- Apenas tarda unos segundos en decir un par de nombres cuando se le cuestiona sobre sus ídolos. David Ruiz (Sestao, 2001) no necesita reflexionar: “Ibai Pérez, que es del pueblo, e Imanol, que me ha entrenado desde pequeño”. El palista vizcaíno recita de carrerilla a dos pelotaris con los que comparte características: zagueros y zurdos. Ibai, de hecho, será la piedra de toque que se encuentre mañana en el frontón Bizkaia de Bilbao (15.00 horas) en las semifinales del Open de Bizkaia de pala profesional, que une palistas de Innpala a compañeros que provienen del campo aficionado. David mezcla con Pablo Fusto, campeón del Individual, la referencia de la combinación, y se cruzan en un choque complicado ante los más destacados de la primera fase: Ibarguren-Pérez. “Ibai es como tener un frontis en la espalda. Todo lo que echas te acaba volviendo. Es impresionante. Quiero aprender de él”, ratifica el vizcaíno, quien augura que “son unos contrincantes muy duros. Tengo claro que me va a tocar trabajar mucho”. “No tienen casi puntos flacos, pero lo primordial para nuestros intereses será cansar a Ibai y que Ibarguren tenga que entrar en el partido. Si Beñat participa mucho, Pablo seguramente dispondrá de pelota para darle fuerte”, disecciona el joven de Sestao, quien aclara que “defendiendo no se ganan los partidos. Tenemos que llevar la iniciativa. No tenemos nada que perder”.

Así las cosas, el sestaoarra es el último superviviente del trío de aficionados que desembarcó en el torneo. El azpeitiarra Oier Alkorta y el armintzarra Jagoba Madariaga no superaron la liguilla de cuartos de final que terminó el pasado fin de semana. De hecho, el pase a la antesala de la final se produjo por la victoria en la última jornada ante Madariaga-Urrutia. El 3-1 (10-9, 10-7, 4-10 y 10-6) condenó a los vizcaínos e impulsó al heptacampeón Fusto y Ruiz. Esprint final. “Por cómo empecé, no veía nada fácil alcanzar las semifinales. Diría que ha sido una sorpresa haber pasado de ronda. Estoy contento”, describe.

Es la segunda aventura del de Ezkerraldea en el Open. En 2021 actuó como suplente de Xabier Ibargarai. “Me ha dado la sensación de que me ha costado más que el año pasado. No sé por qué. Quizás es que llegué con más entrenamientos”, describe Ruiz. Lo cierto es que el sestaoarra se rompió un dedo de la mano en diciembre y apenas tuvo tiempo para prepararse. Estuvo dos meses sin vestirse de blanco. Después: un huracán de acontecimientos. Disputó un encuentro, hizo un ensayo con Josu Urkijo, director técnico de Innpala, y fue directo al Open. “Entré con un poco de miedo por el dedo. Al final, jugar a pala es diferente a la pala corta o la paleta. No tiene nada que ver. La pala pesa casi un kilogramo y hay que darle. Desde fuera puede parecer fácil, pero no lo es”, explica David. Al final, tal y como recita, necesitaba “rodaje”. “Cuanto más he ido entrenando, cuantos más partidos he jugado, me he ido sintiendo más cómodo en el frontón”, sostiene el zaguero de Ezkerraldea.

Indudablemente, Fusto lleva el peso de la pareja. Es la figura. “Jugar con Pablo no es sencillo. Es el mejor. Siempre intento dar todo. Ha habido momentos en los que he sido un poco irregular. No es fácil para mí, porque cada uno tenemos nuestro patrón de juego. Era algo nuevo. No habíamos jugado nunca juntos. Cuesta adaptarse”, especifica el pelotari de Sestao.

“Empecé con la pelota a mano. Tendría cuatro o cinco añitos. A los seis cogí por primera vez la pala y no me ha ido nada mal compaginando ambas disciplinas”, recuerda Ruiz. Una lesión de hombro frenó su carrera manista hace un par de cursos. “Es muy duro tener que renunciar por un problema físico. Mi última temporada en mano me estaba encontrando bastante bien. Diría que ha sido mi mejor campaña. En cualquier caso, quiero volver a probarme el próximo año. Nunca es tarde”, relata el vizcaíno, quien agrega que “mientras pueda, trataré de seguir. Tengo claro que costará mucho hacer las manos, pero no habrá problema”.