ES una pesadilla, pero sin conseguir pegar ojo”, dice Bego, una insomne crónica que describe su problema como una angustia continua que se repite noche tras noche. La falta de sueño se ha convertido en una epidemia silenciosa que tiene cada vez más incidencia. Casi la mitad de los ciudadanos no duerme bien e intenta utilizar el fin de semana para recuperar esas horas de sueño perdidas, según indica la Sociedad Española de Sueño. Vamos, que despertarse con la sensación de no haber descansado nada, sin energía, o acabar la jornada totalmente reventado es el día a día de unos veinte millones de ciudadanos.

Y en Euskadi las cosas todavía van peor. Las últimas encuestas divulgadas confirman que los vascos duermen 6,8 horas de media, por debajo del umbral recomendado. Un 18% declara que incluso está por debajo de esa cifra, y el 10% consigue únicamente dormir tres horas seguidas.

Y no es un problema menor. Las personas que sufren insomnio tienen más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad y también ven cómo su memoria, su desempeño en el trabajo, su juicio o su líbido se ven afectados por la falta de sueño.

No solo se duerme el mínimo de horas recomendado, sino que cada vez se dan más casos de insomnio crónico entre los más jóvenes. Y eso es malísimo. Porque la privación del sueño impide la fijación de los recuerdos, la limpieza del cerebro y acelera el deterioro cognitivo.

Los problemas para conciliar el sueño no tienen un denominador común y pueden deberse a distintos trastornos. El insomnio afecta predominantemente a personas de edad media-avanzada ya que, dicho grupo de población tiende a una mayor fragmentación del sueño y empobrecimiento de las fases profundas del sueño predominando las superficiales, algo inherente al paso de la edad en el ser humano. “No obstante, y por los factores como el estrés, las preocupaciones y otras enfermedades concomitantes, cada vez se dan más casos de insomnio crónico en personas más jóvenes”, aseguró el neurólogo Emilio Gómez en el marco del XXIX Congreso Nacional de Medicina General y de Familia.

¿Cuánto hay que dormir?

Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., es recomendable dormir durante 8 horas o 10 horas cada 24 horas cuando se es adolescente. Más adelante, en la edad adulta, es recomendable conciliar el sueño unas 7 horas o más hasta los 60 años. Los más pequeños, hasta los dos años, deben dormir entre 11 horas y 17 horas, incluyendo las siestas.

Aunque estos días se haya hecho público en los medios, casos como los de la candidata de Sumar, Yolanda Díaz, quien afirma dormir entre dos y tres horas, los datos revelan que en España, el número de horas de media que se duerme es de 7,13, rozando el mínimo recomendado.

La crisis de sueño es global. De nuestros países vecinos solo nos supera Italia con 7,09, ya que Alemania, Francia y Reino Unido, entre otros, cuyos ciudadanos consiguen descansar más tiempo, según el responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Ruber Juan Bravo de Madrid.

En cuanto a la causa que origina y perpetúa un problema de insomnio o de no dormir bien, sobre todo en personas jóvenes e incluso niños, es seguir “una mala higiene de sueño, es decir, no ser constante en los horarios de dormir y despertarse, el uso abusivo de pantallas, sobre todo, a últimas horas de la tarde-noche, una mala alimentación, o la falta de ejercicio físico”, aseguró Gómez.

Las crisis sanitaria y económica también han influido en el insomnio. “La pandemia dejó un aumento de prevalencia de ansiedad en un 23%, de depresión en un 22% y de insomnio en un 39%. En este sentido, “el estrés, las preocupaciones, la ansiedad, la incertidumbre respecto a un proyecto vital futuro, son factores desencadenantes de insomnio”.

Daños colaterales

En cuanto a los efectos para la salud que puede tener el insomnio mantenido en el tiempo, el experto enumera cansancio, excesiva somnolencia diurna, falta de atención y concentración, menor rendimiento laboral, irascibilidad, pérdida de memoria... “El más problemático es la falta de atención y concentración, ya que esto repercute directamente sobre un mayor riesgo de accidentes laborales, domésticos y de circulación”.

El neurólogo Emilio Gómez y el doctor Lorenzo Armenteros, del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la SEMG, facilitan medidas y herramientas para mejorar y cuidar el sueño de los pacientes desde la consulta. “Es fundamental seguir una buena higiene del sueño, lo que implica tener horarios regulares para irse a dormir y despertarse, evitar cenas copiosas, no hacer ejercicio ni tomar sustancias excitantes a última hora del día, y también intentar realizar alguna actividad o rutina relajante previa”, señalan.

“Aprender rutinas, resultando las más importantes y útiles: rutinas de ejercicios diarios, rutinas de alimentación saludable, rutinas para dejar las pantallas a última hora del día, rutinas de ejercicios de relajación al irse a la cama”, según el neurólogo.

Otro dato sobre la mesa que da una buena pista sobre la magnitud del problema es la cantidad de fármacos para dormir que se venden en las farmacias, y son muchísimos.

Y es que el Estado español además se coloca como el país del mundo donde más pastillas para dormir se consumen, por delante de Bélgica, Portugal, Israel, Montenegro y Hungría. Ocho de cada diez españoles consumen estas pastillas por prescripción médica, siendo solo el 3,6% los que aseguran que las han consumido sin receta.

En la península, la utilización de benzodiazepinas, uno de los fármacos clásicos que se ha utilizado para dormir, se incrementó en un 113.6% desde 1992 a 2006. “Este incremento, por el aumento de patología ansioso-depresiva, crisis económicas y pandemia experimentados en los últimos años, se prevé que siga en aumento”, según pone de manifiesto el doctor Emilio Gómez. En cuanto a otras sustancias sin receta utilizadas para conciliar el sueño, van desde productos naturales que no tienen un aval científico que justifique su uso, hasta antihistamínicos.

Cumplir años no es un buen aliado del sueño ya que a, más edad, se dan más problemas para dormir.

Las personas de más edad constituyen uno de los grupos más afectados por los trastornos del sueño. Estos desarreglos aparecen, generalmente, por las enfermedades crónicas, los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento, los medicamentos y los factores ambientales.

“Los desórdenes del sueño en la población mayor deben ser descubiertos de manera precoz por cuidadores o familiares. De lo contrario, problemas de salud general como el dolor crónico, la incontinencia nocturna, las caídas o problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión podrán aparecer más fácilmente. Por lo tanto, es importante prestar atención a este tema y tomar medidas con el objetivo de mejorar su calidad del sueño”, explica David Curto, director médico de Sanitas Mayores.

Patrones regulares de sueño

Echar la siesta no es buena idea

Consejos. Para aquellos adultos con problemas para conciliar el sueño, no es aconsejable la siesta, sobre todo en las horas próximas a acostarse, ya que dormir a lo largo del día provoca que a la gente de más edad le cueste más dormir de noche. Lo más importante es establecer una rutina de sueño, manteniendo un horario regular, acostándose y despertándose a la misma hora cada día, incluso los fines de semana, con el fin de instaurar un patrón de sueño regular. También se recomienda evitar estimulantes y consumir sustancias como cafeína o nicotina, que causan excitación, euforia o aumento del pulso. Eso debe acompañarse de un buen ambiente, con una cama cómoda en una habitación oscura, fresca y oscura.

En cifras

58% vs. 42%

Duerme mal. El porcentaje de ciudadanos que duerme mal es del 58%, superando al de los que duerme bien (42%). De esos, un 13% no descansa “nada bien”, según la encuesta ‘¿Cómo duermen los españoles?’, realizada por Ipsos para la Sociedad de Sueño.

Con trastornos

Mayores de 65. Además entre el 30% y el 60% de los mayores de 65 años sufre algún trastorno del sueño, de acuerdo con la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Los más habituales son el insomnio, la apnea, el síndrome de piernas inquietas y las alteraciones del ritmo circadiano.

Mujeres

Con más frecuencia. Los últimos estudios indican que el insomnio afecta con mayor frecuencia a mujeres que a hombres (60 vs 40 %) y además su prevalencia crece con la edad.