- Sonrisa ante los periodistas, tono distendido y ganas de hacerse el gracioso, algo que no parece consustancial con la figura de Ronald Koeman, aún entrenador del Barcelona. En fin, el técnico neerlandés no ocultó lo que se sabe desde hace tiempo que es un secreto a voces. Que está sentenciado. La rotunda derrota en Lisboa ante el Benfica (3-0) ha sido el argumento inapelable que necesitaba Joan Laporta para armarse de todas las razones, hasta el punto de que ni un buen resultado hoy frente al Atlético de Madrid puede servir para mantenerle en el cargo.
Koeman estaba sentenciado desde que Joan Laporta accedió a la presidencia del Barça el pasado 8 de marzo, pero entonces el equipo mantenía un buen tono competitivo. Luego se supo hasta qué punto el Barça está en bancarrota, con lo cual tampoco parecía procedente pagar los 13 millones que cuesta el despido del héroe de Wembley, fichado por Josep Maria Bartomeu y con contrato en vigor hasta junio de 2022. Hubo otros motivos: los sustitutos ideales, Julian Nagelsmann sobre todo, y con una cláusula de rescisión en el Leipzig, que sí pagó el Bayern, no estaban disponibles.
Aunque la marcha de Leo Messi ha quebrantado profundamente la idiosincrasia del equipo y no cabe otra que tirar hacia adelante “con lo que hay”, frase repetida por el capitán Gerard Piqué y, cómo no, por el entrenador, otra cosa es el estilo. La intocable herencia de Joan Cruyff se convirtió en el siguiente motivo de fricción entre presidente y entrenador, amén de las sugerencias para que pusiera a ese o aquél. El desencuentro era tan evidente que tan solo la falta de una alternativa convincente ha parado el despido del técnico. Ya hasta la indemnización carece de importancia. Pero el ridículo espantoso de Lisboa, que deja al Barça con dos derrotas en la Champions, seis goles en contra, ninguno a favor y la aterradora amenaza de quedarse fuera de la competición en la fase de grupos, con el consiguiente quebranto económico, ha terminado con las excusas. Laporta ahora sí que cuenta además con el apoyo del hincha culé, para quien la sensación de poquedad que exhibió el Barça en el estadio de La Luz es culpa directa del entrenador. En consecuencia, ahora sí que el equipo necesita un revulsivo, aunque sea de forma provisional.
¿Robert Martínez? Ayer mismo le preguntaron por eso al técnico catalán, cuando dio la lista de Bélgica para la Liga de Naciones. Negó todo tipo de contactos, recalcó que quiere cumplir su contrato, hasta después del Mundial de Catar, pero también dejó caer que “pueden surgir muchas circunstancias en el camino”.
Mientras, Koeman empezó la rueda de prensa sonriendo. Lo tenía preparado, hasta el punto de que recordó una frase que en su día dijo Louis Van Gaal cuando entrenaba al Barça, que empezaba con un “amigos de la prensa”. Un periodista le puntualizó que la misma terminaba con un “yo me voy”, Koeman respondió la chanza en tono distendido con un “yo me quedo todavía”. Para añadir: “Me he enterado que esta mañana el presidente estuvo aquí (en la Ciutat Esportiva Joan Gamper), pero no lo he visto. Una vez más, a mí no me han dicho nada. Pero tengo orejas y tengo ojos y ya sé que se filtran muchas cosas y algo debe ser verdad”, añadió sobre el enorme ruido generado en torno al banquillo del Barça.
Koeman no quiso responder sobre si su relación con Laporta es inexistente y preguntado por cómo se encuentra ante esta situación en la que prácticamente se da por hecha su destitución respondió: “sinceramente podría estar mejor”.
A todo esto se puede añadir una pizca de morbo. La hipótesis plausible de una victoria del Atlético con goles de Luis Suárez y Griezmann.
“Una vez más, a mi no me han dicho nada. Pero tengo orejas y tengo ojos... algo debe ser verdad”
Entrenador del Barcelona