradlin se marchó a vivir a Los Ángeles en 1980 y poco después Rose siguió sus pasos. Pronto crearon juntos su propia banda, Hollywood Rose, a la que más tarde se unirían el guitarrista Slash y el batería Steven Adler, que también serían muy importantes en el futuro.
La banda triunfó entre 1985 y 1993, pero el carácter de Rose hizo que todos sus compañeros dejaran el grupo.
Rose se juntó también con otra banda, L.A. Guns y pronto las diferencias entre los miembros de Hollywood Rose provocaron que Stradlin se marchara junto a él, lo que al final terminó en una fusión de ambas bandas para dar lugar, en 1985, a Guns N’ Roses. Ahí comenzó una monstruosa trayectoria musical que vista con el paso del tiempo ha ido claramente de más a menos. Sin duda los mejores años fueron de 1985 a 1993, los de los desfases y los de una máquina de hacer música y dinero con Axl Rose, Slash, Steven Adler, Izzy Stradlin y Duff McKagan al frente, la formación con la que alcanzarían la fama mundial.
El álbum debut más vendido
Después de un EP y un creciente interés por sus conciertos, su primer álbum, Appetite for destruction (1987), destrozó todos los récords, convirtiéndose en el disco debut más vendido de la historia, con 28 millones de copias, número uno en las listas y con tres canciones en el top 10 (Welcome to the Jungle, Sweet Child O’ Mine y Paradise City).
Los éxitos siguieron en 1991, con dos lanzamientos simultáneos, Use your illusion I y Use your illusion II, que sumaron 35 millones en ventas entre ambos, con otra exitosa gira de 192 conciertos durante 29 meses, una de las más largas de la historia del rock. Ahí comenzó la decadencia del grupo, que quitando un disco de versiones que sacó a finales de 1993 (The Spaghetti Incident), tardó 15 años en volver a publicar un álbum.
Axl se queda solo
En los siguientes años, todos los integrantes del grupo lo abandonaron por cansancio o por diferencias insalvables con Axl Rose (especialmente en el caso de Slash, con quien mantuvo una de las enemistades más grandes en la historia del rock y la música), que los fue reemplazando con miembros nuevos aunque apenas tuvo apariciones públicas. Durante los primeros quince años del nuevo milenio el grupo siguió en activo, publicando por fin su esperado nuevo disco, Chinese Democracy, en 2008, aunque alcanzando cifras mucho más discretas que en los 80 y 90.
AC/DC y reunificación
2016 fue muy importante, un año en el que Axl Rose sorprendió al unirse en una gira a AC/DC ejerciendo de vocalista al sustituir a Brian Johnson, que se apartó del grupo australiano debido al riesgo de pérdida total de audición. Pero fue un año también muy especial para los fans de Guns N’ Roses, ya que se produjo el inesperado retorno de Slash y de Duff McKagan, e incluso el de Steven Adler en algunos conciertos, recuperando casi la formación original de los 80. Faltó Izzy Stradlin, que afirmó que se lo ofrecieron pero lo rechazó por no estar de acuerdo en las condiciones. La banda se embarcó en otra larga gira hasta 2019, a la que siguió el parón obligado por la pandemia. Y aún sigue girando.
Destrozos, agresiones y excentricidades
La trayectoria de Guns N’ Roses da para varios libros de anécdotas, más bien sucesos, que poco tienen que ver con la música. Sobre todo en la época más gloriosa de la banda, entre 1985 y 1993. Mientras tocaban el cielo en lo musical, sus miembros, con Axl siempre en el centro, la liaban allá donde iban.
Izzy contó cómo durante una época vivieron todos juntos en la Casa Infernal, en la que vendían “drogas y chicas”. Si uno se estaba acostando con una mujer, los otros le robaban lo que tenía en el bolso.
Las memorias de Slash dan para mucho. En ellas se pudo conocer cómo los gemidos que suenan al final de la canción Rocket Queen (1987) son reales, ya que con la embriaguez que llevaban encima les pareció una gran idea grabar a Axl intimando con su novia en el estudio.
Slash reconoce también cómo un día se emborrachó a whisky tras tomarse un somnífero y llegó “zombie” al concierto. “Tardé diez minutos en conseguir tocar las primeras notas de Sweet Child O’ Mine. Esa misma noche salté desde el escenario sobre el público y la peña se separó como en el mar Rojo”, añadió.
Las noches no acababan en los conciertos, sino de juerga. En una de ellas, cuando varios miembros del grupo llegaron al hotel se encontraron comida italiana desparramada frente a la casa que habían alquilado. Era su cena y Axl la había lanzado sobre dos personas que habían descubierto dónde estaban alojados.
Tras las juergas, la víctima solía ser el hotel, y sus habitaciones acababan destrozadas. En una de esas ocasiones, tras ser desalojados del hotel y subirse al autobús, fueron detenidos por la Policía, que los llevó a la comisaría y los obligó a pagar lo que habían arrasado. Era 1988.
Dos años después, en la entrega de los American Music Awards, Slash y Duff se emborracharon antes de recibir un premio y subir a dar el discurso, que en el caso de Slash fue inconexo y terminó mostrando el dedo corazón a los periodistas en la rueda de prensa. A partir de entonces las galas se retransmitieron con un retardo (delay) de 7 segundos, para poder censurar incidentes.
Pero el hecho más recordado llegó en 1991 en un concierto en San Luis. A Axl no le gustó que un espectador le estuviera haciendo fotos y, al no hacer caso los miembros de seguridad a sus quejas, se tomó la justicia por su mano y se lanzó al público, yendo directamente a quitarle la videocámara al espectador. Al volver al escenario, gritó: “¡Gracias a la seguridad de mierda me voy a casa!”, estrelló el micrófono contra el suelo y se marchó, tras lo cual 2.500 espectadores protagonizaron disturbios, con heridos, 60 detenidos y destrozos valorados en 200.000 dólares. El Tribunal de San Luis lo declaró culpable de alterar el orden público e incitar a la violencia. A este suceso le siguieron muchísimos más, entre ellos la detención en 1993 de Axl al morder a un guardia de seguridad de su hotel.
Las exigencias de Axl Rose en Bilbao
El último viaje de los Guns por estas tierras llegó el 30 de mayo de 2017 en lo que supuso el primer macroconcierto de la historia del nuevo San Mamés. Un espectáculo innegable que a muchos convenció y a muchos otros no, pero que sí tuvo mayor nivel que el de la anterior comparecencia en Bilbao de la banda una década antes, con un Axl Rose en forma y demostrando que sus temas clásicos, los de la primera época seguían funcionando mucho mejor que lo que vino después.
La gira tenía el curioso nombre de Not in this lifetime (No en esta vida), que hacía referencia a la respuesta que dio Axl Rose en 2012 a un periodista que le preguntó si había alguna posibilidad que el grupo se reuniera. Pero sí lo hizo, juntando por primera vez desde 1993 a Axl, Slash y Duff McKagan, e incluso en algún concierto se unió Steven Adler. Once años antes, los Guns ya estuvieron en Bilbao y entonces llamaron la atención las exigencias que Axl Rose puso a la organización. Entre otras muchísimas cosas, pidió que le colocaran en un camerino muy alejado de sus compañeros para no tener que hablar con ellos; un espacio que tenía que estar forrado de alfombras y motivos orientales.
Además de las mejores conexiones de teléfono e internet, el vocalista exigió un asistente de guardarropa, un masajista, un quiropráctico, comida vegetariana macrobiótica, zumos y una de sus pasiones: champán de la marca Cristal. Para rematar, pidió que en el escenario tuviera a su disposición cuatro botellas de oxígeno y un humidificador.