asillo de honor al campeón sí o no. El debate está servido y el morbo, también. El asunto, más allá del verde, ha pasado de nuevo de la calle a los despachos después de que el Atlético haya anunciado que no realizará tal homenaje el domingo en el Wanda Metropolitano al Real Madrid por el título de liga conquistado por los blancos la pasada semana. Entienden desde el club colchonero que el acto ha dejado de ser un reconocimiento en sí para convertirse en esta ocasión en un intento de humillación hacia ellos.
Nada que ver, sea como fuere, con la postura que adoptó en abril del año pasado el Athletic en su visita liguera a la Real Sociedad después de que los donostiarras se impusieran en la final de Copa disputada entre ambos equipos cuatro días antes en La Cartuja. "El Athletic es un club señor, sus profesionales también lo somos y así lo hemos demostrado y lo seguiremos demostrando. Haremos pasillo, como corresponde al ganador, porque se debe actuar con los demás como quieres que actúen contigo y eso es lo que vamos a hacer", advirtió en la previa de aquel derbi Marcelino García Toral.
La deportividad, como tantas otras veces, aunque no siempre dado que el propio Real Madrid se negó a homenajear al Barcelona por su conquista liguera en 2018 después de que los blaugranas hicieran lo mismo meses antes una vez los madridistas ganaron el Mundialito de clubes, brilló en el Reale Arena por encima de la rivalidad. Respetaron así los rojiblancos una norma no escrita en el mundo del fútbol que originó precisamente a nivel estatal el Athletic hace ya medio siglo. Fueron los leones, no en vano, los primeros que llevaron a cabo tal homenaje hacia el rival un recordado 17 de mayo de 1970 en el estadio Manzanares.
El Atlético acababa de ganar la liga y recibía a los bilbaínos, subcampeones en el torneo de la regularidad tras pelear de tú a tú con los madrileños hasta el final, en la ida de los octavos de la Copa del Generalísimo. El Athletic, que formó pasillo aplaudiendo a los jugadores colchoneros, fue alabado por un gesto de soberana deportividad que se produjo con Ronnie Allen como entrenador, el inolvidable manager inglés que ejercía entonces como técnico de los bilbaínos y que tuvo un mayúsculo impacto en el día a día del club rojiblanco. Si bien muchas de las medidas que adoptó Allen chocaron a los clásicos, aquella de su equipo fue sumamente aplaudida dentro y fuera de Bilbao hasta el punto de convertirse hasta la fecha en una costumbre en el fútbol español que también se mantiene en Inglaterra.
Incluso en el fútbol base, alejados de los focos, chavales y chavalas acostumbran a homenajear a sus rivales siguiendo el ejemplo del Athletic en 1970 en un partido que quedó para la historia y que pudieron vivir en primera persona Javier Clemente y Javier Irureta. El baracaldés lo hizo en las filas bilbaínas como titular, mientras que el irundarra formaba parte de la plantilla de un Atlético que tuvo el honor de ser el primer equipo estatal homenajeado por su rival sobre el propio césped. Ninguno de los dos recuerda con exactitud el momento 52 años después, pero reconocen a DNA la singularidad del acto.
Recuerda Clemente que "la relación con el Atlético era muy buena y no me acuerdo cómo se originó aquello exactamente, pero Iribar y Etxeberria eran dos de los capitanes del equipo, lo hablarían entre ellos, votaríamos y salió así". El exjugador y extécnico rojiblanco asegura asimismo que "el entrenador puede decir que se haga pasillo o no, pero la decisión final la toman los jugadores. Esa ha sido mi experiencia siempre, porque yo he hecho pasillos, pero una vez como entrenador del Espanyol los jugadores dijeron que no se hacía contra el Barcelona y no lo hicimos".
Irureta, por su parte, solo tiene buenas palabras para referirse al reconocimiento que brindó el Athletic al Atlético en mayo de 1970. El choque finalizó con empate a un gol al marcar Salcedo para los colchoneros y Arieta II para los leones, que avanzaron ronda tras ganar en la vuelta 2-1 en San Mamés. El Real Madrid, en semifinales, evitó que los de Allen alcanzaran la gran final de un torneo del K.O. que quedó para la posteridad por el gesto que tuvieron los rojiblancos en el Manzanares. "Viví aquel reconocimiento como jugador del Atlético y fue algo muy bonito para nosotros en una época en la que es cierto que nos llevábamos muy bien con el Athletic", constata Irureta, quien cumplía su tercera temporada en el club madrileño y que recuerda respecto al histórico pasillo de honor del Athletic que "se habló bastante de ello y para bien, evidentemente, al ser la primera vez que se hacía. Después quizás hubo algunos equipos que no lo hicieron, pero la tradición en general se ha mantenido hasta el día de hoy".
"Bajo mi punto de vista es bueno hacerlo y está bien, porque se reconoce el mérito al que ha ganado un título. El fútbol es un deporte en el que al acabar hay que dar la mano al rival", destaca el irundarra, parte de un acto que surgió entonces alejado de todo tipo de polémicas y que es historia del fútbol estatal.
"Iribar y Etxeberria eran dos de los capitanes, lo hablarían entre ellos, votaríamos y salió así"
Jugador del Athletic entre 1968 y 1974
"Aquel reconocimiento lo viví como jugador del Atlético y fue algo muy bonito para nosotros"
Jugador del Atlético entre 1967 y 1975