El hidrógeno ha sido calificado, tanto desde instancias europeas como internacionales, como “un elemento imprescindible para la transición energética hacia una economía neutra en emisiones de efecto invernadero”. Entre sus ventajas destaca que puede almacenarse a largo plazo y en grandes cantidades, lo que facilita la integración masiva de las energías renovables en el sistema energético al poder acoplar generación y consumo, destacan.
Además, es posible su transporte sin necesidad de utilizar la red eléctrica. Y como su uso no produce emisiones de efecto invernadero si se genera a partir de fuentes de energía renovables, supone “una magnífica oportunidad para descarbonizar sectores de difícil abatimiento, como la industria química y petroquímica, el transporte pesado por carretera, el transporte marítimo y aéreo, el suministro de calor en edificios existentes o distintas aplicaciones industriales de calor a alta temperatura”, enumeran. El consumo de hidrógeno en pilas de combustible tampoco presenta emisión de contaminantes locales, lo cual supone otro punto positivo para su introducción en el ámbito urbano.
El mercado del Hidrógeno
No obstante, tal y como destaca el documento ‘Estrategia Vasca del Hidrógeno’ elaborado por el Ente Vasco de la Energía (EVE), “no existe un mercado global de hidrógeno comparable, por ejemplo, al de gas natural licuado, sino que este producto se negocia “en acciones bilaterales entre productores-suministradores y consumidores, y la producción se sitúa generalmente en las inmediaciones de las instalaciones consumidoras”. Al final, la mayor parte de la producción se realiza por reformado de hidrocarburos y la producción por electrólisis es “meramente testimonial”, detallan.
El hidrógeno puede almacenarse a largo plazo y en grandes cantidades y puede transportarse sin usar la red eléctrica
En el entorno europeo, el coste de producción por reformado de gas natural se sitúa en torno a 1,5 euros por kilo de hidrógeno, entre dos y cuatro veces más barato que el de origen renovable, aunque desde el EVE esperan que ambos precios se igualen a partir de 2030.
Usos del hidrógeno
En la actualidad, el 90% de la producción mundial de hidrógeno se utiliza como materia prima en la industria del refino y en la producción de amoniaco y de metanol. También hay experiencias de uso a pequeña escala como vector energético, principalmente en el ámbito de la movilidad.
El 90% de la producción mundial de hidrógeno se utiliza como materia prima en la industria del refino y en la producción de amoniaco y de metanol
El horizonte futuro del hidrógeno, tal y como apunta la ‘Estrategia Vasca del Hidrógeno’, gira en torno al “desarrollo de un mercado europeo y global del hidrógeno, asociado a su función de habilitador de la integración de las tecnologías renovables eléctricas en el sistema energético, su papel como estabilizador del sistema y su capacidad como agente de descarbonización en determinadas aplicaciones industriales, en el transporte y en el sector de los edificios”.
Un desarrollo que traerá consigo oportunidades en toda la cadena de valor del hidrógeno, tanto en la producción como en la integración con plantas de generación renovable, el almacenamiento, el transporte, y la distribución y consumo. Por lo tanto, desde el Gobierno vasco consideran “necesario adoptar un posicionamiento estratégico que sitúe a Euskadi y a su tejido industrial en la mejor disposición para aprovechar las oportunidades energéticas, medioambientales y de desarrollo industrial y tecnológico” que se produzcan.
En este sentido, la Estrategia Vasca del Hidrógeno tiene como objetivo establecer las directrices para impulsar la creación de un ecosistema del hidrógeno basado en la producción de hidrógeno renovable y en unas infraestructuras de almacenamiento, transporte y distribución que soporten el mercado local y sirvan de base para establecer un centro logístico con relevancia en el mercado internacional de exportación. “Esto supondrá una oportunidad de descarbonización para la industria vasca y para otros sectores de difícil abatimiento y, al mismo tiempo, una oportunidad de desarrollo industrial para posicionarse como exportadores de tecnología”, concluye el documento.
Fortaleza del tejido empresarial
Tal y como destacan desde la Comunidad Foral de Navarra, “en el caso de España, y en concreto de Navarra, la importante capacidad existente en el área de energías renovables la sitúa en una posición muy favorable en el futuro mercado de las tecnologías del hidrógeno”. Por ello, consideran que “la utilización del hidrógeno como vector energético puede repercutir muy favorablemente en la región, dado que dispone de un tejido empresarial con alto potencial para aprovechar esta oportunidad. De hecho, en el sector del hidrógeno y sus tecnologías asociadas (energías renovables, pilas de combustible, etc.), surgen nichos de oportunidad que podrán aprovechar tanto las empresas existentes como otras nuevas que podrán crearse”.
Pero en materia de hidrógeno, advierten, no todo es “verde”, ya que existen numerosas barreras que han impedido su desarrollo y que motivan la lentitud en su adopción, tales como “la regulación, la inexistencia de mercados normalizados, los precios para el consumo, la falta de infraestructuras o la inmadurez tecnológica”, enumeran, pero todos ellos son factores en los que se está trabajando.
Así se concibe en la Agenda Navarra del Hidrógeno Verde, con un escenario temporal en esta primera concepción hasta 2030, surge como un instrumento de planificación regional, orientado a la identificación de los retos en los que Navarra debe adoptar un papel activo, así como las actuaciones y medidas que permitan un desarrollo armónico de la economía del Hidrógeno, contribuyendo a la descarbonización del modelo energético vigente y a la mitigación de cambio climático.