El exalcalde José Ángel Cuerda recibió ayer emocionado la Medalla Francisco de Vitoria que le reconoce su trabajo de décadas a favor de los derechos humanos a todas las personas. Lo hizo en el marco incomparable del palacio Villa Suso de manos del alcalde de la ciudad.
En taxi, el exalcalde llegó con mascarilla y acompañado de su hijo Carlos y de su mujer, Merche, a quien dedicó la medalla porque “me ha permitido vivir con ella tantos años”. “En este momento –confesó– soy el hombre más feliz del mundo. Todo esto desborda por completo toda mi capacidad emocional”. No era para menos.
Hasta llegar a escucharle, quienes le precedieron en la palabra recordaron por qué José Ángel Cuerda ha sido merecedor –por unanimidad política en el Consistorio– de este reconocimiento. Así, el actual regidor de Vitoria-Gasteiz, Gorka Urtaran, puso de relieve que Cuerda siempre ha tenido muy claro que el centro de su intervención han sido y siguen siendo las personas, independientemente de que la acción tuviera que ver con rehabilitación urbana, defensa del medio ambiente, salud, educación o servicios de proximidad.
Alcalde pionero
“Su vista siempre ha estado y sigue estando en las personas, especialmente en las más vulnerables, con el claro objetivo de mejorar su calidad de vida”, destacó Urtaran. “José A. Cuerda es nuestro Francisco de Vitoria. La persona que siempre se preocupó por las personas, sobre todo por las más vulnerables, y también por la libertad, igualdad y solidaridad. Gracias por existir, gracias por la ciudad que nos has dejado a todos los gasteiztarras, eskerrik asko, José Ángel”, subrayó emocionado.
La ceremonia puso de relieve la labor pionera en derechos sociales, compromiso con la libertad y la paz y convicción humanista de quien durante veinte años fue alcalde de Vitoria. “Saber que se me ha concedido por unanimidad, me produce una emoción profunda; siento una enorme ilusión y alegría”, señaló Cuerda.
Dos centenares de personas, entre familia, amistades y compañeros –que le recibieron puestos en pie– tuvieron la oportunidad de agredecerle su labor y de acompañarle en un acto en el que se pudo escuchar al quinteto de viento de la Banda municipal de Música de Vitoria y a la soprano Helene García.
Su amigo Nadal
También se bailó un aurresku de honor y resonaron versos de Mario Benedetti, poeta preferido de Cuerda. Asimismo, una recopilación de instantáneas repasó momentos de su trayectoria y no faltó a la cita Joaquim Nadal, quien fuera alcalde de Girona y amigo, con quien tejió muchas políticas municipales con el objetivo común de innovar y hacer una sociedad más justa. “Ambos establecimos una especie de universidad permanente de intercambio de experiencias”, explicó Nadal.
Recuerdos de un alcalde, dijo la periodista Txus Iparagirre, en calidad de presentadora, dentro de una trayectoria mucho más amplia. Así, de Cuerda está muy presente su papel como alcalde de Gasteiz, de 1979 a 1999, pero también los periodos anteriores y posteriores de su trabajo, ya sea en calidad de jurista, docente o ciudadano caracterizado por la defensa de todos los derechos humanos para todas las personas;su acción siempre innovadora y avanzada en materia de derechos sociales; su compromiso con la libertad y la paz y su profunda convicción humanista.
Fraternidad y esperanza
Entre sus muchos hitos está la creación en 1994 del primer registro voluntario de uniones civiles que equiparaba por primera vez parejas heterosexuales y homosexuales. También la asesoría jurídica a los jóvenes objetores e insumisos que se negaban a ir a la mili, siendo el de Vitoria el primer Consistorio del Estado en crear una oficina de promoción de la objeción de conciencia en 1992. Igualmente, la colaboración activa con la campaña internacional para la prohibición de las minas antipersona, así como haber acogido de vacaciones en la ciudad al primer grupo de niñas y niños saharauis refugiados en los campamentos argelinos de Tinduf. Sin olvidar la decisión de destinar el 0,7% del presupuesto municipal a la cooperación al desarrollo ni su modelo sostenible de ciudad, entre un largo etcétera de pioneras políticas.
Él no se olvidó de sus amigos de la universidad, los de la Abogacía y de María Jesús Agirre (madre de Gorka Urtaran), su mano derecha durante tanto años en el Ayuntamiento y fallecida en 2016. Tampoco de los sucesos del 3 de Marzo; los monjes de Estibaliz y de su labor en Trabajo Social. “Construyamos la esperanza”, fue la frase final de su discurso. Ovación a toda una vida.