Anne Fernández de Corres se quedó hace dos semanas a las puertas de poder participar en el Mundial femenino de rugby que se celebrará en Nueva Zelanda desde el 8 de octubre hasta el 22 de noviembre de 2022. La Leona vitoriana guarda un recuerdo “agridulce” del clasificatorio de Parma, en el que a España se le escapó el ansiado billete para este glamuroso evento en tierras oceánicas.

“Llevábamos cuatro-cinco años preparando la clasificación y quedarnos a las puertas fue un palo muy grande porque no entraba entre nuestros planes”, reconoce Anne. “El momento fue muy triste y muy duro”, añade. Sin embargo, al igual que en la mayoría de disciplinas, el rugby ofrece la posibilidad de resarcirse y la alavesa lo tiene claro: “Lo bueno es que con el Seven el próximo año al que intentaremos clasificarnos”, advierte.

Anne, que debutó con la selección absoluta en el 2015, se ha convertido en una de las jugadoras llamadas a liderar el futuro del combinado nacional. “Es un orgullo tremendo formar parte de las Leonas. Estar aquí es el premio al trabajo de tantos años”, explica. Además, para la vitoriana el hecho de jugar con las mejores de España es “un privilegio” y respecto a su rol en el grupo ella lo tiene claro. “Las más jóvenes hemos tenido que adquirir la responsabilidad de las veteranas, a medida que pasan los años hay que tirar más del equipo”, subraya.

Y es que a sus 23 años Fernández de Corres ya ha sido tres veces campeona de Europa, algo que era “inimaginable” para la canterana del Gaztedi. “Ha sido un crecimiento exponencial desde que debuté con la sub’ 18. Al principio lógicamente ni te lo planteas pero luego, a medida que vas creciendo y vas entrando más en el equipo, ves que es posible y estoy muy contenta del progreso”, confiesa la gasteiztarra.

CAMBIO DE AIRES El traslado a Madrid para estudiar Educación Física significó también su fichaje por el Cisneros, un club que dejó huella en su madurez personal. “Es un cambio muy complicado, al principio se hizo duro pero la gente que conocí lo amenizó todo. Vitoria es una ciudad muy cómoda que me encanta para vivir y a la que le tengo un cariño inmenso”, matiza.

Sin embargo, una grave lesión en el ligamento cruzado de su rodilla la mantuvo alejada de los terrenos de juego durante un largo tiempo en su paso por el Cisneros. “Al principio yo sólo vi la parte negativa de la lesión y fue una época muy complicada al estar lejos de mi ciudad, de mi familia y de mis amigas”, reconoce. “Pero eso mismo es lo que me hizo más fuerte y me llevó a trabajar más duro. Hoy en día me considero una persona trabajadora por esos pequeños baches que he superado por el camino”, remarca la armera.

La medio melé alavesa afronta su segundo curso consecutivo en las filas del Eibar Rugby Taldea, el conjunto revelación de la pasada campaña en la División de Honor. “Tenemos unos objetivos muy ambiciosos que no pueden ser menos que los logrados en la anterior temporada”, subraya. “El principal desafío que nos marcamos es quedar entre las cuatro primeras. Después, a medida que avance la temporada veremos si podemos aspirar a objetivos más ambiciosos, aunque estoy segura de que sí”, asegura con optimismo el presente -y futuro- de Las Leonas.

Por último, la vitoriana anima a los más jóvenes a practicar este noble deporte: “Hay que borrar la perspectiva que se tiene de que el rugby es agresivo y peligroso porque es erróneo. Es divertido, muy noble y donde hay cabida para todo tipo de niños y niñas que hacen muchas amistades, que es lo más importante”.

“No ir al Mundial fue un momento muy duro y triste, no entraba en nuestros planes”

“Las jóvenes hemos tenido que adquirir la responsabilidad de las veteranas”

Jugadora vitoriana del Eibar Rugby Taldea