FUNDACIÓN VITAL ZUZENAK Viso (25), Shokohi (6), Leep (35), Pérez, García (14) -quinteto inicial-; Egiluz y Ramos.

AMFIV Vilas (12), Chirinos, De Horta (8), Romo (10), Alejos (31) -quinteto inicial-; Ali Mohamed, Seidel (6) y Chamorro.

Parciales 38-34 al descanso y 80-67 al final.

Árbitros Uruñuela, López y Yepes.

Pabellón Polideportivo de Ariznabarra.

- Tras muchos meses de sufrimiento, llegó una victoria balsámica. En el fondo y, sobre todo, en la forma. Con un juego extraordinario tanto en ataque como en defensa, el Fundación Vital Zuzenak brindó su primer triunfo a su público, siempre fiel en el polideportivo Ariznabarra.

Con solo siete jugadores, el técnico Ieltxu Aginako tuvo que hacer encaje de bolillos con la dosificación de esfuerzos y, especialmente, con las puntuaciones en pista que en ningún caso pueden superar los 14,5 puntos.

En consecuencia, el quinteto titular tuvo más protagonismo de lo habitual e, incluso, dos jugadores se mantuvieron sobre la pista durante los 40 minutos del partido. Además, con un auténtico recital de anotación, porque José Leep se marchó con 35 puntos, seis triples, 38 de valoración y una impecable dirección; y Rubén Viso, por su parte, sumó 25 puntos con un 75 % de acierto.

Ahora bien, pese a que, junto Adrián García con 14, la anotación fue muy destacada, el trabajo del resto de sus compañeros también fue esencial para lograr el triunfo. Los 11 rebotes del iraní Shokohi permitieron transiciones rápidas y, asimismo, el capitán Martín Pérez, Agurtzane Egiluz y David Ramos cumplieron a la perfección su rol.

Cuando todo parecía que desembocaría en lo de siempre con el 4-11 en el marcador (minuto 5), un parcial 9-0 puso a los vitorianos por delante para no despegarse ya de esa posiciónde privilegio. Llegó el festival triplista de Leep, los tiros a media distancia de Viso y Adrián, para cerrar el primer período con un esperanzador 22-17. Mientras tanto, los gallegos buscaron siempre a su mejor hombre, Alejos, que hizo mucho daño en los aledaños de la pintura para firmar 31 puntos, 10 rebotes y 40 de valoración que equilibraron todo antes del descanso.

El tercer cuarto fue una confirmación de que el colista podía dar la sorpresa de la jornada. Rumiada y quizás encubierta la mejoría en el juego de los pupilos de Ieltxu Aginako con derrotas dolorosas como la sufrida en Valladolid, los pequeños ajustes en la retaguardia y una mayor fluidez en cada ataque dieron confianza a un grupo unido y en plenitud que amansó una renta de 15 puntos antes del último acto.

Quedaba lo más complicado, rematar el mejor partido de la campaña, y dosificar las fuerzas. Pero no hubo signos de cansancio. Todo lo contrario, ver la victoria tan cerca, dio alas a un mermado equipo que se gustó en muchos minutos hasta lograr el definitivo 80-67.