Aunque parezca mentira, al principio el agua le daba miedo. Su aita, desde pequeña, le ponía encima de su tabla de surf y recuerda que “lo pasaba muy mal” con las olas hasta que con 10 años le apuntaron a su primera clase en la escuela de Peña Txuri con un grupo de amigas del colegio.

Fue en ese momento cuando la surfista vizcaina Alazne Aurrekoetxea empezó a conectar con el mar, disfrutando del surf y las sensaciones “tan únicas” que da este deporte. Así, con 18 años, se encontraba compitiendo en los Juegos Náuticos Atlánticos con la selección de Euskadi donde necesitaban a alguien para competir en la modalidad de paddlesurf. “Nunca lo había probado pero se me dio genial, tanto que logré la medalla de oro en mi primera competición. Desde entonces se convirtió en mi modalidad principal”, confiesa en este reportaje. 

Alazne Aurrekoetxea también es influencer. Solo en su instagram reúne más de 82.000 seguidores. Cedida

El deporte y esta pasión va en su ADN

El deporte va en su ADN y, por eso, anterior al surf también había practicado incontables deportes. Por ejemplo, desde los cuatro años estuvo haciendo kárate y fue su primera gran pasión pero, en cuanto tuvo contacto con el agua, quedó relegado a un segundo plano.

Hoy en día no puedo imaginarme una vida sin el surf”, asegura con rotundidad. En su trayectoria deportiva ha logrado colgarse con distintas medallas que reflejan su pasión, dedicación y constancia con el surf. Entre estos premios cabe destacar, sobre todo, que Alazne Aurrekoetxea es campeona de Europa y subcampeona del mundo por equipos, algo que sin duda “me ha llenado mucho como deportista”.

El deporte; mucho más que un trabajo físico

No obstante, asegura que si tuviera que quedarse con algo de su trayectoria deportiva “es con los valores que he instalado en mi vida gracias al surf, relacionados con el cuidado de la naturaleza, los cuales me han llevado a crear distintas iniciativas como ‘Cada paseo una recogida’, en la que animaba a la gente a que aprovechara para recoger los residuos que encontraban en nuestros entornos naturales mientras paseaban. Fue una locura toda la gente que se involucró”, recuerda. 

En sus redes sociales comparte con todos ellos su pasión por el mar, sus distintas aficiones, y su conexión con la naturaleza. Cedida

El surf no es un deporte sencillo, ya que el mar nunca está igual dos días seguidos por lo que esta deportista cada vez que se sube a su tabla está expuesta a los cambios constantes del baño, “hay veces que surfeo con condiciones más calmadas y otras más difíciles pero siempre hay que estar lista para ello. Es un deporte que, además de exigirte mucho a nivel físico, necesita de ti una adaptabilidad muy grande, teniendo que integrar conocimientos relacionados con mareas, altura de olas, corrientes, dirección de viento”, detalla. 

Superando inseguridades

“A nivel interno, mucha gente puede pensar que soy una persona muy segura de mi misma pero una asignatura pendiente para mí es superar las inseguridades que me acompañan a cada competición. Me cuesta confiar en mí, dudo de mis capacidades y eso me ha llegado a influir en muchos campeonatos. Este camino me ha llevado a dar espacio a emociones que antes rechazaba, algo difícil pero muy necesario. Estuve un tiempo trabajando este tema en terapia y poquito a poco lo voy gestionando mejor”, confiesa Alazne. 

Por último, en cuanto al futuro que ofrece practicar esta modalidad deportiva, Alazne Aurrekoetxea asegura que se trata de un deporte minoritario por lo que cuesta mucho lograr vivir de ello. Según su valoración, el problema reside en la falta de visibilidad “que hace que el apoyo de público y marcas sea escaso”. “En mi caso, soy afortunada por poder dedicarme a ello pero es una lucha constante, ya que los gastos de las competiciones son muy grandes”, concluye feliz y satisfecha por los logros que ha logrado hasta el momento.