- El confinamiento decretado para frenar la expansión del covid-19 provocó una caída sin precedentes en el Estado del PIB del 18,5% en el segundo trimestre respecto al primero, lo que deja a España en recesión. Los expertos solo encuentran una referencia de un desplome de esta magnitud retrotrayéndose a la Guerra Civil. La confianza es que esa situación dure poco tiempo, porque se entiende que la economía ya está dando muestras de recuperación. En Europa la perspectiva no era buena tampoco: el PIB de la eurozona se desplomó un 12,1% y el del conjunto de la Unión Europea (UE) un 11,9% en el segundo trimestre, en ambos casos su mayor caída desde que comenzaron los registros en 1995, según informó ayer la oficina de estadística comunitaria Eurostat. Caídas sin parangón de las economías que ya avanzaba el dato de Euskadi conocido la semana pasada, con un hundimiento del PIB del del 20,1%.

De acuerdo con el dato avanzado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la contracción del segundo trimestre es la mayor desde que comenzó la serie en 1970 y 13,3 puntos superior a la segunda mayor caída trimestral de la serie, que fue del 5,2% registrado en el primer trimestre. El dato relativo al trimestre de abril a junio es el que recoge prácticamente todo el periodo del confinamiento y del parón de actividad como consecuencia de la pandemia. La secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, destacaba ayer que la caída está en línea con lo previsto y es reflejo de un momento en el que hubo que restringir al máximo la actividad para contener la epidemia, pero insistió en que desde el mes de mayo ya se ha iniciado una recuperación gradual, que se verá reflejada en un repunte del PIB en el tercer trimestre. De la Cueva aseguró en declaraciones remitidas a los medios que los datos mensuales y diarios de los que dispone el Gobierno español, como las afiliaciones o el consumo, "van mostrando cómo se va reactivando la economía".

No obstante, aunque la recesión empiece y termine en el segundo trimestre, para el conjunto del año el balance será negativo, con una previsión por parte del Gobierno de que el PIB caiga el 9,2%, mientras que la Cámara de Comercio de España elevó ayer su estimación de contracción al 12,6%.

La evolución del PIB entre abril y junio es consecuencia de una contribución negativa de la demanda nacional (consumo e inversión) de 16,6 puntos y de la demanda externa (exportaciones e importaciones) de 1,9 puntos. El empleo medido en horas trabajadas cayó un 21,4%, un descenso superior a la destrucción de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, que disminuyeron un 17,7%. En un contexto de paralización de la actividad por la restricción de la movilidad, el consumo de los hogares se desplomó un 21,2%; la inversión, un 21,9%; la inversión en vivienda y construcción, un 25%; y la inversión en bienes de equipo, un 25,8%, todas caídas sin precedentes en la serie histórica.

El gasto en consumo de la administraciones públicas creció un 0,4%, 1,4 puntos menos que el trimestre anterior. Las importaciones cayeron un 28,8%, en línea con la depresión del consumo de los hogares, mientras que las exportaciones se hundieron un 33,5%.

El único sector económico que se mantuvo en positivo en el segundo trimestre fue la agricultura, que creció el 4,4% trimestral, mientras que la industria se hundió un 18,5%; los servicios, un 19,1%; y la construcción, un 24,1%. Dentro de los servicios, el comercio, transporte y hostelería registró la mayor contracción, del 40,4%.

En comparación interanual, el desplome del PIB fue del 22,1%, cinco veces superior a la segunda mayor caída de la serie, que fue del 4,4 % en segundo trimestre de 2009. También en comparación anual, las horas trabajadas cayeron un 24,8% y se perdieron 3,39 millones de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo.

El coronavirus ha provocado un hundimiento sin precedentes de la economía de todos los grandes países del euro, aunque la caída más acusada es la de España, por encima de Francia (13,8%), Italia (12,4%) y Alemania (10,1%). La contracción económica entre abril y junio ha sido más de tres veces superior a la registrada en el primer trimestre del año, que fue del 3,6% en el área de la moneda única y del 3,2% en los Veintisiete, tal y como venían anticipando instituciones y analistas económicos. Aunque las medidas para contener la pandemia empezaron a aplicarse a mediados de marzo, fue en abril cuando se decretaron los confinamientos y restricciones más estrictas en Europa, que provocaron un enorme descenso de la actividad económica, y las medidas solo han empezado a relajarse parcialmente a mediados de mayo, lo que se refleja en los datos publicados ayer.

Si se compara con el segundo trimestre de 2019, la caída se amplía al 15% en la eurozona y al 14,4% en la UE, según la primera estimación preliminar publicada por Eurostat.

El segundo descenso trimestral más acusado en la UE se registró en Portugal, del 14,1%, seguida de Francia, cuya economía sufrió una caída histórica del 13,8%, la mayor desde 1949. Italia, otro de los países más afectados por la pandemia y primero donde se comenzaron a aplicar confinamientos, ha visto contraerse su PIB un 12,4%, cifra récord desde 1995, mientras que en Bélgica el retroceso trimestral fue del 12,2% y en Austria del 10,7%. En Alemania, principal economía de la UE, el PIB se ha hundido un 10,1%, un desplome sin precedentes desde la posguerra, que es superior al 9% anticipado por los analistas y dos veces mayor que los peores registros de la crisis financiera.

El descenso del consumo privado, la inversión y las exportaciones e importaciones son el denominador común en la raíz del hundimiento económico en Europa, encabezado por España. "El descenso ha sido relativamente similar entre países, con Alemania, Francia e Italia mostrando descensos de entre un 10 y un 14 %. Pero España es un caso aparte preocupante", señala el analista de ING Bert Colijn. La diferencia en el ritmo de la recuperación en España con respecto a Italia o Francia es mayor de lo esperado y "con algunas medidas de reapertura que han sido revertidas en algunos lugares en el tercer trimestre, España parece dirigirse a una caída prolongada", añade.

Además, los expertos vienen advirtiendo de que en los próximos meses se notará más el impacto sobre el empleo y podrían aumentar las quiebras empresariales conforme los Estados empiecen a retirar el apoyo público aportado en lo peor de la pandemia, al tiempo que podrían surgir dificultades en el sector bancario. "Estos factores podrían prolongarse por un tiempo, haciendo imposible una recuperación rápida hacia de los niveles de PIB previos al coronavirus", dice Colijn.

A la vista de este paisaje de datos, la CEOE advirtió ayer de que si no se intensifican las medidas de apoyo a las empresas y al tejido productivo no es posible normalizar la actividad económica y señaló como fundamental reducir la incertidumbre y favorecer la confianza y el clima empresarial.

La patronal resaltó en concreto que en el Estado las horas de trabajo han caído el 21,4 % en el segundo trimestre respecto al primero, mientras los costes laborales unitarios y la remuneración por asalariado mostraron un crecimiento "significativo", del 8,7% y 3,9%, respectivamente, y advirtió de que de seguir así en próximos trimestres, puede suponer un riesgo para la recuperación del empleo y de la actividad.

Al mismo tiempo, la CEOE mostró su preocupación por la caída de la facturación de las empresas, que "refleja una situación dramática" y afirma que " si no se recuperan las empresas, no es posible que se consiga normalizar la actividad económica"."Es necesario mantener e intensificar las medidas de apoyo al tejido productivo para no poner en riesgo su supervivencia", ha recalcado, tras incidir en que el descenso de la actividad en España ha sido muy superior al registrado en otros países como Alemania, Francia o Italia.