Impactado aún el ciclismo con el trauma provocado por una maldita curva en el descenso de Olaeta, cuando la Itzulia se asemejó a un campo de batalla, tantos caídos, muchos ilustres, Vingegaard, Evenepoel, Roglic… tocada la memoria también por la caída que eliminó a Van Aert en A Través de Flandes, la Lieja-Bastoña-Lieja eleva esete domingo aún más la cotización de Tadej Pogacar, intacto en el comienzo del curso. De una pieza. Esa es la primera victoria.

El esloveno, campeón de 2021, regresa a la competición tras esquilmar la Volta a Catalunya, conquistar la Strade Bianche y cerrar el podio en la Milán-San Remo. El Monumento belga será la última carrera que dispute Pogacar antes de subirse al Giro de Italia, donde debutará con la idea de sumarlo a su vitrina enorme de logros.

Más tarde, el esloveno elevará la apuesta en el Tour, una carrera a la que no sabe si llegara en condiciones Vingegaard, su némesis. 

En un ecosistema en el que son más las noticias de los caídos, instalado el ciclismo en la página de sucesos, La Decana, 110 ediciones, brota con Pogacar como estandarte y Van der Poel, sexto en 2020, –el hombre que ha sacudido los adoquines y que ha erigido monumentales victorias en el Tour de Flandes y en la París-Roubaix– como aliciente y contrapoder del esloveno.

254 kilómetros, once cotas

Aunque se diluyó en la Amstel, se espera la esgrima entre ambos. Remco Evenepoel, vencedor en Lieja en la dos últimas ocasiones no está. Las fracturas de clavícula y escápula que se produjo en la Itzulia se lo impiden. Roglic, también vapuleado en la siniestra curva de Olaeta, campeón de la clásica belga en 2020, se recupera de los golpes y abrasiones que le dejó la carrera vasca como recordatorio en su piel. La Lieja-Bastoña-Lieja, sus 254 kilómetros, sus 4.2000 metros de desnivel acumulado y las once cotas, hacen un ejercicio de equilibrismo sobre el cable de la supervivencia. 

Además de Pogacar y Van der Poel sobresalen Pidcock, Benoot, Skjelmose, Vlasov, Gaudu, Simon Yates, Formolo, Carapaz o Gall. Oier Lazkano, Alex Aranburu, los hermanos Izagirre, Pello Bilbao, Omar Fraile, Mikel Retegi e Ibon Ruiz serán la representación vasca en la clásica.

Las ausencias tienen más jerarquía que las presencias, certifica de algún modo el recuerdo David Etxebarria, dos podios en La Decana, cuando pone nombres a los últimos ganadores, el belga Evenepoel o el esloveno Roglic. Solo Pogacar, que se fracturó el escafoides en la pasada edición, permanece vigente. El exciclista vizcaino, que fue segundo en el 2000 y tercero un año después, conoce los entresijos del Monumento que cierra el tríptico de las Ardenas.

Van der Poel, durante la disputa del Tour de Flandes Europa Press

Un Monumento en tres actos

“Desde mi época, la Lieja ha cambiado, ahora el final es mucho menos selectivo, si miramos a la llegada propiamente dicha”. Etxebarria establece que la prueba belga, con La Redoute y a Roche-aux-Faucons como claves de bóveda, se disecciona en tres actos.

“Los primeros 150 kilómetros, en los que suele haber una fuga, son muy tostón para los favoritos. Todos esos kilómetros se hacen en un recorrido que va picando hacia arriba. Durante ese tiempo, la tendencia es que el pelotón vaya compacto y muy despacio. Luego entras a un pueblo, Vielsalm y comienzan las cotas", destaca el exciclista.

"A partir del kilómetro 180 la clásica toma otro pulso y empiezan a sumarse cotas. Eso limpia el pelotón. En ese tramo se pierde buena parte del pelotón. Unos 80 corredores suelen perder contacto ahí. Entonces cambia la carrera. Después se alcanza la zona de La Redoute y empiezan a aparecer los favorito y se hace más criba todavía. La clásica entre entonces en otra dimensión, en la parte decisiva”, expone Etxebarria. 

Puntos clave

Sobre ese esa cartografía se fija otro ecosistema, donde sobresale, primero, La Redoute (1,6 kilómetros al 8,8% de pendiente media) y Roche-aux-Faucons (1,3 kilómetros al 10%), más tarde, cuando llega la fragancia de las flores de meta. En las dos últimas ediciones, Evenepoel se impulsó desde La Redoute, a poco más de 30 kilómetros de Lieja para alzar los brazos.

“Más que la subida en sí a La Redoute, lo que hace daño es el falso lleno que viene a continuación. Ese es el momento en el que hay que estar muy atento. Ese punto y Roche-aux-Faucons es donde más daño se puede hacer. Son los puntos clave”, sugiere Etxebarria. 

El exciclista y actual director del equipo Grupo Eulen-Nuuk sostiene que “siendo Pogacar el máximo favorito y el dorsal a seguir”, el UAE como equipo tiene las piezas necesarias para manejar la clásica como una partida de ajedrez. “En la Amstel se vio que los UAE pueden estar muy bien. A Hirschi se le ve con un punto que no tenía desde que ganó aquellas etapas en el Tour".

"Ineos creo que es un equipo que estará delante y Pidcock está muy bien. Habrá que ver cómo rinde Van der Poel. Sabiendo que todos querrán estar con Pogacar, creo que Hirschi puede ser un hombre que se mueva y estaría atento a él”, cierra David Etxebarria sobre una Lieja-Bastoña-Lieja que añora a los caídos y cita a batirse en duelo a Pogacar y Van der Poel. 

DEMI VOLLERING DEFIENDE EL TÍTULO EN FÉMINAS

La octava edición de la versión femenina de La Decana se disputará con salida y meta en Lieja, con un recorrido de 153 kilómetros, donde están llamadas a brillar como favoritas la campeona del Mundo Lotte Kopecky y su compañera, Demi Vollering, ganadora en 2023, ante un grupo de candidatas que aspiran a lo máximo.

Elisa Longo Borghini, ganadora del Tour de Flandes, Katerzyma Niewiadoma, vencedora de la Flecha Valona, Silvia Persico y Marianne Vos, que se hizo con la Amstel están entre las favoritas. El Laboral Kutxa contará con Ane Santesteban, décima el pasado miércoles sobre el Muro de Huy, Idoia Eraso y Usoa Ostolaza representando a la escuadra vasca.