CELTA Rubén Blanco; Carreira, Araujo (Aidoo, min. 46), Murillo, Fontán; Beltrán (Santi Mina, min. 56), Tapia; Baeza (Brais Méndez, min. 46), Denis Suárez, Nolito (Emre Mor, min. 66); Aspas.
REAL SOCIEDAD Remiro: Gorosabel (Arambarri, min. 64), Le Normand, Sagnan, Aihen; Zubimendi, Guridi (Guevara, min. 65), David Silva (Roberto López, min. 79); Barrenetxea (Merquelanz, min. 71), Oyarzabal (Portu, min. 46) y William Jose.
Goles 0-1, min. 24: Silva. 0-2, min. 34: Oyarzabal. 0-3, min. 54: William José. 1-3, min. 77: Iago Aspas. 1-4, min. 81: William José.
Árbitro Cordera Vega (colegio cántabro). Expulsó a Fontán por doble tarjeta amarilla (min. 47 y min. 93) por parte del Celta; amonestó con amarilla a Guridi (min. 37), David Silva (min. 55), Zubimendi (min. 58), Aihen Muñiz (min. 63) por parte de la Real Sociedad.
Estadio Balaídos.
- La Real Sociedad exhibió la autoridad de su atractivo fútbol en Balaídos con una goleada ante el Celta, en un espectacular partido del conjunto de Imanol Alguacil con el que suma su cuarta victoria consecutiva para seguir liderando LaLiga Santander, al tiempo que agrava la crisis del equipo vigués, con cuatro derrotas en las cinco últimas jornadas.
La Real Sociedad, que hizo cinco cambios con respecto al equipo que se enfrentó el jueves al Nápoles, se apoderó de la pelota y marcó el ritmo del partido durante la primera parte. No creó mucho peligro pero su control fue absoluto. Con el Celta bien posicionado, el conjunto de Imanol Alguacil tuvo paciencia. Su juego armónico, vertical, fue encerrando al equipo celeste.
La Real Sociedad exhibió más vigor, una vistosa autoridad sobre Balaídos que ejemplificó con el segundo gol, donde Oyarzabal fue más contundente que Araujo en el área, letal ante Rubén Blanco, más atento que Beltrán para tocar una pelota rechazada por el poste. Ese segundo gol anuló definitivamente al Celta, que solo tuvo un tiro lateral de Aspas antes del descanso.
Recuperó en su campo un despeje del portero Rubén Blanco y una veloz triangulación Guevara-Portu-Willian José selló la goleada vasca, una acción que ridiculizó al equipo gallego, un gol que simbolizó la enorme autoridad con la que el conjunto de Imanol Alguacil se paseó por Balaídos.