En Miranda de Ebro hay un mirador, llamado el Balcón de Castilla, ubicado en la pedanía mirandesa de Ircio, que supone un lugar con una singularidad muy difícil de encontrar. La razón de esta singularidad es la siguiente: desde dicho mirador, sin mover los pies, y con tan solo un giro de cuello, se puede ver territorio de tres comunidades autónomas a la vez: Castilla y León, La Rioja y el País Vasco. Resulta un lugar paradigmático de la personalidad fronteriza del municipio burgalés, un cruce de caminos que está explotando esa condición de una manera inequívoca y explícita en los últimos años, y que se refleja en hechos ciertamente tangibles.

Dicho mirador se eleva en las inmediaciones del polígono industrial que lleva el nombre de la mencionada pedanía: Ircio. Según los datos oficiales, ese polígono tiene un tamaño de dos millones y medio de metros cuadrados, la mitad de los cuales son parcelas de uso industrial, logístico, tecnológico y comercial, donde se pueden implantar distintas tipologías de actividades empresariales. Dos tercios de ese terreno han sido adquiridos por diferentes compañías, varias de ellas de renombre internacional, para montar sus proyectos, tan solo en los últimos cinco años.

Las razones de este impacto encuentran explicación atendiendo a varios factores, que se interrelacionan entre sí generando una propuesta realmente diferenciadora. De entrada, el precio del terreno del polígono industrial de Ircio supone una auténtica oportunidad de inversión, ya que se pueden adquirir parcelas, en suelo finalista, desde 15 euros/m2, lo cual es digno de resaltar.

Pero Miranda de Ebro no es sólo Ircio, y los datos refrendan este hecho, ya que en ese mismo periodo de tiempo, entre el resto de polígonos mirandeses, han entrado nuevas inversiones empresariales ocupando una cantidad de terreno industrial equivalente a la adquirida en el polígono de Ircio, lo que ha hecho que en el conjunto del municipio se hayan ocupado más de un millón y medio de metros cuadrados de suelo industrial repartidos entre sus principales polígonos en apenas media docena de años.

Especialmente relevante resulta el hecho de que en el suelo industrial de Rottneros se haya concebido una plataforma logística multimodal, cuyo proyecto comenzó a fraguarse hace seis años, que actualmente está operando como puerto seco de Barcelona desde hace cuatro años, habiendo alcanzado un tráfico de cinco trenes semanales en tan corto espacio de tiempo, y que comenzará a operar con otros puertos mediterráneos en breve.

También el polígono industrial de Las Californias ha sido receptor de diversas nuevas empresas, con un crecimiento muy específico de su huella logística; y el polígono de Bayas, donde han entrado una relevante cantidad de nuevas inversiones representativas de múltiples sectores.

Ubicación privilegiada

Así, analizando los factores influyentes del auge de inversiones en Miranda de Ebro en los últimos años, se llega a la conclusión de que el mínimo común denominador aplicable al interés generado por el municipio mirandés parte de una fortaleza ineludible e indiscutible: su ubicación.

Una ubicación privilegiada como lugar de paso estratégico, en un nudo de comunicaciones de primera magnitud tanto a nivel estatal como europeo, que dispone de una alta capacidad de acogida del medio representada por factores como una ubicación en una amplia llanura de fácil acceso o una gran riqueza hidrográfica.

En la difusión de esta fortaleza como factor de localización industrial de primer nivel, Miranda de Ebro se ha comenzado a posicionar como una de las ciudades mejor comunicadas del norte de España: con salida y entrada directa a la A-1 y AP-68; paso por la ciudad de la N-1 y conexión de la N-124 y la N-232. Por tanto, es el punto más estratégico a nivel estatal de conexión con la línea Madrid-Irun y su prolongación transeuropea, y de la línea Bilbao-Zaragoza y su prolongación con el eje Mediterráneo.

Y ha comenzado a crecerse mirando alto y lejos, vendiéndose como el eje de la única zona del centro-norte de España con una población de más de 3 millones de personas en su área de influencia (3,3 millones a menos de una hora y media). Lo cual la diferencia notablemente, ya que las otras zonas con ese volumen de población en área de influencia son Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, estando todas ellas en áreas bien diferenciadas del centro-norte peninsular.

Todas estas conclusiones, entre muchas otras, se pueden extraer de su Plan Estratégico Miranda al Futuro, que resulta una declaración de intenciones en toda regla.

En él aparecen conceptos que hablan bien a las claras de su filosofía. Como ejemplo ineludible sirva el caso del entendimiento de los territorios desde la perspectiva de las áreas funcionales, que permiten un crecimiento común apoyándose los unos en los otros, mirando por encima de los límites geográficos administrativos.

Una mirada desde el Balcón de Castilla puede ayudar a comprender mejor esta conceptualización, desde el entendimiento de cómo el crecimiento de un área funcional puede ser altamente positivo para todos los territorios que comparten dicho área, al beneficiarse mutuamente de factores de localización tan básicos como mano de obra, recursos, suministros, o capacidad de acogida del medio, lo que hace crecer la oferta de cada territorio en base a la oferta común del área funcional.

Y se ve claro mirando desde Miranda.